Demetris Christodoulides
1999 fue un sorprendente y muy productivo año para James Newton Howard. Comenzaba con buen pie su relación con M. Night Shyamalan con el score de “El Sexto Sentido”, al cual le siguió otro gran éxito para él, como fue “Dinosaurio”. Además, escribió la música para "Mumford", "Novia a la Fuga" y unos cuantos trabajos más, incluyendo ”Mientras Nieva Sobre los Cedros”. Octava película del director Scott Hicks (también responsable de las excelentes “Shine” y “Corazones en la Atlántida”).
Ethan Hawke, James Cromwell y Max von Sydow protagonizan este film que nos presenta la historia de Kazuo, un pescador japonés de las afueras de Washington que es detenido como sospechoso de la muerte de Carl, otro pescador del mismo área, con el que siempre ha tenido una gran rivalidad. Los sentimientos antijaponeses de la posguerra están todavía activos entre la comunidad local, que olvidándose de la presunción de inocencia convierte a Kazuo en el único y posible responsable. Es ahí donde entre en juego la figura de Ismael, el periodista del pueblo, quien tiene toda la información que exoneraría a Kazuo. Sin embargo, su deber profesional entra en conflicto con el desesperado amor que siente por Hatsuo, la mujer de Kazuo.
El score de James Newton Howard tiene unos cimientos principalmente orquestales, con las cuerdas y los metales, aunque estos con menor presencia. Notable es el uso de los instrumentos étnicos japoneses, como el shakuhachi, junto a otro tipo de flautas étnicas, y los solos de violín, en un tono muy similar a su score para “El Sexto Sentido” o la reciente “El Bosque”.
La música de "Mientras Nieva sobre los Cedros" es muy atmosférica, oscura y de variadas texturas. James Newton Howard da rienda suelta a sus sentimientos y acompaña la película con un maravilloso tema principal sustentado en entretejidas cuerdas y una gran masa coral, que lo cierto es que produce un resultado majestuoso de gran poder emocional.
Después de una larga pieza introductoria ("Lost in the Fog", que básicamente usa oscuros sonidos electrónicos y variaciones para atraer al instante, incluso sin conocer el nombre del tema en su escucha inicial, imágenes de paisajes cubiertos de niebla a la mente del espectador), el tema central aparece por primera vez, primero brevemente en "Carl Fishing Net" y seguidamente con varias interpretaciones y variaciones (que incluyen solos de piano y de violín) a través de todo el score en numerosos cortes, como "Moran Finds the Boat”, “Typeset” y los “End Titles”. Un elemento que normalmente acompañará este tema serán los solos de violin y arpegios de cello, con ciertos atributos parecidos a los típicos arpegios de Philip Glass, y que posteriormente serán usados otra vez por Howard, en su score para “El Bosque”.
El compositor californiano usará otro elemento que enlaza “El Bosque” con "Mientras Nieva sobre los Cedros": hablamos de las brillantes notas de solo de violín escuchadas en "The Strawberry Field", "Snowstorm", el excitante corte "Humanity Goes on Trial", con un esplendido trabajo coral, "Can I Hold You Now?" y los "End Titles", con referencias al tema central. En el score de “El Bosque”, un timbre similar y el estilo de los solos de violín puede ser escuchado claramente en "Gravel Road".
Llegamos al punto álgido de la partitura, y en concreto a las tres mejores pasajes del disco: "The Evacuation" y "Tarawa", que contiene unos fascinantes coros con acompañamiento de cuerdas y rítmica percusión, grande y pomposa, similar en estilo con el tipo de trabajo coral usado habitualmente por Elliot Goldenthal (“Final Fantasy” por ejemplo); en unión con la última pieza, "End Titles", con los brillantes solos de violín y la repetición del memorable tema principal.
Globalmente, ”Mientras Nieva sobre los Cedros” es una extraña experiencia de audición. En términos generales es un trabajo que no facilita la implicación del oyente, con escasa orquestación y aparición temática, junto a una oscura ambientación musical hasta los últimos minutos del disco. Los casi setenta minutos de duración de la edición discográfica, se antojan excesivamente monótonos; y por supuesto a cambiar esta linealidad no ayuda en absoluto el marcado carácter deprimente y pesimista de la composición.
En la película, es un perfecto acompañamiento musical y en el álbum una muy buena pero “delicada” experiencia, que muestra una mayor madurez del compositor, quien tras unos años algo irregulares, vuelve a reorientar su carrera, como demostraría en trabajos posteriores como “El Protegido”, “Señales” o el ya mencionado “El Bosque”, donde la introspección y la adecuación de la música al tempo del film, y a la psicología de los personajes, se antojaba algo imprescindible.
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