Pablo Nieto
Hablar de Franz Waxman es hacerlo de uno de los más grandes músicos que ha trabajado para el cine. Compositor, arreglista, director de orquesta... Waxman fue uno de los culpables de que la edad de oro recibiera tal calificativo. Este alemán, residente en EEUU desde la consolidación del régimen nazi en su país, triunfó gracias a sus melodramáticas partituras para "Rebeca", "Sospecha", "Peyton Place", "Un Lugar en el Sol", "El Crepúsculo de los Dioses" (por ambas ganó sendos Óscars) y muy especialmente su mítica "La Novia de Frankenstein", uno de sus primeros trabajos en suelo americano.
En el marco de la comedia, dejó su sello en tres películas míticas como "Tener y No Tener", "Historias de Filadelfia" y "La Solterona". Sin embargo, encasillar a un talento tan portentoso como Waxman fue imposible incluso para Hollywood. Así, podemos considerarle como uno de los pioneros de la gran banda sonora de aventuras. Con un sonido mucho más moderno y atrevido que el resto de los compositores de la época. A su facilidad innata para crear memorables temas centrales y hermosos temas de amor, hay que remarcar su inteligente desarrollo de los leit motivs y la claridad orquestal de la mayoría de sus temas de acción.
Conviene recordar su aportación al género bélico con bandas sonoras de la altura de "Destino Tokio", "Objetivo Birmania" o "Fuerza Aérea", y sobre todo (con más brillantez aún sin cabe) sus obras maestras para "Taras Bulba", "La Senda de los Elefantes", "El Príncipe Valiente" o "Demetrius y los Gladiadores".
En 1955, Waxman recibió el encargó de poner la música a una de las últimas películas de Tyrone Power para la gran pantalla. Una aventura con historia de amor de trasfondo, desarrollada íntegramente en suelo africano: "Caravana hacia el Sur" (Untamed).
Dirigida por Henry King, no es que fuera un film especialmente memorable, aunque la historia de amor de Tyrone Power y Susan Hayward funciona bastante bien, y las escenas de acción están resueltas con brillantez (el famoso ataque de los Zulús, en concreto). Sin embargo, es innegable, que el gran aliciente para infinidad de aficionados ha sido siempre la antológica partitura escrita por Franz Waxman. Y muy especialmente, su inolvidable tema central. Uno de los más recordados de la carrera de este compositor. Un tema que ha captado como ninguno la esencia de la aventura. Una aventura clásica, con sabor añejo, pero igualmente disfrutable.
Acompañando a este motivo, omnipresente durante todo el score y sometido a numerosas variaciones (en especial una en clave romántica), nos encontramos pasajes más oscuros donde la orquesta capta la idea de amenaza presente en todo el viaje por territorio Sudafricano, y sobretodo, una original utilización de la música tribal africana asociada a las tribus Zulús.
Gracias a Lukas Kendall, el Indiana Jones de la música de cine, pues ha dedicado su vida a recuperar para todos los aficionados antiguos tesoros musicales de antaño, hoy podemos disfrutar de una banda sonora como "Caravana Hacia el Sur". Y aunque la edición está limitada a 3000 copias, merece la pena intentar conseguir este disco.
Entre los cortes más destacados, hemos de detenernos en los "Main Tiles". Así, tras la fanfarria de la 20th Century Fox del Jefe Newman, se produce la llamada a la aventura por parte de las trompetas, que se fusionarán para construir una fanfarria que dará paso al elegante, vibrante y apasionado tema central. Sin lugar a dudas, el momento más climático de toda la banda sonora. La fanfarria que sirve como overtura volverá a ser utilizada en "Fox Hunt", una escena ambientada en territorio irlandes (de donde emigran los protagonistas), y asociada a la famosa caza del zorro.
Variaciones especialmente destacables del tema central, las encontramos en "After the Dance" y "After the Fight/By the River", donde se introduce una romántica versión del tema que demuestra la gran sensibilidad de Waxman. Sin embargo, no satisfecho con esto, nos regala a su vez otro no menos hermoso tema de amor en "Paul Finds Katje / Hoffen Valley", que se volverá a escuchar en "At the Beach".
"O´Neill´s Garden / Cape Town Secret" es un intenso corte de casi siete minutos de duración, para el que la orquesta crea un especial clima de amenaza y tensión, gracias al uso de las cuerdas, sólo contrarrestado por puntuales inserciones del tema central y algún que otro motivo más desenfadado.
Más oscuros aún son, a pesar de sus nombres, "Lighting", "After The Sun" o la especie de marcha lúgrube de "Worwärts" que volverá a ser repetida en "Paul´s Son / To Kolesburg". Un motivo con ciertos paralelismos con el típico tema antagonista de Miklos Rozsa.
Hay otros cortes en los que conviene detenerse. Primero en "Zulu Attack", para el que Waxman escribe una música de clara inspiración africana, con percusiones tribales, sonidos de jungla y gritos. Otro es el sensacional corte de acción "The Comandos" y por supuesto, la originalidad de "The Diamond". Un corte donde introduce el glokenspiel y la celesta para imitar el sonido que harían los diamantes. Una lograda metáfora musical, que concluye con oportuna preciosa inclusión del tema central.
Pero hablando de conclusiones, es preciso remitirnos ya al "Finale". Un original corte, que arranca con una variante del tema central con redobles de tambores y un tempo que comienza pausado luego va in crescendo. La inserción del tema de amor rompe la tendencia épica del corte, pero sólo por unos pocos segundos, justo hasta la nueva y heroica aparición final del tema central, con el terminará la película y el disco.
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