Pablo Nieto
La verdad es que Ridley Scott no tuvo mucha suerte durante los años 90, pues quitando "Thelma y Louise" (1991), no paró de cosechar fracaso tras fracaso tanto a nivel de taquilla como de crítica. Todo comenzó con "1492: La Conquista del Paraíso" (1992), un ejercicio visual impresionante pero que finalmente sucumbió debido a una narración aburrida hasta la extenuación. Un trabajo tan pretencioso como olvidable. Sin embargo, muy lejos del palo que sufrió por culpa de "La Teniente O´Neil" (1997), un thriller ambientado en el ejercito para mayor gloria de Demi Moore, que imitaba la estética visual de películas de su hermano Tony, como "Marea Roja" o "Top Gun"; pero muy lejos de igualarle en cuanto a profundidad y calidad en la primera, y conexión con el público en la segunda.
Entre medias, nos encontramos con "Tormenta Blanca" (1996). Una película que pasó sin pena ni gloria, y que alterna momentos realmente buenos con otros francamente irregulares. En ella se nos cuenta la verdadera historia del barco escuela "Albatros", capitaneado por el Capitán Sheldon (Jeff Bridges), ayudado en las labores de escuela por su mujer (Caroline Goodall). En 1960, ocho adolescentes se embarcaron en el durante ocho meses, en un viaje alrededor del mundo en el que aprendieron valores esenciales como el respeto, el compañerismo, la amistad... un viaje de aprendizaje y descubrimiento. Tras esta, en principio, bonita fábula, nos encontramos una historia con final dramático. El barco se verá envuelto en una terrible tormenta, que provocará su hundimiento, y causará la muerte a algunos de los chicos y a la mujer del Capitán.
Alrededor del score de "Tormenta Blanca" hay una leyenda urbana bastante curiosa, que tiene mucho que ver con el rechazo del score de un importante compositor. Tres son los nombres que se barajan: James Horner, John Barry y Vangelis.
Dejando a un lado las especulaciones, lo que está claro, es que Ridley Scott tenía un problema, así que ni corto ni perezoso llamó a su amigo Hans Zimmer para que intentara echarle un cable. Zimmer, por aquel tiempo, estaba bastante liado trabajando en "Fanático" y "Broken Arrow", así que le propuso a Scott un nombre: Jeff Rona.
Hasta ese momento, el bueno de Jeff se había limitado a arreglar y componer de vez en cuando, música adicional en los estudios Media Ventures. Pero era tal la fe que Zimmer tenía en sus posibilidades, que Ridley no dudó ni un instante en darle una oportunidad. El resto ya es historia. Sus demos convencieron a Scott, y en tres semanas compuso uno de los scores más hermosos y fascinantes de la década de los 90.
Muchos pensaron que un trabajo de tal envergadura no podría haberlo hecho solo, y que la mano de Zimmer era alargada. Pero eso es algo que el propio Rona desmiente en la entrevista concedida en exclusiva para BSO Spirit:
BS: ¿Cuál fue la implicación de Hans Zimmer en este proyecto?
JR: Escuchó algunos de mis temas, y me dio su opinión. Pero nada más. Escribí todo el score yo mismo en sólo tres semanas.
"Tormenta Blanca" es un trabajo que apela a la nostalgia y a la emotividad, que está construido en torno a una instrumentación realmente variada (especialmente en lo referente a las sonoridades étnicas) y de atmósfera muy new age. Un score que se acopla a la perfección a las imágenes. La partitura gira en torno a un tema central asociado a ese viaje de iniciación vital de los jóvenes tripulantes del Albatros. Éstos no sólo descubrirán nuevos "mundos", sino también nuevas formas de ver las cosas. La verdadera esencia del trabajo, la amistad, el amor... Un tema omnipresente durante toda la película y que es sometido a interesantes variaciones, a cual más destacable.
En "Departures" es presentado por primera vez. Un corte que capta la perfección ese viaje de iniciación al que acabamos de apelar. Un viaje a lo desconocido. Cuatro minutos y medio de rica textura musical, donde el tema se desplaza con delicadeza. Viene y va con total naturalidad.
En "Power of the Wind" es destacable su versión coros y trompeta, confiriéndole así un aire algo más épico a la música. Más desenfadado y jovial es el corte "A Wonder Sail", donde el tema da paso a un dinámico motivo de guitarra y violín tipo folk.
La excursión por las islas Galápagos servirá para unir a todos los miembros del grupo. Una secuencia mítica, magníficamente fotografiada. Un momento donde hombre y naturaleza son uno.
Rona capta la idea, dando mayor protagonismo a la percusión étnica. El corte, como no podía ser de otra manera, se llama "Galápagos", y es sin duda uno de los momentos musicales claves de esta partitura. El que más emociones logra transmitir.
La riqueza temática es una de las grandes virtudes de "Tormenta Blanca". Así pues, es imprescindible destacar el insinuante tema escrito para los créditos iniciales ("Still Waters") y finales ("The Return Home"). Un motivo que sin duda nos está hablando del dramático final del Albatros. La música parece que le acompañara a las profundidades del océano. Una magnífica presentación y conclusión de la partitura.
Mucho más descriptivos son los cortes "The Journey Begins" y "On the Water / Dolphins", con una destacable percusión étnica y el uso de flauta. Al final de "Dolphins" escucharemos un motivo algo más sombrío, coincidiendo con la escena de la muerte del delfín a manos de uno de los chicos.
Un motivo que será repetido en "The Cubans/New World", cuando el barco es interceptado por una patrullera cubana, viviéndose motivos de enorme tensión.
El clímax de la partitura, y por supuesto, de la película, se produce durante la gran tormenta, la aparición de la gigante blanca, el naufragio y posterior hundimiento del Albatros, y la muerte de algunos de los muchachos y de la mujer del Capitán.
El propio Rona comenta que ésta es su parte favorita, para la que escribió una hermosa elegía de cuerdas. Sin duda, una extraordinaria fusión música-imágenes, con un profundo calado dramático.
La edición discográfica de Hollywood Records se complementa con una serie de canciones de época, donde destaca la presencia de Fats Domino con su "Be My Guest" y "I Want to Walk to You" o los Supersonics con "Yellow Basket". Personalmente, considero estas canciones un estorbo, pues no aportan absolutamente nada.
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