Miguel Ángel Ordóñez
El director Gordon Parks, primer afroamericano en dirigir una película de gran estudio (la Warner en este caso) plantó las semillas, junto a Melvin Van Pebbles, de un nuevo género el blaxploitation, símbolo de la liberación racial donde los policías de color eran los indiscutibles protagonistas de unas calles violentas e intimidatorios, que conocían al dedillo ambientes urbanos de barrios marginales donde aplicaban la ley a su manera. Tras el tremendo éxito de “Shaft” y su secuela, Parks acometió una nueva vuelta de tuerca: crear un filme inspirado en el género pero con dos policías blancos de protagonistas. Inevitablemente, la película debía tender a la comedia puesto que estos poco hábiles garantes de la ley (que se hacen llamar Batman y Robin), son situados en un ambiente hostil que desconocen y que da cabida a multitud de enredos. De esta manera surge “The Super Cops”.
Jerry Fielding había demostrado en los 70 que su estilo, cargado de aires disonantes y de figuras cercanas al jazz con empleo de big band, se ajustaba como un guante a esa fiebre que por el género policíaco se había desatado proveniente de la televisión y que había echado fuertes raíces en la gran pantalla. Las mujeres deseaban a tipos rudos y fuertes con pocos escrúpulos como Harry Callahan, Jimmy “Popeye” Doyle o Paul Kersey, es decir maduros como Clint Eastwood (“Harry el sucio”), Gene Hackman (“The French Connection”) o Charles Bronson (“Death Wish”).
El auge del género policíaco y de su variante el blaxploitation, había generado un nuevo estilo musical agreste y urbano del que Fielding había sabido sacar perfecto partido con certeros retratos psicológicos de la violencia en detrimento de molestos apoyos melódicos que dulcificaran su acercamiento al crimen. Tanto “The Mechanic”, como “Scorpio” y “The Outfit”, se mostraban como trabajos sin concesiones a la armonía, salvo por la introducción de una source music unida, y desarrollada en particular con este género, a los night clubs y a la noche frecuentada por estas almas solitarias sedientas de justicia y venganza. Precisamente, la source music fragmenta el trabajo de Fielding para “The Super Cops” en dos mitades. Un score que se mueve entre música de ambientación y música de ambiente, aquella que recrea y provoca un clima de situación geográfica y temporal en la historia frente a la que utilizando ese marco determinado sale hacia fuera para convertirse en espectadora de los hechos. Por tanto, “The Super Cops” no puede entenderse estrictamente como un trabajo donde Fielding explote su indudable capacidad para emerger abruptamente en el subconsciente de los personajes, sino que se limita más bien a acompañar los acontecimientos realizando puntuales salidas de plano para indagar en las posibilidades dramáticas de la acción.
Sin llegar a la capacidad de Curtis Mayfield o Isaac Hayes en la introducción de elementos funk para el blaxploitation, el maestro de Pittsburgh aporta sus propios matices a un estilo musical surgido a mediados de los 60 en Estados Unidos, donde emplea sus instrumentos básicos: la batería y el bajo. Cortes como “Tip Top Inn” o el más interesante “The Junkie”, conviven con otros temas entregados a la big band y que operan como música diegética, “Sara´s Strip” y “The Hip Strip”.
El tema de créditos inicial introduce elementos cómicos que Fielding asociará a la cuika, instrumento brasileño que inmortalizaría Goldsmith en su magistral “Planet of the Apes”, recubiertos de aire marcial en la caja, exóticas percusiones y empleo de metales definitorios de su estilo (“Main Title”, “Everybody Down”, “Blue Imperial” o “Rotunda”), militarismo que se presenta de manera enérgica en “Hit Men” y que asume condicionantes de acción en las puramente fieldingnianas “The Sniper” y “Down Rope”, disonantes a la par que psicológicas. Moviéndose también en el terreno del jazz cálido y sensual, “Sara and the Cat” y “Ride With the Hayes Bros” son fieles ejemplos del quehacer de un Fielding menor pero de cierto atractivo.
Acompañando “The Super Cops”, FSM edita los tres episodios en los que intervino Fielding para la serie judicial “Hawkins”. James Stewart, ganador del Globo de Oro al mejor actor de serie dramática por la misma, da vida a un abogado de West Virginia bajo la producción del especialista en series de éxito Norman Felton (“Dr. Kildare” o “El agente de la CIPOL”). El colaborador habitual de Felton, Jerry Goldsmith, compuso la música del episodio piloto, encargándose del resto de capítulos George Romanis y Jeff Alexander.
“Life For a Life” se emitió el 13 de Noviembre de 1973 y recoge un score dramático para viento y cuerda que bebe de las estructuras prototípicas de Fielding, de sus armonías y colores. Un trabajo psicológico y funcional donde el compositor acude a figuras empleadas para su trabajo televisivo “Star Trek”, usando una rendición exacta para orquesta de cámara del magistral “Branding the Cattle” utilizado tres años antes en “Lawman” (“The Big Test”).
“Blood Feud” fue lanzada al aire el 4 de Diciembre de 1973. Tras un inicio entregado a la caja, Fielding introduce instrumentos inusuales en su filmografía como el banjo, el acordeón y la armónica localizando la historia en un ambiente provinciano del Oeste americano. Con un tono constante melancólico menor, el compositor acude a figuras disonantes al metal utilizadas con anterioridad en su desoladora “Perros de paja”.
“Murder in the Slave Trade”, emitida el 22 de Enero de 1974, es el mas incidental de los tres episodios realizados por Fielding, donde juega con figuras disonantes a la cuerda y con hábiles contrapuntos al piano, dentro de un contexto pleno de desnudez narrativa.
Para finalizar, FSM acompaña la nutrida duración del disco con cinco temas agrupados bajo la denominación de “source cafe y compuestos por Fielding para “The Outfit” y “The Super Cops”. Un estilo country donde podremos apreciar cómo “Gas Station #1” para “Outfit” es el embrión del tema empleado por el compositor en su partitura rechazada para “La Huida”, así como su magistral capacidad para crear temas rebosantes de sensualidad con las simples notas arrancadas al saxo y el piano (“All Purpose Extra Blues Source”).
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