Pablo Nieto
Hay una delgada línea roja que separa la exhibición de una película con formato de telefilm o en pantalla de cine. “Feliz Cumpleaños Amor Mío” era carne de cañón de sobremesa, de hecho su director, Michael Pressman, es un especialista en el campo de la televisión. Pero hete aquí, que el guionista de este film no era otro que el todopoderoso magnate de la televisión David E. Kelley ("La Ley de los Ángeles", "Ally McBeal"), quien consciente de las limitaciones del argumento, decidió vender su propuesta recurriendo al nombre de su señora esposa: Michelle Pfeifer, gran protagonista del film a pesar de que sus intervenciones son más bien contadas y siempre a modo de flashback o apariciones fantasmagóricas. Para terminar de dar lustre a la película, se contrató a varios rostros conocidos como Robert Altman, Claire Danes y Wendy Crewson y voíla.
Ya que estaban, decidieron tirar la casa por la ventana en el apartado musical, y contratar al compositor de moda en 1996: James Horner. Este buscaba proyectos rápidos, sencillos y sin mucha responsabilidad, tras el enorme trabajo invertido en “Braveheart” o “Apollo 13”, y sobre todo el descomunal proyecto que le esperaba: “Titanic”. Un año 1996, en el que Horner también eligió participar en “The Spitfire Grill”, otro telefilm reconvertido, pero muy bien acogido por crítica y público (y cuyo score, por cierto, es uno de los mejores trabajos intimistas de la carrera de James Horner).
En “Feliz Cumpleaños, Amor Mío”, Horner apela a la sencillez para provocar emoción. Construyendo su partitura en torno a la inseguridad de David Lewis (Gallagher), quien tras haber perdido a su esposa (Pfeifer) en un accidente náutico, siente que su vida no tienen ningún sentido. Es como si el mismo día del fatídico suceso el también hubiera muerto. Para ayudarle a superar su crisis existencial, acudirán a su casa de la playa, su hija y resto de miembros de su familia…
Como no podía ser de otra manera, Horner escribe un omnipresente tema central (tema de Gillian), de curioso ritmo oscilante, con sencilla instrumentación de cuerdas, arpa, flauta y piano. Elementos por otro lado, que serán la base del resto de la partitura. El tema, es ya presentado en el primer corte del disco “A Far Away Time/Main Titles”, donde compartirá protagonista con un motivo secundario que refleja la relación entre el padre y la hija, y al que Horner recurrirá bastantes veces a lo largo de la partitura.
Cortes como “Fond Hopes… Distant Memories” o “The Decisión to Leave Home” ayudan a dar consistencia dramática a la historia. Más oscuro y disonante es “The Boat Accident”, único momento de alteración de la partitura, coincidiendo como es evidente con la secuencia del flashback del accidente de Gillian. Y hablando de este, no conviene pasar por alto el precioso solo de piano interpretando el tema que le da nombre (“Gillian”) y que compite en belleza con el habitual epílogo horneriano (“Saying Goodbye/End Title”), donde nos regala una generosa pieza de doce minutos de duración, que ya de por sí hace rentable la adquisición de esta banda sonora.
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