Miguel Ángel Ordóñez
Fred Karlin no ha tenido una alta repercusión en el mundo de la composición cinematográfica. Varias pueden ser las razones, pero quizás la de mayor peso haya sido su temprana entrada en el campo televisivo. Desde luego, sus primeras obras para la gran pantalla son su pequeña contribución al mundo de la banda sonora. Un arranque prometedor que pronto se vio truncado en el abuso de composiciones televisivas de muy bajo presupuesto donde nunca pudo desarrollar todo su talento, ese que sí supieron ver Pakula y Mulligan que confiaron en el fuerte carácter ecléctico que mostraban sus trabajos iniciales. Además sus prontos coqueteos con la música electrónica han disminuido sobremanera su más que interesante primera etapa de aportación sinfónica, ya que en 1972 decidió encerrarse en su casa con el fin de manipular sonidos y controlar todo el proceso de creación de sus partituras, con el lamentable resultado de disminuir el uso de la orquesta en detrimento de la nueva tecnología.
Pocas han sido la ediciones discográficas sobre la obra musical de Karlin y la gran mayoría en formato LP, encontrándose muchas de ellas descatalogadas. Aprovechando la oportunidad que nos ofrece la edición de "The Stalking Moon", haremos un breve recordatorio por aquellos trabajos que hemos tenido oportunidad de escuchar:
"Yours, Mine and Ours" (1968) es un claro ejemplo musical de las comedias de los 60. A raíz del éxito de su primera partitura, “Up the Down Staircase”, fue contratado para esta comedia donde una pareja de maduros (Henry Fonda y Lucille Ball) deciden contraer matrimonio aportando su amplia descendencia, 18 hijos entre ambos. Semejante disparate es resuelto por Karlin de manera efectiva y sin excesivo alarde, utilizando mandolina y tuba para dar fuerza cómica a la sucesión de gags. A veces grotesca, destacan especialmente el tema “Toujour L´amour”, una rumba a ritmo de jazz, y “Honeymoon” tema de amor del film con profusión de cuerda. Compone además, con letra de Ernie Sheldon, dos canciones que sirven de base al resto de la partitura.
"The Sterile Cuckoo" (1969) dirigida por Alan J. Pakula, es un score mucho mas interesante. Utilizando de base la canción de turno, en este caso “Come Saturday Morning” con letra de Dory Previn y cantada por The Sandpipers, ésta sufre numerosísimas orquestaciones a lo largo de la partitura, convirtiéndose en su único tema, sin embargo pasa por ser un claro ejemplo del sentido ecléctico musical del autor, con uso de guitarra, flauta y pandereta, destacando el corte “You´re Absolutely Whasky”, de sonoridades folk.
"Westworld" (1973) es un western futurista con dos características principales a destacar: su temática musical cuasi-country como referencia al Oeste, que sin duda bebe de las mismas fuentes de inspiración que el “Forajidos de leyenda” de Cooder, y que despliega en el uso de guitarras, banjos, mandolinas y violines eléctricos, junto con un uso electrónico distorsivo y de escasísimo interés fruto de sus investigaciones en la manipulación de sonidos tomando como referencia la parte futurista de la historia. Resultado de su comentado eclepticismo se pueden oir sonoridades medievales en dos cortes con uso de la flauta.
Uno de sus mejores trabajos es "The Autobiography of Miss Jane Pittman" (1974) que le vale el único Emmy en su haber (amén de recibir otra nominación por la mejor canción). Centrada en la lucha por los derechos de la gente de color en la profunda Norteamérica, Karlin dispuso de 10 dias para su elaboración. El compositor bebe de la americana tradicional con el uso de los ritmos sincopados en el corte “River Scene” que le acercan a Bernstein, pero resuelto con orquestaciones más sencillas y con uso de guitarras y armónica. El ambiente sureño se observa en “The Dye Plantation”, mientras el tema central aparece en “To Clyde Ranch” en estilo americana con armónica, guitarra y cuerda y de manera mas melancólica en “End Walk” con piano y flauta. La versión cantada de dicho tema, “The Love that Lights Our Way” tiene letra de su mujer Megan.
"Vampire" (1979) es otro interesantísimo score para televisión, donde Karlin compone una partitura muy barroca con el uso del clavicémbalo y de orquestación compleja derivando en un trabajo tenso y opresivo. El productor Steve Bochco le encargó este trabajo tras quedar especialmente contento con la aportación de Karlin en la serie “Paris”, donde compuso un score para moderno cuarteto de jazz. El tema central encuentra su mejor desarrollo en el corte “Research Montage” con utilización de oboe y violín eléctrico sobre cuerdas. Destacan otros tres temas, “Josh and Leslie” con delicado uso de la flauta que rompe el esquema de la partitura, “Find Vampire” claustrofóbico corte con uso minimalista de la cuerda, que a buen seguro tuvo muy en cuenta Shore para la composición del tema central de “El silencio de los corderos” y “Vampire Released”, el mejor corte del score con glissandos a la cuerda y uso del contrapunto al piano.
Menos suerte encontramos en la un tanto impersonal "Inside The Third Reich" (1982) que narra las vicisitudes de un arquitecto de Hitler durante el genocidio judío. Gran parte del score fue rechazado en el montaje definitivo. A pesar de su textura melódica el score es demasiado decimonónico, con ambiente tenso y en exceso marcial, sin referencia alguna al contexto hebreo. Aún asi, destacan el corte “Champagne” de estilo ensoñador y “Work Montage” que desarrolla el tema central con enérgico uso de trompas.
La edición el año pasado de “Electronic Chronicle” en formato CD, nos muestra un ramillete de scores realizados entre 1985 y 1990 para televisión, donde se demuestra la absoluta decadencia compositiva de Karlin, excepto por el uso del saxo en algunos cortes de su trabajo para "Murder C.O.D." (1990), “Preparing for Murder” y “Steve´s Home”.
Basada en la novela de Theodore V.Olsen, "The Stalking Moon" narra la historia de un guía, Sam Varner (Gregory Peck), a sueldo del ejército norteamericano durante los últimos días del lejano Oeste. En una de sus expediciones para apresar a indios rebeldes y conducirlos a las reservas, encuentra a Sarah Carver, una mujer que había sido secuestrada 10 años atrás por los apaches. Fruto de ello, Sarah (Eva Marie Sant) ha tenido un hijo del jefe del grupo, Salvaje. Tras ser liberada de su cautiverio, solicita ayuda a Sam para huir lo mas lejos posible, pues teme que Salvaje intente por todos los medios secuestrar a su hijo. Tras diversas vicisitudes en el camino, Sam decide llevarla a su rancho en Nuevo México, donde finalmente serán encontrados por Salvaje y con el que mantendrá una lucha de la que saldrá un único superviviente.
Con este material, Robert Mulligan, a pesar del corto presupuesto, se centra, con pulso y vigor, más que en mostrarnos los últimos días de un Oeste crepuscular, en arrojar a la sociedad americana de finales de los 60, tan inmersa en la lucha racial, un jarro de agua fría sobre actitudes calcadas ya en el siglo pasado, actitudes de intolerancia y racismo que los blancos mostraban hacia los indios. El film es tenso, al borde de la pesadilla. Rápidamente tomamos conciencia de una sociedad que no va a integrar a un hijo mestizo en su regazo. Los personajes de la madre y el hijo son seres desubicados, estan fuera de lugar, han de iniciar un peregrinaje por el desierto (metáfora que literalmente muestra la película) que les conduce a ninguna parte. Sólo el personaje de Sam Varner les va a servir de oasis sentimental. La paradoja de la película es que propone como única salida a la felicidad de los tres personajes, su total aislamiento en un rancho de Nuevo México sin vecinos incómodos alrededor. Esta visión pesimista de la realidad social de los 70 en América la trasladan Mulligan y Pakula constantemente a todos sus films. Los tres personajes acaban, al final del viaje, encontrando esa felicidad (es cierto que han necesitado ganársela a pulso), un camino que les ha llevado a encontrar su lugar en el mundo, rodeados de naturaleza salvaje y de soledad compartida.
Musicalmente, Karlin desarrolla a lo largo de la partitura cuatro temas básicos. El tema central que escuchamos en el “Main Title” con base de cuerda, guitarra e instrumentos de viento y percusión, tiene como hilo conductor un silbido que lleva el peso de la melodía. Este tema se asocia al personaje de Sam y reaparece en todos los momentos del film en que se muestra el viaje iniciático de sus personajes. Es un tema dedicado a la libertad de Sam, a la búsqueda constante. En el corte “To Silverton” reaparece con ritmos más rápidos.
Sarah, en realidad más que un tema asociado a ella como personaje, posee dos temas diferenciados en relación con su propio viaje iniciático. Al principio de la película tenemos un tema de Sarah muy apegado a la cultura india (“Sam Discovers Sarah”), un tema que se desarrolla en el uso de flautas, con marcado sentido sombrío, de tono pesimista y potenciador de la pesadilla que ha vivido. Este tema se va a desarrollar a la largo del score para marcar el claro carácter diferenciador de los personajes de la madre y el hijo al entrar en conflicto con los personajes secundarios blancos que los rodean. Cuando Sarah llega al final de su viaje, al rancho de Sam, el tema que se asocia a ella y su hijo va a ser diametralmente opuesto. Al inicio de “To the Cabin” y mas claramente en “Sarah´s New Home”, nos encontramos con un tema muy dulce y esperanzador, compuesto a la manera de una nana donde la flauta (asociado a la madre) y un pequeño xilófono (asociado al hijo) dialogan tiernamente hasta la aparición orquestal como acompañamiento. Este precioso tema pasa a ser definitivamente asociado a Sarah y su hijo, mientras el tema inicial de carácter indio reaparece a partir de ahora para definir el personaje de Salvaje. El tema se convierte en mas brusco y primitivo. Para dar esa sensación Karlin acude a la zítara, pero grabada a doble velocidad y reproducida hacia atrás para alcanzar un sonido una octava más lento, consiguiendo una sonoridad cortante y con eco muy ilustrativo de la obsesión y la lenta persecución del apache. Al personaje de Salvaje, cazador despiadado en busca de su hijo, se le asocia el tema de Sarah, pero modificado, sustituyendo las flautas por otros instrumentos de metal que amplian la paleta orquestal del score (“Salvaje Escapes”).
La lucha entre Salvaje y Sam está servida (“Stalk and Fight”). Sam ha encontrado un nuevo camino que aún no había explorado, el del amor, el de la familia, y lucha por el terreno que ha conquistado. El tema es como la lucha de ambos, sucio, incierto, descarga continua de trompas y trompetas sobre zítara, desorden musical, glissandos en las cuerdas, momentos de tensión percusivos, donde del caos resurge el tema de la búsqueda (“End Titles”), una búsqueda que ha encontrado su fin, que ha llevado a unos personajes fuera de lugar a encontrar su definitiva ubicación.
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