Pablo Nieto
Durante los primeros años de la década de los Noventa, Hollywood estuvo marcado por el llamado “efecto Grisham”. John Grisham, un modesto abogado de Memphis, se había hecho de oro escribiendo libros, sustentados en complejas tramas judiciales y carismáticos personajes. Historias, todas ellas, que se convirtieron en un corto espacio de tiempo en best sellers. Los grandes estudios vieron pronto un auténtico filón en sus tramas, y así fue como comenzó una carrera frenética por hacerse con los derechos para adaptar, cuanto antes, al cine sus libros. “El Cliente”, “La Tapadera”, “Tiempo de Matar”, “Cámara Sellada” y “El Informe Pelícano” , fueron siendo estrenadas sucesivamente entre los años 1993 y 1996. A estas le seguirían “Legítima Defensa”, “Conflicto de Intereses” y, más recientemente, “El Jurado”. Aunque de todas ellas, sólo “La Tapadera” puso de acuerdo a público y crítica en su valoración final.
El malogrado Alan J. Pakula, bajo el auspicio de la Warner Bros., y el suyo propio aportando una importante suma de dinero, se hizo con los derechos de “El Informe Pelícano” . Película que a la postre el mismo dirigiría. En ella se nos cuenta una oscura trama relacionada con una recalificación de terrenos, impulsada por un cambio en la legislación medioambiental. La muerte de varios magistrados del Tribunal Supremo, opuestos a dicha modificación de la ley, y la posterior implicación del Presidente en toda la operación, convierten a este film en uno de los más interesantes thrillers de los 90. Algo, a lo que sin duda contribuye, el excelente reparto, encabezado por Julia Roberts, en el papel de una estudiante de derecho que accidentalmente descubre la trama, tras elaborar un comprometido informe jurídico.
Junto a ella, Denzel Washington, un periodista que le ayudará a destapar el escándalo... y a huir de aquellos que quieren silenciar los hechos. La calidad de los secundarios también está fuera de toda duda: Sam Sheppard, John Lithgow, Stanley Tucci y Robert Culp.
”El Informe Pelícano”, fue la primera colaboración de James Horner con Pakula, quien al no poder contar con John Williams (ambos habían trabajado juntos en “Presunto Inocente”) ni con Michael Small, su fiel colaborador de toda la vida, se decidió aconsejar con los estudios y apostar por Horner. La partitura del californiano para este film es uno de los trabajos más duros, intensos y complejos de toda su carrera. Un score que toma al personaje de Julia Roberts (Darby) como punto de referencia. La música se adapta a su estado de ánimo. Dolor, tensión y posterior liberación. Estas son las tres fases que sufre Darby en el film. Las tres fases que refleja la música. Dolor, tensión, liberación.
Ya con los insinuantes “Main Titles”, Horner sienta las líneas generales del score: atmósfera musical opresiva, sustentada en el uso de las cuerdas, y muy especialmente, del piano. Cortes como el áspero “The Pelican Brief” o los deprimentes “Bourbon Streen” o “Morgan´s Final Testament”, corroboran esa sensación de abatimiento y desesperación que emana de la música de Darby. Sin embargo, ”El Informe Pelícano” no es un score rutinario, y va más allá de lo esperado. De hecho, deber ser recordado como uno de los trabajos en los que mejor queda patente, una de las grandes virtudes de James Horner: su sentido del ritmo a la hora de construir temas de tensión y peligro.
Horner fusiona ejemplarmente piano, orquesta y percusiones en “Hotel Chase”, “Planting the Bomb”, “Chasing Gray” y “Garage Chase”. Excelentes cortes de acción, de gran intensidad y complejidad orquestal. Debemos detenernos también, en “The Killing” y “Darby Emotions”. Dos piezas, que van de menos a más en su construcción emocional, y en los que a su vez, encontramos por primera vez el tema de Darby. Un precioso motivo, de original composición y pegadiza melodía, que James reutilizaría años después en scores como “Mi Gran Amigo Joe” o “El Hombre Bicentenario”.
Aunque sin duda, donde el tema adquiere mayor desarrollo será en el corte que da nombre este tema central: “Darby´s Theme” (que no fue utilizado en la película y que aquí se nos presenta como un bonus track), y por supuesto, el emocionante e impagable epílogo final de más de diez minutos de duración que es “Airport Goodbye”. Típico epílogo horneriano, que abarca el final de la película y los títulos de crédito, y donde desarrolla sinfónicamente en varios movimientos una elegía con forma de suite, donde el principal protagonismo se lo lleva el tema de Darby, al que recurre continuamente a base de preciosistas crescendos orquestales. Un final, en el que Horner decide introducir una referencia a los main titles. Estos acompañaban las primeras imágenes del film en una marisma protegida de cigüeñas, que es precisamente el elemento clave en la trama. Pues bien, si entonces era una motivo opresivo, aquí Horner decide liberarlo por medio de una voz solista femenina, potenciando al mismo tipo su valor melódico. El peligro ha pasado, la amenaza ha desaparecido.
Sin duda un final muy inteligente, para un score al que merece la pena darle una oportunidad.
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