José-Vidal Rodriguez
Como por arte de magia y recién cumplido un año de su fallecimiento, un compacto nos devuelve la mítica impronta musical del maestro Jerry Goldsmith para disfrute de todos. No, no es la reedición de alguno de sus antiguas partituras, sino la continuación de la estirpe en la figura de su hijo Joel, un compositor que si logra madurar artísticamente (le queda bastante, todo sea dicho), acabará por ser el que mejor comprenda y rememore el estilo característico del californiano.
Postergado casi exclusivamente a proyectos para la pequeña pantalla, el músico afronta la segunda entrega de la adaptación televisiva de ”Stargate” tras haber trabajado previamente en el episodio piloto de la primera temporada y en varios de sus capítulos. En aquél “Stargate SG-1”, su labor se limitó a “cortar” y “pegar” fragmentos del score de David Arnold escrito para el filme y hacerlos medianamente coherentes con las nuevas imágenes. Aunque compondría una sugerente pieza original para los “End Titles”, su función por lo tanto fue la de mero adaptador antes que la de auténtico creador. Pero en este ”Atlantis”, Joel se libera de aquellas exigencias de la producción y concibe su partitura sobre material propio, si bien salpicado en ciertos momentos por la grandilocuencia típica del británico (algo tendrá que ver que Nic Dood se haya convertido en orquestador habitual de Goldsmith Jr.).
Resulta inevitable comenzar el análisis señalando que estamos sin duda ante la obra de Joel más claramente influenciada por el estilo de su padre. Desde su primer score sinfónico para “Moon 44”, no oíamos al hijo rendir un homenaje musical tan descarado a su difunto progenitor (a salvo claro está, de su intervención como músico adicional en “Runaway” y “Star Trek: First Contact”). Algo quizás intencionado teniendo en cuenta que su fallecimiento se producía meses antes de afrontar Joel este encargo. Esta falta de estilo propio podría constituir el hándicap lógico que restara puntos a la partitura; pero para los que aún lloramos la muerte del maestro, resulta hasta estimulante acercarnos a obras ajenas que resucitan, de algun modo, su genuino estilo de una manera tan clara como a la vez interesante. En resumidas cuentas, puestos a ser poco originales, qué mejor compositor a imitar.
El principal acierto del trabajo radica en el espléndido tema central que abre el CD. Pese a que los stacattos iniciales siguen recordando al Arnold del filme original, acto seguido disfrutaremos de la frase asociada al nuevo equipo Atlantis, entonada en clave épica por las trompas y completada por una sección coral (“bridge”, como la llama el propio autor) emulada con tino por los sintetizadores. Pieza absolutamente goldsmithiana que pasa por ser una de las mejores compuestas este año para la televisión, tan sólo superada en la última gala de los Emmy por el caché de Elfman y su simpática cabecera de “Mujeres Desesperadas”. Su mejor versión, aparte de la oída en los títulos de crédito, es la rendición a cuerdas con la que se cierra el último corte "Our New Home, Atlantis", el epílogo del episodio piloto de la serie. Para los curiosos, señalar que en su web oficial www.freeclyde.com se ofrecen varias demos con las evoluciones del tema hasta convertirse en la arrolladora sintonía recogida finalmente por el álbum.
No es algo nuevo comprobar la gran habilidad de Joel para crear main titles de acabado tan sugerente. De hecho, él que nos ocupa posee las cualidades requeridas por toda buena sintonía de TV que se precie: retentiva, inmediatamente identificable y lo suficientemente elaborada en su minuto de duración como para disimular las limitaciones del medio televisivo. Lo que tradicionalmente ha sucedido con el músico, aparte de la tremenda losa de su apellido, es que el resto de material escrito para sus trabajos no solía ni de largo igualar (salvo honrosas excepciones, como “Kull” o “Diamonds”) el prometedor arranque de sus motivos principales; sobre todo por su irritante desidia a la hora de abordar la denominada música incidental. Carencias que en esta ocasión consigue al menos disimular, puesto que descubrimos un score en términos generales atractivo, más allá del enorme peso de su tema central.
Joel se muestra aquí con un punto mayor de inspiración y menos intrascendente de lo que nos tenía acostumbrados, escribiendo cortes de temática francamente variada con los que consigue evocar todos los registros armónicos asociados a la nueva trama de la serie: música de raíces étnicas (”Tayla´s Village”, con ciertas reminiscencias a su “Helen of Troy” televisivo), arranques de inusitada épica casi cinematográfica (“The Rising”) o incluso agradables melodías introspectivas como el “Atlantis Awakes”, pieza a sintetizador realmente lograda (no sólo MediaVentures tiene la patente en cuanto a samplers realistas), en la que a modo de revival se sugiere levemente el “End Titles” utilizado en la anterior entrega.
Pero si esta partitura logra enganchar finalmente a los aficionados, no sólo será gracias a la contundencia de su tema central, sino también a los motivos de acción tan indiscutiblemente salpicados de las comentadas referencias a Papá Goldsmith. Así, el dinamismo del ”Rogue Drone” o el ”The Rescue”, son perfectas muestras de la fuente inagotable de la que ha bebido el orondo compositor en cuanto a patrones rítmicos se refiere. Más rudimentarios, cierto, pero de similar viveza que los clásicos tours de force escritos antaño por su padre.
Partitura más que correcta, favorecida por una edición de Varèse que limita esta vez con acierto la duración del álbum para no hacerlo pesado ni demasiado breve, excluyendo aquellos cortes ambientales en los cuales suele flojear precisamente el autor. La verdad es que para un curriculum plagado de obras menores, “Stargate: Atlantis” se erige por méritos propios en uno de los scores más atrayentes nacidos de la irregular pluma de Joel Goldsmith. Eso sí, atrayente siempre y cuando disculpemos el cúmulo de referentes a su padre que lo pueblan.
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