Ignacio Garrido
Jon Brion es el futuro de la música de cine, y en nombres como el suyo es donde cabe la esperanza de encontrar nuevos valores y excitantes creaciones, que se salgan de toda forma convencional de musicalizar los films, a los que ofrecen nuevas lecturas, enriquecen con sus matices y aportan ideas innovadoras en el entendimiento de sus historias. En el caso de una película tan sorprendente y genial como esta que consigue explorar y ahondar con nuevos matices terrenos tan trillados como son el amor y el dolor, el trabajo llevado a cabo por su director Michel Gondry y músico, es absolutamente imponente por el talento que desprenden sus quehaceres tras la cámara en el caso de uno y arropando con sutileza y ternura a los protagonistas con la música en el caso de otro.
La desesperación de Joel (soberbio Jim Carrey) por haber perdido el amor de su extravagante novia (Kate Winslet), le hace contratar los servicios de una extraña empresa dedicada a borrar recuerdos dolorosos, pero en el proceso de desintegración de su memoria algo inesperado le ocurrirá que hará cambiar el rumbo de las decisiones tomadas y por tomar al respecto de su relación. Esta tan solo es la premisa de una cinta mucho más profunda y compleja a todos los niveles, tanto narrativos como existenciales que los expuestos, pero da idea de su base argumental, destacando saltos hacia delante y atrás, flashbacks magistrales o bellísimas secuencias románticas.
Describir la partitura de Brion para este film es una tarea harto complicada si no se ha visto la película ni se conoce la fascinante personalidad musical del compositor, pues en este caso (al igual que en otras composiciones para cine del autor) se trata de una creación indivisible para con las imágenes, pues existe una fusión cuasi matemática con lo expuesto en las secuencias y una ilustración cercana a un mickey-mousing de asociación libre de ideas, una unión audiovisual de sencilla complejidad. En ella cada emoción, se traduce e ilustra en una idea sonora plasmada con tanta belleza y lirismo como irracionalidad formal, por ello que samplers, looples, sonidos electroacústicos y un sinfín de imaginativas y desafiantes sonoridades conformen un collage musical en el que cada corte, cada pasaje es un universo sonoro en sí mismo con sentido y autonomía propia, pero configurando un todo de una explosiva creatividad desatada. No existe estructura, no hay progresión, pero la lógica interna y el sentimiento trágico de la narración musical de la historia desborda lirismo y extrañamiento.
Se pueden citar pasajes concretos en la lamentablemente breve edición discográfica del score de una hermosura increíble con apenas un minuto de duración como "Peer Pressure" y "Row" o incluso medio minuto como "Elephant Parade", e incluso un bellísimo tema central "Theme", convertido en una canción que debería haber ganado el Oscar de su año con "Strings that Tie to You". Pero toda descripción que se pueda hacer y valoración que se pueda dar desde estas líneas al aficionado pierde su sentido y su fuerza sin el visionado del extraordinario film, sin el que es imposible entender en su totalidad la audacia y sentimiento que director y músico han conseguido imprimir en su creación. Por ello que deba considerarse este trabajo como un pionero icono de las bandas sonoras contemporáneas aún entendiendo con esto que no estamos ante una música complaciente con el oyente sino con una visión musical poliédrica del compositor hacia la película y los sentimientos de los personajes que por ella se mueven.
Por otro lado destacar que al igual que en el caso de la soberbia "Punch Drunk Love", también obra del genial Brion, la música más experimental de la partitura queda fuera de la edición discográfica, algo que sin duda resta los enteros que habrían convertido este CD en un trabajo absolutamente imprescindible. No obstante el disco se complementa con fantásticas canciones, que pese a todo se quedan muy lejos del audaz mundo creado por el autor de “Magnolia”.
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