Pablo Nieto
Adusta composición de Graeme Revell que hará vibrar de alegría al selecto clubs de fans del compositor, que esperan siempre con gran expectación cada trabajo suyo para convertirle en protagonista de sus más retorcidas críticas. En un año como este, en el que el neozeolandés ha brillado a gran altura gracias a “Sin City” y “Call of Duty 2”, ya se echaba en falta al Revell “intratable” e “intragable” que por desgracia suele aparecer de vez en cuando.
”La Niebla” Un trabajo atmosférico, sombrío, opresivo, de imposible disfrute en su escucha aislada (salvo si eres uno de los enfermos mentales cuidados por Revell, en sus tiempos de ordenanza de psiquiátrico). Un score, que según el propio Revell reconoce en la reciente entrevista concedida a Scoremagacine, tiene menos melodía de la que a él le hubiera gustado introducir. Aunque esto se compensa por una ausencia casi total de efectos de sonido, puesto que el director buscaba ofrecer una visión natural de la gran protagonista de la película: la niebla. Campo idóneo para que todo compositor trabaje a su gusto, pero que en este caso no es más que una libertad condicionada a ambientar de la manera más sórdida posible los misteriosos asesinatos que se producen en el pueblo, camuflados por la densa capa de niebla; inducir la presencia de los espectros responsables de estos actos (los fantasmas de unos pescadores de un barco que encalló allí cien años atrás, siendo posteriormente vilmente asesinados por las gentes del lugar, y que ahora buscan venganza); y sobretodo, y lo que es más importante, generar terror y aflicción en el espectador, tratando de borrar a ser posible el desaguisado que nos ofrece Rupert Wainwright, director de este remake del clásico del Maestro John Carpenter.
Resulta del todo punto divertido, que con apenas unos meses de diferencia Graeme Revell se haya encargado de poner música a los remakes de dos films míticos de John Carpenter, como son “Asalto a la Comisaría del Distrito 13” y ahora “La Niebla” . Curioso también, que ambos casos el compositor omitiera cualquier tipo de referencia a la creación musical de Carpenter. En algunos casos, bajo la poco creíble justificación de no haber escuchado esos trabajos previamente. Afirmación que uno no sabe si tomarse a broma, viniendo de uno de los compositores actuales referentes dentro de la música de terror, o si bien darle un valor generalista aplicable a todos los campos: ¿es este el respeto que tienen los compositores actuales por sus predecesores?
En fin, entrando en “materia” aunque la misma sea tan intangible como la propia niebla, no conviene olvidar que estamos ante una partitura escrita para acompañar unas imágenes, y sobre todo, para robustecer un film de terror para adolescentes. Muy acertadamente, la edición de Varèse se limita a 40 minutos de música (debieron aprender el ejemplo de la lamentable “Land of the Dead” y sus más de setenta minutos de sonoridades esquizofrénicas). Un minutaje muy bien distribuido en tres partes: una primera omnipresente, como es la opresión de los sintetizadores, el halo amenazante de la niebla y sus terribles consecuencias, y otras dos que actúan como efectivo contrapunto.
Por otro lado, encontramos el típico tema a piano contenido y “constreñido” que no sólo trata de reflejar el drama actual de los habitantes del pueblo, sino además, de echar una mirada al pasado y recordar el dramático episodio que vivió el pueblo cien años atrás. Asi, debemos deternos en “God´s Country”, “Statues”, “Island History” o “Epilogue”. Cortes que con eficacia contribuyen a dotar de credibilidad a esa mirada lánguida y retrospectiva a la historia, al interior de uno mismo…
Por otro lado, nos encontramos con la aparatosidad orquestal pura y dura de "It Wants Us", "Boathouse", “Tragedy on Elizabeth” o “The Fog Recedes”, tan típica a la hora de asustar al espectador en la escena clave de terror, ya sea bien a través de ataques inesperados o situaciones de peligro más continuadas.
Casi anecdótico es el corte “Shower Love”, donde Revell introduce un sensual tema para la típica (¿he usado ya esta palabra en esta reseña antes, no?) escena tórrida del film.
Esperando que en un futuro no muy lejano la obra de Graeme Revell gane en coherencia y regularidad, por ahora no queda más remedio que poner las luces antiniebla y esperar a que se despeje un poco el camino, ahora cubierto por una densa, pesada y poco original niebla.
|