Miguel Ángel Ordóñez
“Lili” era una modesta producción de la MGM que obtuvo un éxito muy por encima de las expectativas creadas por la propia productora. Nominaciones al Oscar, premios Bafta, menciones en Cannes..., suponían un desbordante reconocimiento para una agridulce historia dirigida por Charles Walters en 1953 que atrapó el cariño y la sensibilidad del público de la época. Un triángulo amoroso, perdedores personajes con una vida llena de restricciones que insuflan esperanza eran ingredientes lo suficientemente atractivos para que un público que vivía inmerso en la recesión económica y en la creciente división de bloques se sintiera identificado con esta sencilla historia. Una huérfana (Leslie Caron) llega a una ciudad y se ve enrolada con la gente de un circo que parece aceptar la vida como una forma de entrega a los demás, donde no importa la condición de cada uno. Allí conoce a un titiritero de cuyas marionetas queda prendada. El amor no correspondido por el mago Marc (Jean Pierre Aumont) y el que siente hacia ella Paul (Mel Ferrer) jugarán a favor del definitivo paso a la madurez de la protagonista.
En 1953 la cabeza visible del departamento musical de la MGM, Johnny Green, había asignado a Bronislau Kaper la realización de los scores para “Lili” y “The Plymouth Adventure”. La importancia que para la productora tenía este último filme, convertido en la apuesta del estudio ese año, llevó a Green a comunicarle a Kaper la necesidad de elegir entre uno de los dos proyectos asignados dada las fechas de estreno de ambas. Sorprendentemente para Green, Kaper eligió “Lili”. “The Plymouth Adventure” fue a parar a la estrella del estudio: Miklos Rozsa. Según reconoció Kaper (y así se expone en el libreto del CD) la elección se sustentaba en razones más económicas que artísticas. Según él, “Lili” tenía una canción y un ballet, lo cual convertía al proyecto en una apuesta mas popular que podría permitirle afrontar los nuevos gastos de la hipoteca que pesaba sobre su nueva casa. Desde luego no se equivocaba, el éxito de la simple y algo rancia “Hi-Lili, Hi-Lo” marcaron un antes y un después en su carrera. Convertida en no elegible para los miembros de la Academia en el apartado de mejor canción (la letra había sido usada anteriormente), su éxito arrastró una nominación para Kaper en el apartado de mejor música original y su único Oscar.
Ahora bien, desde el punto de vista estrictamente cinematográfico, “Lili” no puede considerarse de los mejores scores de Kaper. Un marcado estilo francés en la orquestación de su tema central (deudor de Debussy o Ravel), un motivo secundario que funciona en la mayoría de ocasiones en fusión con la idea principal y un cuerpo sonoro donde adquieren demasiada preponderancia los aires circenses en melodías que funcionan de manera diegética, hacen de esta partitura un híbrido de escaso interés dramático. Aún así, los espléndidos ballets diseñados por Kaper y los trágicos y románticos cortes finales son aliciente suficiente para destacar la bondad de este agradable trabajo. Como es norma en FSM, el score se complementa con una extensa relación de bonus tracks que en este caso se destinan mas a mitómanos que a aficionados estrictos a la banda sonora, amén de un libreto algo reducido y menos cuidado que en ediciones anteriores.
El tema central, melodía que interpretan en la famosa canción “Hi-Lili Hi-Lo” Leslie Caron y Mel Ferrer, tiene sabor parisino en la introducción del acordeón. Un vals carnavalesco (“Main Title”) entrañable y pegadizo. Con la inclusión del tema secundario asociado en un primer momento a la inocencia de Lili enfrentada a la gran ciudad (“Lili Follows the Boys”), Kaper cierra el círculo de melodías sobre la que hace girar el universo de la protagonista. Así, ambos temas operan de manera diegética en numerosos cortes que reviven el entretenimiento de los vendedores de ilusión ubicados en el circo. Piezas que adquieren un tono carnavalesco (“Peach Girl”) con la introducción de un vitalista acordeón, circense (“Merry-Go-Round”), festivalero (“Ferris Wheel”), de connotaciones hindúes (“Nautch Dance”), o en forma de can-can y polkas (“Dog Act/Can-can”). Música diegética que solo en una ocasión traspasa el umbral de la explícita narración para subrayar de manera dramática el desengaño amoroso de la protagonista en el corte “Ring”.
Un tratamiento más cinematográfico se vislumbra en los eficaces cortes “Goodbye to Marc”, sombrío tema de cariz trágico-romántico y “Curtain Down/Lili Leaves Paul/Paul and Lili/En Title”, el más largo de la edición, que fusiona los dos temas principales con desasosegador romanticismo, corolario final donde Lili descubre el amor oculto en la figura de Paul, resuelto con toques impresionistas y un magnífico subrayado emocional con los funestos solos de trompeta que acompañan el tema central en “Lili Leaves Paul”.
El punto fuerte del score se centra en la introducción de dos ballets, asociados a sueños de la protagonista, que sirven de manera ejemplar a la descripción de la escena tanto como al subrayado del estado anímico de Lili. “Adoration Ballet” mezcla romanticismo y sensualidad en el empleo de una big-band con orquestaciones de Skip Martin. La melodía que acompaña el corte fue escrita originalmente por Kaper para el filme de 1950 “A Life of Her Own” (editado recientemente también por FSM) y reutilizada posteriormente en otras dos películas. “Lili and the Puppets”, por su parte, es un ballet mas onírico que juega con componentes mágicos y cómicos, donde la tuba dota a la escena de un tono bufo.
“Lili” es un buen score que se magnificó en su momento debido a la popularidad de su tema central. Puestos a recuperar la filmografía de Kaper, empeño en el que ha puesto FSM especial interés, es de agradecer una edición completa del score, especialmente para valorar grandísimos trabajos como “Home From the Hill”, "Green Mansions" y “Mutiny on Bounty” que hubieran merecido, en comparación, mucha mayor resonancia.
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