Miguel Ángel Ordóñez
Con gran éxito de taquilla en toda Asia, “Shining Boy & Little Randy” (“Hoshi ni Natta Shonen”) narra la historia real del primer domador de elefantes en Japón, Tetsumu Sakamoto. Interpretada por Yuya Yagira, famoso por ser el actor mas joven ganador de un premio en Cannes (por el filme de Koreeda “Nadie sabe”), el score lo firma uno de los compositores japoneses con mas proyección internacional: Ryuichi Sakamoto.
Tras sus exitosas apariciones junto a Bertolucci, Stone o De Palma, Sakamoto llevaba un tiempo apartado de la música cinematográfica. Conocido por sus temas centrales gentiles y épicos, sus últimos trabajos ahondaban en la experimentación electrónica tan afín a su estilo alejado del cine. Dejando a un lado su última aparición junto a De Palma en “Femme fatale”, el claustrofóbico mundo construido alrededor de “Gohatto”, el aburrido y autista configurado para “Derrida” y el atmosférico y neutro mostrado en “Alexei and the Spring”, nos ofrecía la vertiente menos interesante de un compositor empeñado en crear microcosmos experimentales exentos de pasión y drama.
Con “Shining Boy & Little Randy”, Sakamoto recupera sus virtudes y defectos. Se muestra apasionado e inspirado en su vuelta al universo melódico tanto como escasamente dramático en algunos pasajes centrados en su metafórica creación de ambientes. Si bien es cierto que abunda mas lo primero que lo segundo. Así la omnipresencia de un poderoso y gentil tema central extiende sus tentáculos y minimiza la dimensión del resto de la obra. La melodía asociada a la pareja protagonista emerge distorsionada en el primer corte “Shining Boy & Little Randy - Opening Title” en forma de motivo de cuatro notas infantil en el uso del toy piano. Una exposición más completa para flauta irlandesa es introducida en “Smile” gracias al evocador sonido logrado por nuestro Carlos Núñez como intérprete. En adelante, el tema aparece en una exposición mas épica y gentil adueñándose de la partitura (con una sonoridad gemela a la lograda por el compositor en “El último emperador”) en “Flying to Thailand”, precedida de un sampler del folklore tailandés, de aspecto bucólico e idílico con “In the Sea”, asociado con ligera variación al padrastro empleando solos de piano con “Stepfather” o en una completa rendición de arrebatadora belleza en “Shining Boy & Little Randy- Endroll” donde la percusión adquiere formas ravelianas construyendo un disimulado bolero. Los hermanos Nuñez se lucen en el tema final con Carlos a la flauta y Xurxo a las percusiones (que curiosamente fueron grabadas en la habitación de su hotel en Nueva York) (“Shining Boy & Little Randy”).
Junto a este tema cohabita el asociado a la madre, una melodía que evoca soledad y tristeza y que aflora en el piano y con solos de violín en el corte “Decision”, obteniendo un delicioso toque melancólico durante “Affirming” y una dulce exposición a la cuerda en “Mother and Boy”.
Del resto del score cabe destacar la dulzura elegíaca de “The Funeral”, la sencillez e inocencia presente en “Date”, el dramatismo insuflado por el propio Sakamoto al piano en su juego de notas descendentes con “Adieu”, el vivaz y alegre uso de la armónica sobre ostinato al piano de “Elephant Show” o el aire épico de una libre variación del tema central recogida tras nerviosos scherzos en “Adventure” y reconvertida en pieza victoriana con aires de pompa y circunstancia con “Reunion”.
Las partes deudoras de la pasión de Sakamoto por la experimentación y la generación de ambientes opresivos toman forma en las disonancias de “Escape” acudiendo a un nuevo sampler (el “Wide Intro” de Slop Shop) o en la claustrofóbica “Oracle of White Elephant”, adquiriendo cierto tono místico.
Sin duda Sakamoto se congratula con sus fans en un nuevo ejercicio de moderado sinfonismo donde logra aunar belleza y practicidad siendo fiel al estilo que tantos adeptos le ha proporcionado.
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