David Rubiales
Uno de los ejes principales en los que se han articulado desde sus inicios los diversos universos creados por George Lucas es en la pueril y uniforme visión de la constante lucha entre el bien y el mal. Como tan bien se han encargado de grabar en nuestro subconsciente durante décadas, la Segunda Guerra Mundial es para muchos la representación más perfecta en el mundo real de dicha lucha, por lo que resulta evidente la enorme influencia que ha supuesto esta contienda para gran parte de la producción lucasiana y lo apropiadamente recurrente que es su utilización directa o indirectamente.
”Secret Weapons Over Normandy” es un simulador de vuelo que recrea las más famosas batallas aéreas que se produjeron en los cielos de medio mundo durante aquellos años. Como va siendo costumbre desde hace un tiempo a esta parte y gracias al volumen de negocio que mueve la industria del videojuego, consolidándose como la primera opción en el mercado del entretenimiento por delante del cine y la música, no se ha reparado en gastos para dotar a este simulador de un acompañamiento musical de primer nivel similar al utilizado en juegos de la misma temática como “Medal of Honor” o “Call of Duty”.
El encargado de materializar el proyecto es Michael Giacchino; un joven y talentoso compositor embarcado en la ardua tarea de perfilar poco a poco su propio estilo. Esta importante y crucial búsqueda únicamente puede culminarse si uno se aferra a una sólida formación y a un modelo de partida basado en el bagaje personal que sirva como base evolutiva. Como buen hijo de su tiempo Giacchino ha sido fuertemente influenciado principalmente por el esplendoroso neosinfonismo de John Williams y en menor medida por el intuitivo dodecafonismo goldsmithniano. Este hecho resulta patente al encontrarnos en esta obra múltiples referencias a “Patton”, “MacArthur” y “Tora! Tora! Tora!” de Jerry Goldsmith; a “1941”, “La Guerra de las Galaxias” y los temas olímpicos de John Williams y de manera más lateral al enorme trabajo de Ron Goodwin en “Battle of Britain”. Para todo aquel que pueda sentir algún recelo ante tales afirmaciones es justo decir que Giacchino maneja estas referencias, y nada más que eso, a su antojo mostrando en todo momento un gran desparpajo sin caer explícitamente en el plagio.
Partiendo de la experiencia adquirida con la saga "Medal of Honor", Giacchino sigue una línea continuista respecto a sus anteriores trabajos pero potenciando algunos aspectos que eviten la sensación de unidimensionalidad. El compositor es consciente de las particulares necesidades musicales del videojuego, en las que el jugador necesita tener una constante referencia musical que puede resultar empobrecedora, vertebrando de forma acertada la obra con dos temas de fácil asimilación, y de estructura semejante pero tonalmente contrapuestos, para representar en esencia los dos bandos contendientes. El primero de ellos es “Battlehawks Theme”, una vigorosa y enérgica fanfarria interpretada habitualmente por las trompetas y los cuernos que subraya perfectamente el arrojo y el heroísmo del grupo secreto de pilotos aliados encargados de hacer morder el polvo a la Luftwaffe. “The Nemesis Theme” por el contrario es una oscura, ominosa y hasta cierto punto decadente fanfarria que identifica al omnipresente escuadrón especial de pilotos de elite alemanes. La gran flexibilidad rítmica y la indiferente utilización de ambas piezas, unido a la diversidad temática, son tres importantes virtudes que no permiten que el oyente en ningún momento sienta una sensación de extenuación melódica.
Enorme es la variedad de escenarios que proporciona los diversos niveles del videojuego y que sirven como excusa al compositor para dotar a la obra de exóticas sonoridades y de una rica instrumentación. De esta manera podemos escuchar bases percusivas a cargo de tambores Taiko en “The Siamese Coast”, “The Rescue of Pauline” y “Midway” para representar a la armada y la fuerza aérea japonesa, sonoridades arábicas en forma de esbozos melódicos en “Zauara” que nos sitúan en la contienda norte-africana y trágicos coros eslavos en “Stalingrad” e “East Prussian Factory Run” para ubicarnos en el frente oriental europeo. En el apartado técnico merecen una mención aparte las potentes orquestaciones que dotan a la Northwest Sinfonia de una gran musculatura que le permite desarrollar y culminar el ostentoso cariz sinfónico pretendido por el compositor.
Un tema se alza esplendorosamente por encima del resto mostrando a las claras el enorme talento compositivo de Giacchino: “Fjords of Norway”. El corte arranca de forma ensoñadora con las flautas; a partir de ahí el compositor hace pendular la pieza, con gran elegancia y sutileza, de la calma a la tempestad mediante el uso de la masa coral, la percusión y las cuerdas. Los coros femeninos dan vida al frío y colosal paisaje proporcionando una etérea atmósfera que sirve como escenario para la desesperada y trágica lucha final que se desarrollará en los cielos. Esta lucha de ira y fuego, representada por el “Battlehawks Theme” y el “The Nemesis Theme”, se materializa mediante una macabra danza en la que ambos temas van solapándose en un crescendo que culmina de forma abrupta. Los coros vuelven a resurgir pausadamente a modo de epílogo como solemne recordatorio de la destrucción sembrada por el hombre.
Siendo la propuesta musical de Giacchino de naturaleza poco innovadora es justo decir que por momentos resulta tremendamente atrevida. Este atrevimiento genera sublimes pasajes musicales, que dejan entrever pequeñas pistas de lo que nos deparará en el futuro el compositor, pero también producen en ocasiones un paroxismo instrumental que roza el caos y desluce el resultado final. Aún así, con sus virtudes y defectos, "Secret Weapons Over Normandy" resulta una obra como mínimo tremendamente entretenida y disfrutable… y eso en los tiempos que corren ya es mucho decir.
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