Pablo Nieto
Es una lástima que David Arnold comenzara a trabajar con John Singleton en la etapa más comercial y menos interesante del director. El Singleton de “Shaft”, “Two Fast Two Furious”, “Baby Boy” no es el mismo de “Los Chicos del Barrio”, “Semillas de Rencor” o “Rosewood”. Estos últimos trabajos verdaderamente destacables. Tampoco David Arnold es el mismo compositor. En los últimos años se ha alejado voluntariamente de la música de cine, limitando su participación a films muy concretos, y casi siempre realizando un acercamiento electrónico o “pop” de la composición. Esto es algo que a los puristas, y demás aficionados, que le consideraron el heredero natural de John Williams tras “Stargate” e “Independence Day” no les ha hecho mucha gracia. Pero es lo que hay…
“Four Brothers” es la última colaboración de Arnold con Singleton. Un film con un gran trasfondo dramático, en el que se nos presenta a cuatro hermanos, todos ellos adoptados que deciden tomarse la justicia por su mano y vengar la muerte de su madre. Evidentemente, no hay que ser muy hábil para situar la ambientación del film en los bajos fondos de la cultura y las pandillas americanas, en las que tan bien se ha movido siempre Singleton. Tampoco hay que ser un lince, para intuir los derroteros por los que ha tirado Arnold con la partitura: un trabajo sobrio, eminentemente electrónico, un híbrido de jazz y R&B, y que en parte nos retrotrae a otras composiciones del ídolo de Luton, como “Shaft” o “Changing Lanes”.
La edición discográfica del score es una de las grandes sorpresas del año, más que nada, porque se incluyen 14 minutos de música no utilizada en el film. Temas cuyo desprecio, en beneficio de las típicas canciones comerciales, con raperos gritando, provoca cierto sonrojo. Así, no hay más que escuchar el estupendo corte que abre el compacto, “Four Brothers”, donde se presenta el tema central del film. Un excelente motivo, de aire cálido, donde guitarras y una suave percusión, marcan el ritmo al “hammond”, las cuerdas y a un sensual saxo solista que evoca los sentimientos de la madre.
Un tema, recuperado en “Thanksgiving”, en esta ocasión con unos solos gospel, a cargo de Bobette Jamison-Harrison, muy apreciables. Más contenido y con mayor protagonismo de las cuerdas lo tienen los siguientes cortes “The Lights Go Off” y “Surveillance Camera”.
“Holding Court”, es puro “Shaft”, blaixpotation al poder, con predominio de metales, sin terminar de desarrollarse como tema de acción. Algo que sí podemos decir de “Shoot Out”. Un intenso pasaje, donde la electrónica asume todo el protagonismo, con dos contrapuntos variables: uno basado en continuas referencias al tema central, y otro con la orquesta marcando su ritmo.
Apreciable el típico tema para secuencia “preparación del plan”, que podemos escuchar en “400k Plan”. Por desgracia otro tema inédito, como el corte que sigue “Cops and Business”. Ambos caracterizados por la perfecta combinación de descripción, con intensidad y el establecimiento de un ritmo en el que se integra a la perfección la orquesta. En ningún momento llegan a ser cortes de acción en sentido estricto, pero es que tampoco la película así lo requiere. Algo parecido le ocurre a “Iceman”, especialmente llegados a la mitad del corte, donde parece que la música quiere romper pero al final termina diluyéndose.
El disco, finaliza con una nueva versión del tema central en “Rebuilding the House”, mucho más optimista, de excelente sentido del ritmo, idónea para convertirse en metáfora de la redención de los hermanos, aunque así no se entendiera en la sala de montaje pues es otro corte no utilizado.
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