David Rubiales
El formato televisivo ha sido infravalorado históricamente no solo por la crítica y el público si no por los mismos profesionales del medio que en gran medida lo han considerado un eficaz método de subsistencia profesional que sirva de transito para alcanzar metas más altas. La menor talla en cuanto a la espectacularidad, los recursos y el glamour frente a su hermano mayor, el formato cinematográfico, no han ayudado mucho en su justa consideración aunque en los últimos tiempos las diferencias se hallan reducido considerablemente gracias a la mayor apuesta por parte de las grandes productoras debido a la menor afluencia de público a las salas cinematográficas y al inicio de la HDTV (High Definition Television).
Es costumbre halagar sin pudor el esfuerzo que supone trasladar esas historias-río que se nos presentan en la gran pantalla y admirarnos con cada uno de los aspectos relacionados con ellas sin considerar en ocasiones que lo importante no es el envoltorio si no lo que contiene el mismo. Argumento, diálogo, personajes, dirección e interpretación no son sinónimo de abultados presupuestos por lo que resulta injusto no valorar adecuadamente el laborioso y complejo trabajo que hay detrás de estas producciones televisivas que con muchos menos recursos, y por lo tanto con más trabajo e imaginación, sacan a delante en muchas ocasiones obras de probada calidad. Esta apreciación se hace también extensible al aspecto musical de estas producciones que son en ocasiones examinadas, valoradas y catalogadas con un cierto desdén como obras menores.
"Amerika" fue concebida por el director Donald Wrye como una miniserie de siete capítulos que se extendía hasta un total de 15 horas. Durante las siete noches que duró la emisión de la miniserie la cadena estadounidense ABC tuvo a casi 80 millones de espectadores delante de sus televisores. La historia narraba los dramas personales de una serie de individuos años después de una hipotética invasión soviética a los Estados Unidos. Basil Poledouris fue el encargado de musicalizar la miniserie, gracias al apoyo de Donald Wrye, no sin haber salvado antes las reticencias de los productores por su vinculación a "Red Dawn" (un proyecto anterior basado en una premisa similar). Wrye conocía la solvencia del compositor por haber trabajado con él en "The House of God" (1984) y <>"Fire on the Mountain" (1981) y no dudó en su capacidad para afrontar con éxito las particularidades de semejante proyecto. Aún con el apoyo de director y con su currículo como compositor, Poledouris se vio obligado a presentar una suite de 16 minutos para piano, donde perfilaba los principales temas, como paso previo a su confirmación como compositor del score.
"Amerika" comienza con un evocador “Main Title”, que se convertirá en el leit-motiv de la obra, interpretado por la totalidad de la orquesta en el que rápidamente se distingue en su estructura armónica reminiscencias de la música de Aaron Copland y de su sentido musical de lo “americano”. El tema se abre con una corta fanfarria que sirve como introducción al tema central que nos traslada con un tono nostálgico, pero a la vez optimista, la visión de los paisajes del medio-oeste americano y la desolación de las otroras fértiles granjas. Con este tema podemos comprobar la versatilidad y la adaptabilidad de la música de Poledouris para reflejar conceptos parecidos en ambientes contrapuestos si lo entendemos como el natural precursor melódico del que sirve como eje principal de otra producción televisiva a la que tuvo que hacer frente un par de años después. Estoy hablando, por supuesto, de "Lonesome Dove". Argumentalmente las dos producciones son muy diferentes, pero en el fondo ambas exploran los mismos conceptos sobre el espíritu del pueblo norteamericano solo que aplicando tonos muy distintos. Si el “Main Title” de "Amerika" evoca la supuesta naturaleza indómita de un pueblo conquistado, el tema principal de "Lonesome Dove" refleja de forma positiva el mismo espíritu para representar la lucha de los pioneros contra los elementos.
"Alethea", es una pieza corta para cuerdas, viento y madera dedicada a una de las principales protagonistas de la historia. Como lógica extensión del tema principal "Alethea" insiste en el tono nostálgico del primero, pero de manera más intimista, para describir la vuelta a casa de la hija pródiga y sus conflictos personales. A continuación "Supper" nos traslada de la nostalgia a la desesperación y la pérdida, principalmente a través de las cuerdas y el piano, como reflejo musical de la dura realidad que rodea a la historia y en la que el espectador se va introduciendo. Seguidamente la pieza deriva al tema principal interpretado de forma orgullosa para desembocar finalmente, de la mano del oboe y un solo de trompeta, hacia un sentimiento de esperanza contenida.
"U.N.S.S.U." supone un cambio temático importante al enfrentarnos con un poderoso e implacable tema de corte marcial, que está entre los más inspirados de todo el score, subiendo la tensión musical varios enteros. Con leves y sutiles matices, que recuerdan la tradición musical eslava, y mediante un crescendo de cuerdas, sintetizadores y metales Poledouris nos describe los fascistas métodos de control de la población por parte de las tropas soviéticas. Resulta evidente la notable evolución del compositor americano en cuanto a la utilización de las bases sintetizadas respecto a otros trabajos anteriores como "Red Dawn" o "A Whale for the Killing", donde su uso resultaba más tosco e inseguro, gracias a la colaboración mantenida con el teclista y experto en sintetizadores Michael L. Boddicker. "Amerika" es, en este sentido, un paso importante hacia la cuasi-perfección que supondrá su utilización en "The Hunt for Red October".
"Humiliation of Alethea" vuelve a elevar la tensión musical gracias una elaborada estructura rítmica a cargo de la percusión que alcanza su plenitud en la recta final del tema con una derivación bastante desasosegante. En contraste con el anterior tema "Ride to Brothel /Helmut & Alethea" se inicia con un melancólico solo de piano acompañado de un dúo de violines que describen el viaje de Alethea hacia el prostíbulo donde las autoridades soviéticas le han asignado que trabaje. Allí se encuentra con un oficial de Alemania del este llamado Helmut al que Poledouris identificará melódicamente con un hermoso pero oscuro vals.
"Devin´s Return" ambienta el retorno del hermano de Alethea tras su confinamiento en un gulag por su activismo en contra de la invasión, hecho que provoco la caída en desgracia de su familia. La emoción del momento se refleja con una delicada melodía a cargo de las cuerdas y los instrumentos de viento y madera que desarrollan la emoción del drama familiar. De diferente tratamiento son "Dieter´s View" y "Burial" donde la tristeza que emana de las cuerdas resulta aún más abrumadora. El violín y los violonchelos adquieren un especial protagonismo como voz trágica aumentando la dramaturgia gracias a las excepcionales dotes de Poledouris para la melodía.
Un pizzicato de cuerdas y una animada melodía a cargo de los instrumentos de viento forman la columna vertebral de "Ceremony Montage", un maravilloso ejercicio de ritmo que el compositor culmina con inequívoco tono esperanzador gracias a la intervención de la totalidad de la orquesta y que sirve como perfecto enlace al siguiente tema "Train to Vladivostock”. Este corte se erige por méritos propios como uno de los mejores y más complejos de todo el score. Al inicio la tristeza que emana de los metales se contrapone a la humanidad que reflejan las cuerdas, pero Poledouris cambia su sentido a medida que avanza la pieza para transmitir la contradicción de los personajes al pasar rápidamente de la esperanza a la desolación. La maravillosa cadencia y la estructura percusiva de este tema recuerda tangencialmente algunos pasajes de la obra maestra de Leonard Bernstein "On the Waterfront".
La disonancia hace acto de presencia por primera vez en “Terrorists Arrive / Capitol Means” como sustento atmosférico de las dramáticas secuencias que describen la caída y destrucción de Washington. A continuación en “Andrei´s View”, con la desoladora voz del oboe como único acompañamiento, seguimos el recorrido de uno de los protagonistas por las ruinas de la capital siendo testigos de la destrucción provocada. La muerte se nos revela ya avanzado el tema a través de un delicado pero funesto adagio para cuerdas. Poledouris construye con este tema un impresionante y dramático fresco musical que tiene como principal característica una “sosegada intensidad” muy del estilo del genial Georges Delerue.
Como cierre musical el corte “The Meaning” es toda una declaración de intenciones. Poledouris inicia el tema con un nostálgico oboe para dar paso a un optimista solo de flauta que a su vez sirve de anuncio para que las cuerdas rememoren de forma más calmada la animada melodía del tema “Ceremony Montage”. El triunfo del espíritu, americano por supuesto, es interpretado finalmente y de forma evocadora por la totalidad de la orquesta mediante el tema principal cerrando la obra con un esperanzador, que no triunfalista, broche de oro.
Evocador, poderoso, sombrío, ominoso, optimista, melancólico, dramático, nostálgico, intimista… adjetivos todos ellos que describen con exactitud el enorme trabajo realizado por Poledouris para esta miniserie. "Amerika" es un abanico de emociones y sensaciones, descritas a través de la música con claridad y perfección, que evidencian la riqueza y la diversidad temática de una partitura llevada a término por el compositor y una Hollywood Symphony Orchestra que brilla con luz propia exhibiendo todo su potencial sonoro gracias a la importante presencia de todas las secciones de la orquesta. En definitiva, una obra que debería ser tenida muy en cuenta no solo por los seguidores del compositor si no por los aficionados en general a la música cinematográfica.
Rescatada del ostracismo por Prometheus en una tirada limitada de 3.000 ejemplares, con una buena calidad de sonido, unos generosos 75 minutos y un excelente libreto, esta obra viene a llenar un hueco importante en la discografía del compositor norteamericano ofreciéndonos la posibilidad de disfrutar de uno de los pilares fundamentales de su carrera con la esperanza, eso si, de que nos siga deleitando en un futuro próximo con nuevas joyas musicales.
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