José-Vidal Rodriguez
Como ha manifestado él mismo en varias ocasiones, Bill Conti es un autor más preocupado por componer que por ver sus trabajos finalmente editados. Ello explicaría el hecho de que varias de sus obras más memorables (especialmente sangrante es el caso de “Evasión o Victoria”) aún permanezcan inéditas hasta la fecha. Por fortuna, últimamente dos sellos discográficos como Intrada y Varése parecen estar potenciando la figura del músico de Rhode Island, a base de publicar trabajos que nunca antes vieron la luz en el mercado.
En el caso del presente álbum, hay que matizar que los dos scores incluidos sí fueron comercializados en LP; eso si, vinilos tan codiciados que resultan prácticamente imposibles de encontrar en la actualidad, por lo que se agradece sobremanera su edición en compacto.
”F.I.S.T”, biografía del mítico sindicalista Jimmy Hoffa (oculto en el filme tras el pseudónimo de Johnny Kovak), fue dirigida en 1978 con el buen hacer habitual de Norman Jewison y protagonizada por un Sylvester Stallone que por aquellos años aún parecía un actor llamado a hacer cine de calidad. Casi un lustro antes de lograr su controvertido oscar por “Elegidos Para la Gloria”, la partitura de “F.I.S.T.” supuso para Bill Conti una de las primeras oportunidades de demostrar sus innegables habilidades en la composición sinfónica, así como una perfecta ocasión para quitarse el estigma rockyniano de músico rítmico más orientado a los escarceos con el pop/rock. Oportunidad que aprovechó también para trabajar con ese grupo de monstruos de la interpretación que es la London Symphony Orchestra, toda vez que el score fue regrabado en Londres para su comercialización en LP.
La partitura no es ni la mejor ni la más notoria del autor, pero sí un trabajo ciertamente encomiable, cimentado en un retentivo tema principal que fusiona el carácter semi-épico de la historia con el halo de compromiso social desprendido por el controvertido personaje de Hoffa. De esta forma, las trompas disonantes del inicio del tema introducen el leitmotiv propiamente dicho, una evocadora melodía a cuerdas, tan sencilla como a la par épica, y arreglada de tal forma que convierte sus acordes en un auténtico “himno sindical”.
A partir de ahí, Conti propone una sucesión de cortes de marcado carácter costumbrista, si se quiere un tanto más incidentales, pero salpicados algunos de ellos con las agradecidas notas del motivo central. No faltan temas oscuros, que inciden en la consabida relación de Hoffa con la mafia italiana, caso del “Doyle´s Men” o el “Lights Out”.
Con “Torching The Tent”, el músico nos regala uno de esos vigorosos golpes de fanfarrías con los que tan bien se maneja. A estas alturas, nadie duda de su enorme habilidad para este recurso, y de que los resultados conseguidos con él son de una efectividad pasmosa. Estos arranques de metal los completa con un obstinato de cuerdas que aporta ese grado justo de tensión plasmada por las imagenes. Algo similar a lo que hará en el corte ”The Big Strike”, donde el compositor multiplica el efecto de las fanfarrias para golpear incesantemente al oyente, embarcándole en los disturbios que precedieron a la primera gran huelga del Sindicato de Transportistas auspiciada por Jimmy Hoffa.
El mejor tema de la partitura lo encontramos justamente al final, en el “End Title”: una especie de emotivo cánon en homenaje a un Hoffa desaparecido en extrañas circunstancias, que a mitad de su ejecución desembocará en un reprise del motivo central francamente interesante y conmovedor.
A partir de la pista 15 del CD, se incluye el principal reclamo del álbum y una obra anhelada por muchos de los seguidores del americano, ”Slow Dancing in the Big City”. Filme romántico con el mundo de la danza como telón de fondo, que supuso tras el enorme éxito de “Rocky” la segunda de las colaboraciones entre el músico y el cineasta John G. Avildsen, con el que formaría a partir de entonces uno de los tandems más prolíficos del panorama hollywoodiense.
Estamos ante un score muy poco conocido para el aficionado medio, pero que desde luego quedará impreso con letras de oro en la filmografía del músico americano. Si con “F.I.S.T.” descubrimos a un Conti sumamente eficaz, este segundo trabajo nos revela a un autor inspiradísimo y comprometido con la historia a la que pone música. Inspiración plasmada ya en su hermosa melodía central, delicada pieza romántica a piano cercana a la impronta Delerue, que tendremos ocasión de disfrutar durante los tres primeros temas. Pero sin duda, la versión culminante de este leitmotiv la escucharemos en la grandeza del mejor corte de todo el compacto, “The Ovation”. Un tema de la suficiente rotundidad y belleza como para llegar a emocionar hasta al más frío de los oyentes, en el que la orquesta en pleno desborda su capacidad interpretativa en un auténtico festival melódico, de lo mejor que ha escrito Conti a lo largo de su dilatada carrera. Sólo por escuchar esta maravilla merece la pena la adquisición del compacto.
Al igual que en “F.I.S.T.”, este tema central lo convierte el autor en un referente de uso continuo (que no abuso). Y frente a la concepción más intimista de esta partitura, dominada sobre todo por las flautas y un omnipresente piano, Conti no desaprovecha la ocasión para volver a manejarse con soltura en la composición sinfónica; eso si, aderezada aquí con apuntes de otros géneros musicales en la medida en que la protagonista afronta cada nuevo tipo de baile (“T.C. Salsa”).
Así, en el caso del corte ”Balleto”, otro de los temas estrella del score, oiremos siete minutos de gran complejidad orquestal, a modo de ballet contemporáneo plagado no obstante de recursos clásicos, cuya diversidad de matices melódicos hace ciertamente difícil su descripción. Tema complicado, del que incluso se comenta en el libreto que fue re-escrito varias veces hasta que Avildsen dio el visto bueno final; y complejidad resuelta de manera loable por Conti, lo que sirve una vez más para reivindicar la existencia de un gran músico clásico detrás de esa impronta tipo “Karate Kid” por la que se hizo más popular.
El único corte no escrito por el americano es la canción que cierra el CD, “Blue Evening”, una conocida pieza de los años 40 que popularizara Woody Herman, interpretada ahora por la cálida voz de Michael Dees.
En definitiva, que no dude el lector ni por un momento de la calidad del álbum y del acierto del sello Varése al rescatar del olvido dos espléndidos trabajos de un músico, por aquel entonces, en el mejor momento de su carrera. Imprescindible para entender las verdaderas aptitudes de este autor menospreciado injustamente por la industria de cine actual.
NOTA: El contenido del libreto del CD, con notas a cargo de Jerry McCulley, incluye extractos de la entrevista concedida en exclusiva a Scoremagacine por Bill Conti, citándonos como fuente. Si estas interesado en leer el contenido íntegro de la misma, pincha en el siguiente enlace Ir a entrevista
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