Ignacio Garrido
Existen géneros que dado lo arbitrario de su propuesta sonora incidental, se pueden permitir el lujo de poder destacar con sus bandas sonoras, o al menos de componerse para ellas fragmentos musicales interesantes que resulten agraciados en su audición externa al film sea cual sea el compositor asignado al proyecto. El caso de los films de acción es uno de ellos (aunque es sin duda en la comedia y la animación donde esto se puede aplicar con mayor acierto), si bien es cierto que también es el género más denostado dentro de los films hollywoodienses que repiten una y otra vez los clichés impuestos en su momento por Goldsmith, y luego por Zimmer e incluso actualmente por Newton Howard, que casi parece unificar esas dos vertientes en ciertos aspectos de sus trabajos para la acción y al que Tyler parece recurrir intermitentemente en su música para “Paparazzi”.
En un film sobre la intrusión y desgracias causadas por unos fotógrafos en la vida de un actor y su venganza sobre ellos, el planteamiento musical escogido no deja de ser obvio, ya que como cinta de acción su acompañamiento musical debe ensalzar y destacar los elementos trepidantes sin sutilezas, abrazando el estruendo y la gran masa orquestal sin concesiones. Eso es lo que Tyler aborda en esta banda sonora desde el primer momento y lo que configura el grueso del score editado en el CD, nuevamente demasiado largo, de la casa Varése.
El corte “Cat and Mouse” supone la línea de orquestación general de la partitura, excesiva y recargada, con muchos elementos y efectos electrónicos, percusiones tremebundas y ritmos trepidantes, acertadamente sincopados aunque plenamente deudores de la sonoridad de Christopher Young en sus obras de acción (“Hard Rain” o “Set It Off” por ejemplo) o directamente de cualquier trabajo de Newton Howard como evidencian cortes como “Silent Anger” o “Garbage Fetish”, aunque sin llegar de lejos a su inspiración. La ausencia de un tema central destacable o definido ayuda a no encontrar una identificación directa del protagonista como un héroe (algo que se consigue con un medio tan sencillo como integrar un breve motivo melódico en la composición, algo que en estupendas creaciones recientes para el género como “Cellular” de John Ottman se logra a la perfección), ya que es de suponer es lo que buscaban director y músico.
Los pasajes líricos, son nuevamente los tópicos y recurrentes momentos ya escuchados en cualquier obra anterior de Tyler incluyendo voz solista femenina, coros sampleados y distorsiones electrónicas con los sintetizadores que crean el ambiente necesario para emular algo parecido al sentimiento en cortes como “Solitude” o “The Awakening”, en el que otra vez y repitiendo la fórmula de “Godsend”, recupera un tema de otra banda sonora para adaptarlo y distorsionarlo hasta casi convertirlo en otro, tratándose en este caso del tema central de “Children of Dune” (melodía que por otro lado Tyler ya había tomado prestada de Trevor Rabin para su formidable “Deep Blue Sea”). Asimismo los momentos puramente electrónicos (con batería, sintetizadores, samples y demás) como “Premiere”, son de lo más convencional, recordando en muchos momentos la música de cualquier episodio de "CSI" (sin menospreciar dichas composiciones en ningún momento, pero a Tyler y para cine debería pedírsele algo más). Siendo estos fragmentos los menos originales en planteamientos y soluciones, el score tiene la virtud de evitar estas incómodas pruebas de creatividad en el grueso de la duración para volcarse, dado el fracaso que evidencia en las mismas, en lo que el compositor sí sabe hacer: crear espectáculo sonoro.
Si bien es cierto que este espectáculo es más de cartón piedra que otra cosa, incluyendo el descarado plagio a un corte de Graeme Revell para “The Insider” (a la que también evoca en su corte final haciendo eco del genial tema de Gustavo Santaolalla utilizado en aquella "Iguazu"), al menos consigue entretener en buena parte de la duración del disco con solvencia y pese a entresacar ideas de aquí y allá, demuestra saber hacer en la orquestación con cortes destacables como “Privacy Intruders” o “Force Chase”, y en especial la excelente percusión de “Turning Tables”. No consigue pese a todo alcanzar el nivel de su composición más interesante para la acción “The Hunted” (aunque ésta también fuese una obra irregular, si bien de brillante resolución en su mayor parte), pero queda mejor situada que la mayoría de sus obras y da exactamente lo que se puede esperar de un trabajo suyo para este género, un refrito de buen empaque, quizás demasiado excesivo y con las tintas cargadas en una orquestación tremebunda, pero resuelto con eficacia y con breves pasajes líricos tópicos aunque funcionales que compensan la saturación continua de acción, equilibrando finalmente un disco solo recomendable para seguidores y aquellos que no tengan ninguna otra opción mejor sobre la que saltar.
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