Pablo Nieto
Gregg Araki, nuevo enfant terrible del cine indie, es el responsable de ”Mysterious Skin”, un complejo viaje de iniciación y descubrimiento de dos adolescentes (Neil y Brian) con crecientes dudas sobre su personalidad y el mundo que les rodea.
Si el tirón comercial del cine independiente suele ser ya complicado de por sí, que decir de sus bandas sonoras. Sin embargo, para Commotion Records, eso no es ningún problema. Este nuevo sello creado por el presidente de CBS/Sony Walter Yetnikoff y la supervisora musical Tracy McKnight, lleva desde 2003 fomentado la distribución comercial de bandas sonoras “indies”. Una iniciativa que es digna de todos los elogios, con independencia de la calidad de los trabajos editados, que de hecho es bastante elevada como lo demuestran discos como “The Cooler”, “Hotel Rwanda” y precisamente el score que ahora nos ocupa.
El guitarrista de los Cocteau Twins Robin Guthrie y el veterano compositor Harold Budd, son los responsables de la música de ”Mysterious Skin” , sin duda uno de los trabajos más sorprendentes del año. Un score meditativo y profundo, de enorme carga reflexiva, donde la guitarra se convierte en el principal hilo conductor de la música.
Los acordes de Guthrie fluyen con naturalidad, se repiten con tempo minimalista y se integran con eficacia en la etérea atmósfera electrónica creada por Budd; quien demuestra porque ha sido, durante bastantes años, la mano derecha del gran Brian Eno.
45 minutos para relajarse, olvidarse de cualquier conflicto externo, y sentir como tu cuerpo comienza a flotar como un elemento más de la volátil composición musical de esta banda sonora.
Destacar algún corte en concreto supondría romper la magia de una música, que busca la perfección a través de la linealidad, del bucle infinito que viene y va. La libertad no debe ser enfrascada ni individualizada.
Quien busque un momento de paz y relax, que no dude en dejarse hipnotizar por este trabajo; tan ambiental e insinuante como el “Twin Peaks” de Angelo Badalamenti, tan reflexivo y contemporáneo como el “Solaris” de Cliff Martínez. Tan ligero como el aire. Así es ”Mysterious Skin” .
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