Pablo Nieto
En lo más recóndito de la pantanosa Louisiana, el Vudú, la magia negra ha sobrevivido como una cultura maldita, escondida en las peligrosas ciénagas donde caimanes y serpientes venenosas cohabitan en busca de su sitio entre sus aguas. Hasta allí, a la devastada Louisiana, y en concreto a la “insana” Nueva Orleans, viajará Caroline Ellis (Kate Hudson). Necesita ganar dinero para poder estudiar enfermería y eso la obliga a aceptar el empleo de cuidar de una anciana (Gena Rowlands) que vive en una aislada plantación, donde todavía se mantiene en pie lo que antaño era una ampulosa mansión colonial, y que ahora no es más que una casa de madera semi derruida. Allí, dentro de la casa, en el interior de sus ocupantes, la magia negra ha encontrado un confortable espacio donde refugiarse. Caroline poco a poco irá descubriendo el misterio que allí se esconde; un misterio que se convertirá en una seria amenaza contra todo aquel que le cuestione. “La Llave del Mal” (The Skeleton Key) , es la clave para poder cruzar el umbral que conduce a una realidad, donde todos nuestros temores se hacen realidad.
Ian Softley, responsable de esta ambiciosa (pero fallida) producción de terror, repite colaboración con su compositor fetiche: Edward Shearmur. Con él trabajó en la maravillosa “Las Alas de la Paloma”, repitió en la excéntrica “K-Pax”, y viendo el estupendo resultado musical, “The Skeleton Key” era una perfecta ocasión para repetir experiencia.
De Shearmur, debemos seguir alabando su extraordinaria proyección. Un compositor que ha ido de menos más, madurando a pasos agigantados, y que aún tiene mucho que decir dentro de la música de cine. El año pasado su sinfónica partitura para “Sky Captain and the World of Tomorrow” fue la sensación de la temporada; pero es que antes de llegar a este film, ya había demostrado su capacidad para adentrarse en el género de las aventuras con “El Conde de Montecristo”, o del género apocalíptico con la violenta opresión de “El Imperio del Fuego” (su mejor partitura hasta la fecha).
En “The Skeleton Key”, la “realidad” Shearmur, nos traslada a un universo irreal, con una partitura absolutamente ejemplar. Una mezcla del aire insano y corrupto que aportan las guitarras de “El Efecto Domino” de James Newton Howard, con el espíritu sureño de “Rosewood” de John Williams, y todo ello envuelto por una opresiva e intrigante atmósfera propia de cualquier partitura de terror de Christopher Young. Sin duda un nuevo ejemplo de la versatilidad y talento de su autor.
El score, combina el uso de guitarras sureñas (banjos, eléctricas, acústicas) para situarnos en las ciénagas de Nueva Orleans, con una variada paleta orquestal de ritmos, percusiones, sonidos tribales y vigorosos crescendos (se nota la mano de Robert Elhai, orquestador habitual de Elliot Goldenthal).
La edición discográfica de Varèse, es un compendio de canciones de la zona e himnos sureños tradicionales, con unos 25 minutos de score de Shearmur. Cortos pero intensos.
En “Opening Titles”, se nos presenta el intrigante tema central. Un motivo construido en torno a una obsesiva melodía para guitarra, completada por una segunda línea melódica a base de cuerdas y una disonante atmósfera de fondo. El tema será repetido al comienzo de “Ben Escapes”, antes de entrar en juego la música de acción. Sin duda, parece que estuviéramos en medio de un ceremonial vudú, magnificado por la presencia de la orquesta.
“Violet´s Story”, es un interesante corte que arranca con un evocador solo de banjo, que poco a poco será sustituido por una obsesiva pieza tribal, de machaconas y terroríficas percusiones. El contraste lo ofrece el siguiente corte del score, “Hoodoo Woman”; contenido, pero amenazante, de nuevo con el tema central (en esta ocasión presentado sólo por medio de cuerdas), asistido por el banjo y la disonancia de la orquesta.
“Saving Ben” y “The Conjure Room” son todo un ejercicio de maestría. Un ´tour de force musical, un ritual donde percusiones, crecendos orquestales y continuas disonancias te adentran en un mundo donde terror e incredulidad van de la mano. Dos piezas musicales para enmarcar, con la misma fuerza, complejidad y oscuridad que la destructiva partitura de Shearmur para “El Imperio del Fuego”.
El disco finaliza con una oportuna revisitación del tema central en “Thank you Child”. Un final contenido pero que para nada modula su opresiva introspección, incidiendo aún más en esa sensación de vacío e incomprensión continuamente buscada a lo largo de la partitura.
“The Skeleton Key” es un trabajo que ofrece más de lo que muchos cabrían esperar. Shearmur consigue revitalizar la música de terror. No sólo cumple, con esta partitura de música del más allá, confirma el momento dulce que está viviendo como músico. Sólo le falta un film de algo más de calidad, y con un poco más de repercusión para rematar la faena. Tiempo al tiempo.
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