Pablo Nieto
Ambientada en la Inglaterra victoriana, “Black Beauty” (Un Caballo Llamado Furia), es un correcto film para toda la familia, que nos cuenta la historia de un espectacular purasangre azabache. Un cuento para niños, donde se exaltan valores como la amistad, la lealtad, el trabajo, todo ello sin renunciar a la crítica social, a la condena de los malostratos, no sólo a animales sino tambíen a personas, los abusos de la infancia...
La responsable de esta producción es Caroline Thompson, directora y guionista especialista en este tipo de historias con animales como protagonistas, como lo demuestra su guión para “De Vuelta a Casa” (preciosa fábula de Disney sobre dos perros y un gato que viajan en busca de su amo) o “Buddy”, que cuenta la historia de una excéntrica mujer que adopta a un gorila, al que cuidará como si fuera su propio hijo (el hijo que nunca podrá tener).
La cuidada producción de “Black Beauty” es algo que no debemos pasar por alto. Empezando por su estimulante fotografía, y sobre todo, la música de Danny Elfman, quien se vió involucrado en este film por la sencilla razón de que Thompson era por aquel entonces su esposa. La conoció durante el rodaje de “Eduardo Manostijeras”, de la cual ella era guionista. Posteriormente, ambos se separarían, pero eso ya es otra historia, ¿verdad, Bridget?
La música de Elfman para esta película se une al nutrido grupo de estupendas bandas sonora para películas en las que los caballos son protagonistas. Carmine Coppola (“El corcel negro”), Nicola Piovani (“Running Free”) o Basil Poledouris (“Amanda”), son algunos de sus miembros, pero sin lugar a dudas son las partituras de Georges Delerue para “Como uña y carne” (portentosa banda sonora) y la de Thomas Newman para “El hombre que susurraba a los caballos” las más brillantes.
Para este film, Elfman escribe un score muy bucólico de aires folk, con ciertas reminiscencias a otros trabajos suyos como “Sommersby”, y que gira en torno a un precioso y omnipresente tema asociado al gran protagonista de la película: “Furia”. Este motivo, tiene unos rasgos celtas muy característicos, asociados al deseo de libertad del caballo. La fuerte ligazón que une a lo celta con la naturaleza, justifica de por sí este recurso, que a su vez ayuda y mucho a situarnos en la campiña británica. A lo largo del score, el tema será objeto de continuas variaciones. Unas veces presentado a piano o flauta; otras sólo con arpa, pero en general serán las cuerdas las que asuman su desarrollo (siendo especialmente destacables algunos solos de violín 100% "elfmaniacos").
Como una derivación de este motivo, nos encontramos con el tema del hogar; algo más dramático y contenido, y que también tendrá un protagonismo importante a lo largo partitura.
En los "Main Titles", Elfman pone todas las cartas sobre la mesa. Es aquí donde se presenta el tema de Furia, al que seguirá el tema del hogar. Un corte donde se crea la armonía y la textura musical que condicionará el resto del score. La música describe la libertad de los caballos, su perfecta conexión con la naturaleza, su indescriptible belleza.
En "Baby Beauty" nos encontramos un divertido motivo asociado al potrillo recién nacido. La música describe sus primeros juegos. Cómo no, con el tema central de fondo, que se transformará en un movimiento de gran dinamismo sinfónico para describir la primera gran carrera de la manada de caballos, en el corte "Gag on the Run". Corte donde también encontramos una curiosa marcha de aire bufonesco, típica del compositor. A este corte, le seguirá el hermoso sólo de piano (posteriormente arropado por flauta, cuerdas y arpa) del tema central para "Mummy", y el divertimento de "Jump for Joy", donde sobresale su interesante sentido del ritmo, con las percusiones como protagonistas y las consabidas variaciones del tema central.
"Kicking Up a Storm" es otro ejemplo destacable de la brillantez contenida en este partitura. Tras un comienzo intimista por medio de piano, se da paso a una poderosa versión a cuerdas del tema central. Ese poderío parece contagiar al siguiente corte, "The Dance", que comienza con gran brío gracias a una nueva y disfrutable variación del tema central por medio de flauta, al que seguirá la melancolía del tema del Hogar, finalizandocon un oscuro y deprimente motivo, que describirá los primeros momentos de la enfermedad de “Furia”. La preocupación de Joe, el niño encargado de cuidar al caballo, tendrá reflejo en "Sick". Un dramático motivo de cuerdas y piano, que refleja la delicada situación del caballo y los cuidados del muchacho, y donde los apuntes, nunca desarrollo completo, del tema central ayudan a entender metaforicamente la lucha del caballo contra enfermedad.
Una lucha de la que saldrá victorioso en “He´s Back”. Pieza que comienza manteniendo el pesimismo en la música, para luego ir introduciendo progresivamente el tema central sincopado con el tema del Hogar. En "Frolic", podremos disfrutar ya de la total recuperación del caballo, galopando por los campos de la mansión donde trabaja, jugando con su amigo. El piano y los pizzicatos de cuerdas se encargan del desarrollo inicial, siendo sustituidos por las cuerdas, con una mención especial para los solos de "fiddles" en involución con la orquesta.
La despedida de “Furia” y Joe es musicada por Elfman recurriendo a una triste versión del tema central, que podemos encontrar en “Goodbye Joe”.
Las decepciones del caballo, continúan en esta ocasión en “Ginger Snaps”, perteneciente a la secuencia de la tortura por parte de sus cuidadores de Ginger, la yegüa de la que está enamorado “Furia”. Este corte comienza con un pizzicato de cuerdas que se repite de forma obsesiva, y al que sustituirá un tema de gran intensidad orquestal.
Esa intensidad, será repetida en "Wild Ride / Dream", un corte eminentemente descriptivo en su primera parte, presentándonos a un “Furia” totalmente desorientado, y mucho más evocador y bucólico, donde el caballo se refugia en sus recuerdos de libertad junto a “Ginger”.
“In the Country”, es otro de los momentos claves de este score. Un corte que combina preciosas versiones del tema central y del hogar, intercalándolas con otros pasajes de música más descriptiva y "juguetona", coincidiendo con el viaje al campo de “Furia” con su nuevo amo. El contraste con “Poor Ginger” es más que evidente. Un corte triste con las cuerdas acercándose a la elegía, tomando como base el tema central. Un tema que no sólo describe la muerte de “Ginger”, sino que augura un nuevo cambio de dueño para “Furia”. "Bye Jerry/Hard Times", es la constanción de este nuevo trauma para el caballo. La música se vuelve grave, y los apagados apuntes del tema central parecen indicarnos que el final del caballo puede estar cerca.
Finalmente, tras quedar vitalmente agotado y exhausto por su nuevo y duro trabajo, “Furia” será de nuevo llevado a una feria para ser vendido. El otrora purasangre de porte noble, vigoroso y esbelto, es ahora un caballo viejo, escuálido y derrotado al que nadie quiere... salvo si ese alguien se llama Joe. La música recupera su optimismo y vitalidad, cuando se produce el reencuentro entre los dos amigos. Vuelve a sonar el tema central en unión con el tema del hogar, en una versión contenida a la par que emotiva.
Los últimos años de la vida del caballo los vivirá junto a Joe, disfrutando de la libertad del campo y recordando los tiempos junto a “Ginger” y sus otros amigos. El corte "Memories" incluye una versión orquestal del tema central asociada al clímax final. A la felicidad total del caballo. Un final, en el que también hace acto de presencia el tema del hogar, desarrollado con elegancia por los violines arropados por la orquesta en los hermosos "End Credits". Cuya energía positiva parece redimir todas las penurias del animal. Sin duda, uno de las mejores, más inspiradas y evocadoras partituras de Danny Elfman.
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