Miguel Ángel Ordóñez
George Duning pasa por ser, entre 1947 hasta 1961, el compositor estrella de una Columbia, bajo la dirección de Morris Stoloff como cabeza del Departamento Musical. Un compositor desconocido entre los grandes clásicos que vivieron la edad de oro de Hollywood: los 50. Quizás porque la productora no tuvo el peso específico que si consiguieron la Fox o la Metro en esa época, lo cierto es que a Duning se deben obras de la importancia de “3:10 to Yuma”, con esa inmortal canción interpretada por Frankie Laine, en la línea de la exitosa “High Noon”, un western que no puede contarse como lo mejor del siempre eficiente Delmer Daves, las dramáticas “No Sad Songs For Me” y “From Here to Eternity”, la romántica e inolvidable “Picnic”, la sensual y emocionante “Toys in the Attic” o una de esas obras maestras a reivindicar, muestra de una inigualable maestría para conjugar la escala pentatónica china y un lenguaje pop-jazz americano, que es “The World of Suzie Wong”.
“The Devil at 4 O´Clock”, traducida literalmente por estos lares como “El diablo a las 4”, es otra de esas composiciones que convierten a Duning en uno de los mejores exponentes de los grandes compositores americanos. La fórmula sobre la que el maestro de Richmond asienta su trabajo es la sencillez. Duning nunca fue un experimental, se limitó a utilizar el sentido común y los clichés asociados a la composición cinematográfica para sacar el mejor partido a partituras ejemplarmente medidas.
“El diablo a las 4” es un talentoso film dirigido por el interesante Mervyn LeRoy (espléndidas “El puente de Waterloo”, “Niebla en el pasado” o “Semilla de maldad”) que cuenta la historia de tres convictos y un sacerdote que llegan a un atolón del Pacífico donde la erupción de un volcán sirve de desencadenante para mostrar la humanidad y heroicidad de unos “criminales” en su ayuda a una leprosería infantil pasto de la lava. El trabajo de Duning es ejemplar como elemento sujeto a la descripción de la acción. El tema asociado a la montaña emerge en el “Main Title” y tiene un amplio desarrollo en el corte “Up the Mountain”, una nerviosa melodía diseñada con staccatos a la cuerda y punzante percusión. En el “Main Title” queda presentado también el tema adscrito a los elementos heroicos de la historia, un trágico y noble motivo para orquesta y coros de lograda epicidad, versionado para romántica cuerda en “La Fleur”.
“Theme for Camille” es uno de los mejores temas de amor compuestos por Duning, un poema agridulce para flauta y cuerda. Memorables cortes descriptivos como “Didn´t You Know” donde un tendencioso jazz asociado a la figura del embaucador Harry (Frank Sinatra) da paso al maravilloso tema de amor para Camille una vez acaba rendido a su belleza, y el lento y sistemático avance de la mortal en lava en “Lava Trap”, son los puntos álgidos de un score que reserva en su penúltimo corte, en forma de joya, el motivo religioso asociado a la figura del padre Donnan (Spencer Tracy), una bella melodía para coros (“Prayers for Charlie”).
Por otro lado, FSM acompaña esta magnífica partitura de otro de los discos rescatados del catálogo de la compañía Colpix: “The Victors”. La figura de Sol Kaplan se ha visto asociada al infortunio de una de las páginas mas oscuras de la historia americana: la caza de brujas. Incluido dentro del Departamento Musical de la Fox, a las órdenes de Alfred Newman, Kaplan inició una carrera musical en films de segunda fila hasta que le llegó la oportunidad de “Niágara”, donde bajo las órdenes de Henry Hathaway se vió arrastrado por el éxito propiciado por la aparición de Marilyn Monroe en el filme. La conflictiva realización, un año mas tarde en 1954, de “La sal de la Tierra”, acusada de abierto comunismo, le catapultó a ser incluido en las famosas listas negras de Hollywood (junto a los músicos George Bassman y Jerry Fielding entre otros). Durante 9 años, Kaplan solo apareció, y sin acreditarse en algunos de ellos, en seis films de poca monta. Precisamente, el director, productor y guionista Carl Foreman le dio la oportunidad de redimirse con este “Los vencedores”, a la que seguirían sus mas famosas partituras: “El espía que surgió del frío” y “Judith”.
He de reconocer que musicalmente, nunca he considerado a Sol Kaplan como compositor de talla y “Los vencedores” es un ejemplo más de sus escasas dotes dramáticas (sólo “Judith” muestra parte de su talento oculto). Principalmente porque nos encontramos con una partitura que es glosario de marchas con rasgos de desfile circense (“Main Title”), fusiones de jazz libre y música latina (“The Wolf Pack”), composiciones mediterráneas entregadas a la inevitable mandolina (“Signora Maria”), cortes de cabaret al estilo Kurt Weill (“Off Limits”), o rancios tradicionales judíos (“Magda´s Theme”) que convierten la escucha en una interminable sucesión de piezas diegéticas. Un interesante pero convencional tema de amor (“My Special Dream”) y un bello motivo para flauta y violín (“The French Woman”) salvan del naufragio a una partitura muy alejada de conceptos puramente cinematográficos.
Sin haber logrado una calidad de sonido ejemplar, en especial con “El diablo a las 4”, este doble esfuerzo de Film Score Monthly merece la recompensa de su adquisición, en especial, si no queremos pasar por alto uno de los grandes trabajos del reivindicable Duning.
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