Ignacio Garrido
Siempre han existido y existirán trabajos para el cine de primera calidad cuyo destino es pasar desapercibidos para el gran público e incluso para el aficionado más exigente. Ya sea por lo minoritario de su distribución cinematográfica, por la rareza de sus ediciones discográficas o simplemente por el despiste del seguidor, bandas sonoras tan excelentes como “Rat Race” de John Powell, “Ride With the Devil” de Mychael Danna o “The 25th Hour” de Terence Blanchard, por citar tan solo un par de títulos, quedan relegadas a un semi-olvido absolutamente lamentable en favor de prestar la máxima atención a cada nuevo trabajo de Williams o Silvestri por muy lamentables que esos puedan ser aunque esto jamás se diga.
En estas ocasiones la excelencia alcanzada por dichos compositores mucho menos populares y reconocidos que los habituales Horner o Zimmer, supera con creces a los monstruos de la gran pantalla musical. El caso de la exquisita partitura de Rachel Portman para “Mi Napoleón” (nuevo vapuleo de la traducción al título original del film mucho más sugestivo y poético) es uno de estos recientes e imperdonables olvidos del que difícilmente podrá salir este trabajo a estas alturas. No obstante y como tributo de un servidor a su compositora de cine favorita, la crítica que a continuación desgrana las delicadezas y aciertos de esta composición se decanta claramente hacia la recomendación sin reservas de una creación elegante, vitalista, festiva por momentos, intensamente dramática en otros, maravillosa en resumen.
El disco se abre con el corte "Conquer or Perish" y Portman comienza su colorista recorrido musical por la aventura de reconquista de un retirado Napoleón tanto del amor como de su tierra, con un tema majestuoso y emocionante, una melodía a caballo entre la nobleza y el heroísmo, destacando su soberbia orquestación cuya variación en siguientes intervenciones distinguirá en dicho tema el carácter militar por un lado y animoso por otro del personaje. Esta obertura incide en el carácter castrense e incluso algo fanfárrico de dicha melodía con nobles trompas y leve percusión marcial. Sin embargo Portman enseguida da pruebas del segundo empleo de dicho tema en el soberbio corte "The Battle of Watermelons" que se inicia con un inconfundible ritmo para cuerda sobre el que se desarrolla dicho tema sobre viento y apuntes percusivos, consiguiendo una pieza pegadiza, colorista y emocionante.
El siguiente tema en hacer su aparición es el desarrollado en el pasaje "On the Roof" que con reminiscencias a esa obra maestra que es “The Legend of Bagger Vance”, sutilmente enlaza en carácter mítico del protagonista con sus sueños y aspiraciones en uno de esos fascinantes momentos de magia sonora que solo Portman es capaz de conseguir cuando está realmente inspirada (como sucede en otros trabajos suyos como “Sirens”, “Only You” o la citada "Bagger Vance") y aquí esto se nota sobremanera.
El tercer tema importante, será una dramático y finalmente terriblemente amenazador pasaje para cuerda, viento y metales. Se harán apuntes de dicha melodía en el corte “Sunrise”, pero quedará plenamente desarrollada en el quizás mejor corte de toda la banda sonora por su atenazadora intensidad , “The Asylum”, un momento de auténtico prodigio y talento compositivo de la autora que demuestra su incuestionable talento para crear música con una fuerza dramática inusitada y sin desligarse del espíritu general de la obra, despunta un momento de un tono oscuro portentoso, sin duda un momento que bien vale muchas obras enteras de otros compositores actuales mecánicos y puramente funcionales que deberían quitarse el sombrero (al igual que sus fans) ante la emoción de la auténtica música de cine.
También hacen su aparición los lógicos momentos de comedia desenfadada de ligera orquestación y estructura de scherzo en “I Want French Cooking” o “Now It´s My Turn”, pero enseguida dan paso a una resolución intimista, de desarrollo absolutamente lírico y delicado en el corte ”My Napoleon”, sin duda el momento más emotivo y dulce del score, seguido de la versión más triunfal y espectacular del tema central desarrollado plenamente junto con los títulos de crédito donde si no había quedado ya claro con anterioridad Rachel Portman se eleva a las alturas de la música cinematográfica contemporánea como uno de sus nombres más destacables y elegantes.
Lamentablemente este formidable trabajo solo vio la luz de forma oficial en Inglaterra en un CD bastante raro y difícil de adquirir, pero imprescindible para seguidores y absolutamente recomendable para todos los aficionados, pues demuestra otra vez que Rachel Portman es sin duda la auténtica primera dama de la banda sonora.
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