Joaquín R. Fernández
Por suerte, y no como sucediera con "Matrix Reloaded", donde la edición discográfica de la música instrumental de Don Davis quedaba relegada a un segundo plano en beneficio de un puñado de horrendas y ruidosas canciones del gusto de los hermanos Wachowski, esta vez la banda sonora de "Matrix Revolutions" se presenta adecuadamente en el mercado gracias a un compacto que recoge lo mejor del trabajo de Davis para la controvertida conclusión de esta mítica saga. Su partitura, que en general y salvo algunos apuntes que luego analizaré, sigue las directrices marcadas por las anteriores entregas, y podría dividirse en cuatro partes claramente diferenciadas.
Por un lado, habría que mencionar las inevitables colaboraciones de Don Davis con Juno Reactor, presentes en algunos de los cortes del compacto, como "The Trainman Cometh" y "Tetsujin". Aunque eficaz, la confrontación entre la orquesta y la música electrónica termina dando la victoria a esta última, cuyos sones, demasiado discotequeros, no terminan de convencer. No obstante, cabe comentar que el tema "Navras", que se puede escuchar en los títulos de crédito finales de la película y que también es el último corte del disco, es realmente espectacular en sus primeros minutos, pero luego se vuelve desquiciante con su exagerado uso de voces orientales y soporíferos soniquetes. Por cierto, existe un tema de Pale 3, que se escucha cuando Morfeo, Trinity y Seraph van a ver a Merovinigio en su discoteca, que puede provocar más dolores de cabeza que los delirios de Juno Reactor, y que nadie lo hubiera echado de menos si no se hubiese incluido en el compacto.
En segundo lugar cabría citar la habitual profusión de temas orquestales de Don Davis, apoteósicos y enérgicos en cada una de sus pariciones, aunque en esta ocasión con especial relevancia, pues los acontecimientos que se suceden en Zion son muy visuales y requieren de una presencia casi continua de la espectacularidad musical de Davis para impregnarlos así de una mayor grandiosidad. Es el caso de "Men in Metal", "Niobe´s Run", "Woman Can Drive", "Kidfriend" y "Saw Bitch Workhouse". Sigo creyendo que en ocasiones su partitura es aquí demasiado caótica y que no presenta una estructura claramente definida, sino que utiliza la pompa para crear una artificiosa sensación de plenitud, características que, por cierto, también encontrábamos en las anteriores entregas de "Matrix". En todo caso, hay ocasiones en las que sus notas ayudan a completar el vigor de las imágenes de los hermanos Wachowski, caso, por ejemplo, de "Moribund Mifune".
Pero la verdadera sorpresa de la banda sonora de Don Davis en "Matrix Revolutions" se halla en sus componentes más intimistas. Así, el compositor nos regala una maravillosa pieza llamada "Trinity Definitely", una triste recreación de uno de los pasajes más emotivos del filme, un canto de amor que, junto a lo que el espectador visiona en la pantalla, sirve para que los sentimientos bullan de forma espontánea y natural en las salas de cine. Cabría incluir dentro de este apartado el jubiloso tema "Spirit of the Universe", donde Davis compone por fin una fanfarria que, desde luego, ayuda a entender un poco más la alegría de los personajes humanos y el carácter espiritual de "Matrix Revolutions".
Finalmente, Davis acierta también al utilizar unos colosales coros para describir la apabullante pelea de Neo y el agente Smith en "Neodämmerung"; pues su música dota de energía a las imágenes, las lleva más allá de lo que en principio ofrecen y consigue que sintamos la trascendencia de unos instantes que servirán para decidir el futuro de los hombres y de las máquinas. No hay palabras para describir la magnificencia de este corte, realmente el mejor de todos los que ha compuesto el autor de la tercera entrega de "Parque Jurásico" para toda la trilogía de "Matrix". Dicho afán de notoriedad también se puede apreciar en algunos fragmentos de "Why, Mr. Anderson?", verdadero colofón de una saga de desconcertante final.
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