Ignacio Garrido
Ganadora del Oscar a la mejor película y el mejor guión en la edición 88 de los premios de la Academia, “Spotlight” de Tom McCarthy supone un paso más en la maduración de Hollywood a la hora de aceptar temas delicados. Pese al triunfo moral de la cinta con el premio gordo y el de escritura, el resto de la producción ha quedado menos representado a nivel técnico y pese que los Oscar el efecto arrastre suele ser considerable, Howard Shore no alcanzó con su sobrio trabajo a convencer a los académicos para ser nominado por su composición para la película. Voces críticas y autocríticas con los parámetros de votación de las categorías musicales a posteriori de la entrega de los premios hacen deslizar nuevamente la cuestión sobre este asunto: ¿deben votar en categorías técnicas todos los miembros de la Academia o resultaría más apropiado dejar a los propios músicos, fotógrafos, montadores, etc, votar sus propias disciplinas? Servido queda el debate.
Comprometido e insobornable, el compositor canadiense sigue su camino tras cerrar con medalla de oro su aportación musical al universo de J.R.R. Tolkien, pese a que no todas las voces especializadas valoren positivamente el titánico esfuerzo empleado en el proyecto, su coherencia interna y su brillantez final, incluso en los detalles más livianos del tercer capítulo de “The Hobbit”. No obstante, su banda sonora para “Spotlight”se enmarca en la dirección sonora opuesta al sinfonismo temático y coral apabullante de la fantasía épica, recuperando las intenciones y formas de trabajos pequeños e intimistas recientes propios como “Jimmy P.” o “Rosewater”, aunque si hubiésemos de realizar una arriesgada alquimia musical para definirla, esta partitura podría ser la hija pequeña de “The Departed” (por ciertas inclinaciones sonoras localistas dedicadas a la ciudad donde se enmarca el relato) y “The Doubt” (por el austero tratamiento del complejo drama expuesto y sus concomitancias temáticas).
La película expone la investigación periodística de un escándalo de abuso sexual en el seno de la iglesia católica de Boston. En películas centradas en la indagación y denuncia basadas en hechos reales, el papel del músico tiende a difuminarse por la búsqueda de realismo en las imágenes, haciendo de su ausencia general virtud y subrayando en los momentos precisos con la intensidad adecuada los acentos necesarios. Modular con acierto y la consiguiente economía de medios un relato audiovisual de estas características supone un reto al alcance de muy pocos, y es por ello que sean nombres de altura como David Shire (“All the President´s Men”, “Zodiac”) o Howard Shore los que salen exitosos de empresas de estas características.
Shore opta por reducir la paleta instrumental a su mínima expresión, usando tan solo diez instrumentos y el piano como alma de la música. Su uso responde a la traslación misma del proceso de investigación periodística (el percutir de las teclas de la máquina de escribir como acto homólogo a la ejecución musical), así como a la búsqueda de la verdad que esta persigue confrontando el negro sobre el blanco (las teclas del piano). Emplea una sencilla melodía de carácter afligido pero esperanzador para arrancar el trabajo (“Spotlight”), seguida de un motivo más doliente (“Deference and Complicity”) con apariencia inconclusa. La pista “Investigative Journalism” evoca con la rítmica y el uso de la guitarra a la citada banda sonora de “The Departed”, lo que supone una destacable concomitancia en la ambientación geográfica de la ciudad de Boston donde suceden ambos relatos.
Pistas dinámicas y propulsivas se mezclan con pasajes más oscuros y apesadumbrados, hasta alcanzar la sensitiva y desoladora “The Children” para piano desnudo. A partir de este momento la urgencia y la intensidad se apoderan del discurso (“The Sealed Documents”, “Practice and Policy”), mientras se alternan los momentos progresivamente más luminosos (“Courthouse”, “City on the Hill”) y también los más dramáticos (“Pain and Anguish”), culminando con los liberadores y emocionantes cortes “Delivering the News” y “The Story Breaks” el acertado, contenido y preciso trabajo de Howard Shore para “Spotlight”.
7-marzo-2016
|