Frederic Torres
La noticia de un nuevo reinicio de la insigne cabecera de la Marvel, “Los 4 Fantásticos”, que fueron los primeros personajes superheroicos creados por Stan Lee y Jack Kirby a inicios de la década de los sesenta y fundadores, por tanto, del conocido como “Universo Marvel”, cuyos derechos están en manos de una Fox que ha llevado a cabo el proyecto con el ojo puesto en tratar de evitar que la veterana editorial de cómics (en la actualidad transmutada en todopoderosa productora, objetivo que Lee siempre tuvo en mente desde que abandonara de facto la supervisión editorial a inicios de los setenta), los recupere tras ser vendidos la pasada década. Es tal la disputa que la propia Marvel (en este caso, la editorial) ha decidido cancelar tan señera serie para no publicitar con sus cómics el estreno del film. El cual, a pesar de ello, ha sorprendido a propios y extraños no tanto por reconvertir a la joven “Antorcha Humana” de chulesco exponente del alocado (y rubito guaperas) adolescente medio americano (tal como fue fielmente presentado en las dos películas anteriores), por un actor afroamericano (Michael B. Jordan), aunque mantenga las mismas actitudes y personalidad, retocando cosméticamente de este modo el cómic original (algo que, por otro lado, la propia Marvel ya ha experimentado con otros personajes como Nick Fury, el director de SHIELD, en films anteriores como “Los Vengadores” o “Capitán América: Soldado de Invierno”), sino por el anuncio de la pareja encargada del apartado musical del film conformada ni más ni menos que por Marco Beltrami y Philip Glass, el adalid del minimalismo norteamericano. Dúo sorprendente donde los haya por cuanto la participación del último en un proyecto de estas características podría levantar, además de la lógica curiosidad, alguna que otra suspicacia (no así Beltrami, quien ya cuenta en su haber con “Lobezno Inmortal”, partitura de características mayormente climáticas y cinéticas antes que introspectivas, que pasó con más pena que gloria al obviar la exploración de los aspectos más oscuros que ofrecía el “Hombre X”), de no ser porque el director asignado, Josh Trank, autor de “Chronicle”, el más sorprendente film de personajes con superpoderes de los últimos años, imbuido de un evidente marchamo “indie” y con el que la primera hora de metraje de estos nuevos “Fantásticos” guarda bastante relación formal y temática, hacía presuponer una apuesta renovadora hasta la médula.
Reparos que el estreno del film y la consiguiente audición del disco editado con su partitura original han despejado, dado la a priori (chirriante) disonancia entre lo que se suele esperar del score de un proyecto de este tipo y la música de Glass, caracterizada por unos parámetros estéticos que a mitad de los setenta le erigieron en uno de los máximos pilares vanguardistas, revolucionando el panorama de la música contemporánea a cuyo acerbo ha legado obras cinematográficas de fuste como su conocida tetralogía documental en colaboración con el director Godfrey Reggio, encabezada por “Koyaanisqtsi”, o las no menos reconocidas “Kundun” para Martin Scorese, “Las Horas”, intimista trabajo de Stephen Daldry sobre la escritora Virgina Woolf (que le valió el Oscar a Nicole Kidman por su interpretación) y “Diario de un Escándalo”, de Richard Eyre, (estas tres últimas nominadas al Oscar a la mejor partitura), por destacar unos cuantos de la pléyade de sus trabajos para cine y televisión. En este sentido, no se hace esperar su impronta desde el mismo “Prelude”, el corte que abre el disco, que en realidad es una pequeña suite de dos secuencias completamente diferentes del film, en el que primero se escucha una pequeña y vibrante introducción caracterizada por una pauta rítmica (con la ayuda de los sintetizadores) que ilustra la rebelión de los protagonistas tras haber adquirido sus poderes contra la unidad especial del ejército que trata de instrumentalizarlos, y por la atmósfera etérea (gracias a la celesta), que contextualiza la visión del “otro mundo”, el bautizado como “Planeta Cero”, al que pretenden viajar los protagonistas. La personalidad de Glass irrumpe a través de una reconocible estructura repetitiva conformada alrededor del habitual protagonismo que el compositor otorga a la madera y las cuerdas, a las que para la ocasión se adiciona el imprescindible metal mediante el que sazonar de épica un arranque fílmico a la altura de las circunstancias. Una propuesta inicialmente original que se mantiene presente (aunque en un segundo plano) en los siguientes fragmentos, “The Garage” (que es la secuencia de arranque del film en el que contemplamos el primer experimento llevado a cabo por Reed Richards –Miles Teller- con la ayuda de Ben Grimm –Jamie Bell-) y “The Unveiling”, hasta llegar a “Baxter”, fragmento en el que se presenta el tema principal mediante el poderío del metal tras un ocurrente inicio con guitarras eléctricas. Un metal épico, en la línea (y semejanza) del propuesto por Alan Silvestri para “Los Vengadores” (“It Begins” también semeja el dedicado a SHIELD en el mismo film) o por el Henry Jackman de “Capitán América: Soldado de Invierno”, que sin embargo, se va diluyendo en las breves pistas que le siguen, todas de apenas un minuto de duración (“All My Faith”, “The Lab”, “Meeting of the Minds” y el citado “It Begins”), que semejan simples esbozos musicales sin apenas estructura, todas previas a “Building the future”, secuencia en el que todos los protagonistas colaboran en la construcción del gigante teletransportador financiado por la fundación “Baxter”.
Sin que ninguna referencia del cuadernillo del compacto aclare la autoría de uno u otro compositor (aunque la “voz” de Glass es fácilmente reconocible), Beltrami se constituye en un todoterreno capaz de encargarse de dos amplios tercios de la partitura debido a una serie de avatares de producción que se escapan al conocimiento público (de hecho, su nombre figura por delante de Glass en la carátula delantera del disco), pero que influyen notablemente en un film un tanto desequilibrado entre un prólogo que abarca casi una hora de duración, y que resuelve con detalle y sensibilidad las relaciones entre los diversos protagonistas (la relación de acercamiento entre Richards y Sue Storm –Kate Mara- y el inicial compañerismo y camaradería con Víctor Von Doom –Toby Kebbell-), pero que se ve abocado a una previsible y demasiado breve resolución, a pesar de la cual no se empañan los aciertos de esa primera parte en la que Trank traslada el concepto de su anterior y estupenda “Chronicle” a estos nuevos “Fantáticos” con una fidelidad y naturalidad reconocible en estilo y forma. Beltrami, ayudado de nada menos que tres compositores más (El-P, Miles Hankins y Brandon Roberts), como se observa en los créditos finales, va llevando hacia su terreno poco a poco las innovaciones minimalistas expuestas en el primer tercio del disco (en el film, el montaje de la música resulta más favorable a Glass, dadas sus características extensivas) ofreciendo un contexto que la historia demanda sea desde una perspectiva épica (“Launch One”, “Maiden Voyage”), nostálgica y evocadora (“Neil Armstrong”) o simple y llanamente atmosférica (el sonido oscuro, arcaico, casi “mineral” de “Ben´s Drop”, cuando no puramente descriptivo, como el de “Real World Applications”), recurriendo ocasionalmente a otras influyentes referencias musicales del último cine de ciencia-ficción/acción, casos de “Run” y la potente “Strength in Numbers”, en cuyos rítmicos tuttis orquestales resuenan, por ejemplo, los ecos del Michael Giacchino de “Misión: Imposible. Protocolo Fantasma”, pero también los del Don Davis de “The Matrix” en “You´re Going to Like this One”, compartidos con los del recientemente galardonado Steven Price de “Gravity” para “He´s Awake”, por no mencionar alguna referencia más clásica como el apacible fondo de cuerdas y metal de la citada “Building the Future”, que podría haberse atribuido el gran John Barry. Y ello pese a que la sensación final en el visionado del film sea la de escuchar una y otra vez el poderoso leiv-motiv heroico creado para la ocasión, en una operación de edición semejante a la acaecida con la música de Henry Jackman para “Capitán América: El Soldado de Invierno”, cuyo épica sinfónica se imponía en el film, mucho más relegada y difusa en el disco.
Sin embargo, a pesar de los intentos de coherencia estética con el otro compositor designado, tal como se aprecia en el bloque “Father and Son” y “Return”, que se suceden sin solución de continuidad y de los se apodera cierta atonía en su escucha autónoma, Beltrami remata su faena con un tour de forcé que abarca los tres rotundos fragmentos finales antes de los créditos: el citado “He´s Awake”, de casi siete minutos de duración, el funcional “Pursuit” (no menos deudor del Silvestri “Vengador”) y el también mencionado “Strength in Numbers”, expansivo (por apoteósico) fragmento final que rebasa los cinco minutos, convertido en estruendosa coda que antecede unos “End Titles” resueltos en clave “amanecer del nuevo día” (iniciados con un solo de trompa), antes de recuperar el ya casi olvidado (a estas alturas de la función) minimalismo de Glass y (por supuesto) sin dejar nunca de lado la épica que se le supone al subgénero reinante en el Hollywood actual recurriendo, una vez más, al modelo musical establecido para los “Héroes Más Poderosos de la Tierra”, ya suficientemente explotado tanto en su primera presentación original como en su secuela, “Los Vengadores: la Era de Ultrón”, en manos de Brian Tyler y Danny Elfman. A continuación le sigue una estridente versión electrificada del tema principal, “Another Body” (como bonus digital), cuya autoría conjunta incluye tanto a Glass como a Beltrami, así como a El-P, seudónimo del músico de hip hop con que se conoce al neoyorkino Jaime Meline, pero que se queda en mera anécdota, cuando no en simple guiño al público adolescente. En definitiva, tras la inicial expectativa, y aunque no descubren nada nuevo bajo el sol, Beltrami y Glass aportan cierto aire fresco a un género en el que a día de hoy, los hallazgos se pueden contar con los dedos de la mano. Y a la vista del calendario previsto, plagado de futuros proyectos, aún queda mucha, muchísima trayectoria que recorrer y todo un mundo de oportunidades que explorar. Ahora sólo faltaría alguien que lo supiera aprovechar.
27-octubre-2015
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