Frederic Torres
La coincidencia de este “Lasa & Zabala” con “Loreak” (“Flores”, en su traducción del original euskera) en la cartelera cinematográfica resulta tremendamente significativa del momento actual que atraviesa Pascal Gaigne, capaz de encargarse de dos proyectos de características tan radicalmente diferentes como estos y conseguir editarlos en disco a través del sello español “Quartet”, prosiguiendo con una labor que empieza a adquirir dejes románticos dados los tiempos virtuales que corren. Así, mientras que “Loreak” es una partitura de connotaciones poéticas, no exenta de ciertos elementos de suspense y provista de un elegante y sereno tema principal que establece sus parámetros a partir de la observación del detalle y las emociones cotidianas, “Lasa & Zabala” es un thriller centrado en uno de los episodios recientes más oscuros y polémicos del conflicto vasco por lo que, lógicamente, emplea unas directrices completamente diferentes observables ya en los mismos créditos iniciales (“Lasa eta Zabala”), provistos de unos efectos percusivos que adquieren un protagonismo definitivo en la conclusión del tema (coincidiendo tangencialmente con el tratamiento que otorgara José Nieto a “Días Contados”, otro film que también tenía en su eje argumental a los etarras), y que junto a los scherzos de la cuerda y las pirámides de los metales cumplen ejemplarmente la misión de tensionar al espectador.
El tema central se desarrolla a través de una exposición epatante no obstante quedar la mayor parte del discurso establecido en torno a un acompañamiento de la intriga argumental en el que el papel del sintetizador y las componendas atmosféricas que que se le suelen asociar, especialmente en el tramo final del film (“Nuevos Indicios”, “Renuncia”, “Revelación”), marida coherentemente con los componentes orquestales (a cargo de la “The Bulgarian Sumphony Orchestra”, bajo la batuta de Claudio Ianni), de entre los cuales cobran un protagonismo principal el piano (Atanas Atanasov) y el arpa (Iliana Selymska), casi siempre presentes como introducción y guía de la mayor parte del conjunto de la partitura (“Un Día Normal”, “Introspección”). A esta impresión contribuye también la inclusión de breves fragmentos de carácter incidental, los cuales, por su propia naturaleza, están mediatizados en su funcionalidad (“Baiona Ttpia”, “Vigilados”, “Dudas Razonables”, “Espera Tensa”), pues se trata de pequeñas intervenciones dirigidas a sostener la continuidad narrativa que Gaigne aborda desde diversas perspectivas situacionales (“Fuya de Goves”, “¡Aitor!”). En esta línea, destaca un motivo levemente rítmico de características “conspiratorias” (“La Trama”, “Subliminal”, “Identificación” y el final de “Introspección” se hacen eco del mismo), al efecto de regular/incrementar adecuadamente la tensión (algo empleado por el mismísimo Williams de “JFK” a través de su fragmento “The Conspirators”).
Tal como dictan los cánones genéricos que cualquier thriller debe manejar, el dinamismo y la pulsión rítmica se arrogan un papel primordial a la hora de acompañar los momentos impactantes de la narración (“Raptados”, “Acción-Reacción”), contemplados desde una perspectiva que rinde homenaje al thriller clásico (las herrmanianas “Coincidencias”, “Identificación”, “Amenazas” y las dos partes de la extensa “La Cumbre”), con sostenidos y trémolos de cuerda, así como con clásicos y efectivos solos de clarinete (a los que el arpa y los leves pizzicatos proporcionan el punto justo y casi imperceptible de desasosegante inquietud), pero sin dejar por ello de posar la vista en el thriller político italiano de los setenta (especialmente detectable en la conclusión del film –“Sentencia Final”-, títulos de crédito incluidos, -“Justicia”-), tal como apunta el dinámico scherzo apoyado por el piano al que se le van añadiendo ingredientes (rasgados del metal y diversas combinaciones de viento) de pulsión minimalista, al más puro estilo morriconiano. En este sentido, si bien el compositor romano se encargó en su momento de un proyecto como “Operación Ogro”, cuya ilustración del operativo etarra para la excavación del túnel a través del cual colocar los explosivos que provocaron la voladura del automóvil que ocupaba Carrero Blanco, el delfín del dictador Franco, posee ciertas concomitancias temáticas (que no de estilo, pues Gaigne se mueve en terrenos mucho más contemporáneos) con los fragmentos citados, la principal y notable diferencia entre ambas partituras estriba en que mientras la película de Pontecorvo se centraba más en la lucha y la causa de los etarras, para lo que Morricone no dudaba en emplear algún emblemático himno como el “Euzko Gudariak” (que en el disco daba lugar al tema titulado “Canto Basco”), utilizado habitualmente en los actos reivindicativos de la izquierda abertzale, esta “Lasa & Zabala” pivota principalmente sobre las consecuencias de esa lucha, por lo que Gaigne, aunque no renuncia a ciertos ecos y concomitancias sobre el origen y las raíces de los personajes que titulan el film (detectables en el motivo principal, así como en los tonos y la rítmica de la percusión empleada, que el compositor conoce perfectamente después de vivir desde hace décadas en el País Vasco), se inclina definitivamente por afirmarse en bloques musicales como “Adiós a Joxean y Joxi”, “Eskizofrenia” y “Revelación”, que invitan antes a la reflexión sobre las implicaciones de esa lucha que no directamente a la misma.
Para ello, el compositor emplea en estos fragmentos un efecto electrónico de reminiscencias “punzantes”, casi hirientes, el cual aplicado con mesura y perfectamente combinado con la gravedad de la cuerda logra convocar tanto la reflexión como la evocación emotiva acerca del sinsentido y las consecuencias de la violencia y la venganza. Es la guinda que corona un trabajo a priori ajustado a un marco genérico que Gaigne logra trascender, una vez más, llevándolo a terrenos de expresión personal más allá de la subyugación funcional a las imágenes que sirve (algo totalmente conseguido, por otro lado), certificando la calidad de un trabajo que permite la escucha de un modo autónomo y que revela la pulsión propia de un auténtico compositor, independientemente del género que se trate y quien sea el director que esté detrás del proyecto.
26-diciembre-2014
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