Antonio Pardo Larrosa
Puede parecer una obviedad pero lo cierto es que no todas las personas digieren el éxito de la misma forma. Howard Shore alcanzó el olimpo con su maravillosa trilogía The Lord of the rings, Oscars incluidos que lo expulso –sin billete de vuelta- fuera de nuestra galaxia… Después de eso, poco más que añadir a una carrera llena de claros y oscuros que tiene, por así decirlo, demasiados agujeros negros. ”Eclipse”, “Hugo” o “Cosmopolis” –algunas de sus últimas obras- muestran el agotamiento de un compositor que en ocasiones resulta tan brillante como mediocre. Obras como ”The silence of the lambs” de Jonathan Demme, su trabajo más críptico y que a la postre es el que mejor define su propia escritura, o ”Nobody´s fool”, dirigida por Robert Benton, partitura con trampa cuya audición resulta tan agradable como plana, o su atmosférica y obsesiva ”Seven” del cineasta americano David Fincher, ejemplo más que evidente de su ecléctica personalidad, muestran que la carrera de Shore es muy irregular, condición sine qua non para que hoy día siga siendo portada de numerosas publicaciones especializadas, pero eso es harina de otro costal…
”Maps to the stars” vuelve a reunir a Cronenberg y a Shore, una pareja peculiar que lleva varias décadas realizando películas tan complejas como interesantes. Esta colaboración se inició en el año 1979 con la película ”Cromosoma 3” y ha continuado durante décadas ofreciéndonos películas tan heterogéneas como ”The Fly”, “Crash” o “A history of violence”, por citar solo unas cuantas. En esta ocasión el director nos presenta una sátira del Hollywood de hoy cargada de humor retorcido e irónico marca de la casa. Un viaje sin LSD alejado de estereotipos y clichés que muestra el castillo de naipes sobre el que se sustenta la existencia de los famosos. Cronenberg dibuja una comedia negra llena de sátira que cuenta la depravada historia en la que está sumida "la meca del cine". Un oscuro drama donde se refleja la decadencia de una familia que habiendo estado en “la cresta de la ola” lucha ahora por sobrevivir. Alejada de manidos convencionalismos esta dura y entretenida película contiene algunas pinceladas de humor que le aportan ciertas dosis de frescura y dinamismo. ”Maps to the stars” es una mirada compleja al codicioso mundo de Hollywood donde los tiburones de “traje y corbata” se alimentan de los sueños de aquellos que buscan el tan ansiado dorado.
Como no podía ser de otra forma la música corre a cargo de su inseparable escudero Howard Shore, el músico más extraño y gélido de cuantos he conocido. Si hay una palabra para definir la música de ”Maps to the stars” esta es atmosférica, y es que más allá de incidir en los aspectos psicológicos de los protagonistas, Shore intenta recrear el espacio donde estos se mueven, es decir, estamos ante una música de situación más que de implicación. La partitura es asfixiante, caótica, un complejo mapa musical donde las fronteras carecen de lógica. Sonidos modernos y atonales (“Greyhound”) ayudan a que la atmosfera residual de la historia sea más real, más obsesiva, contextualizando la trama que ya de por sí es irrespirable. Guitarras, sintetizadores (“Wildfire”) y una percusión descafeinada y urbana (“Liberty”) dan forma a este collage musical que apenas tiene concesiones con la parte más sensible de la historia. A lo largo del score Shore solo muestra algunas pinceladas de emoción que de un modo más contenido y sensible se escapan a través de la cuerda y el piano (“Stolen Waters/Love is stronger than death”) en un desesperado intento de conectar con las emociones más hondas de los protagonistas. Estas son melodías pausadas y emotivas que evocan la añoranza de una época pasada. El problema, si es que puedes ser considerado como tal, es que la música de Shore es demasiado gélida y por momentos carece de profundidad emocional. Esto ya le ha ocurrido al músico en varias ocasiones, algunas justificadas como en su obra Before and after, y otras no tanto como en su score para la oscarizada película de Jonathan Demme Philadelphia. Sea como fuere en Maps to the stars sucede algo similar y son muy pocas las referencias musicales que encontramos conectadas con las emociones, siendo el convencional corte “Blanket of stars” el tema que las reúne a todas.
Como reza la canción del desaparecido grupo español Golpes Bajos, “corren malos tiempos para la lírica”… Y Shore no es ajeno a esta preocupante realidad que afecta a la mayoría de los músicos actuales. Ahora anda enredado en la tercera y última parte de su ”Hobbit” intentado alcanzar el grado de excelencia que consiguió con su trilogía para ”The Lord of the Rings”, aunque mucho me temo que no alcanzará el resultado de antaño, mientras tanto se prodiga en producciones de menor calado comercial que le sirven para seguir experimentado con texturas menos sinfónicas y más arriesgadas que hacen que sus trabajos no sean aptos para principiantes. ”Maps to the stars” no pasara a la historia de las bandas sonoras, ni de lejos, pero sin tener una audición fácil es de justicia exponer que Shore ha arriesgado sin éxito en su propuesta provocando que su trabajo se diluya en un batiburrillo de sonidos atonales que, fruto del agotamiento, o bien de la falta de implicación consiguen que su obra resulte convencional y en ocasiones tediosa.
11-noviembre-2014
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