Frederic Torres
Interesante y atípica edición del sello Intrada que reúne dos trabajos inéditos del gran Alex North cuya peculiaridad reside en su destino final al tratarse uno del score de un mediometraje documental, “Decision for Chemistry”, realizado a principios de la década de los cincuenta con fines didácticos para ser proyectado especialmente en escuelas e institutos, producido por una empresa del sector químico, “Monsanto Chemical”, y el otro la partitura rechazada del film de Martin Ritt, “Sounder”, uno de los pocos trabajos del compositor que fue reemplazado del montaje definitivo al igual que le ocurriera en “Tambores Lejanos” (al inicio de su carrera), “Cattle Annie and Little Britches” (ya en su última etapa profesional) y en la famosa “2001: Una Odisea del Espacio”. En cualquier caso, dos trabajos separados por casi veinte años de diferencia (el film de Ritt es de 1972), pero con un nexo común estilístico de innegable autoría que toma como referencia, en el primer caso, la americana tradicional de origen coplandiano adecuadamente tamizada de connotaciones sureñas (la sede principal de “Monsanto” estaba ubicada en St. Louis), especialmente relevantes en “Sounder” al centrarse el film en las desventuras y padecimientos de una familia afroamericana de Lousiana en plena depresión (1933), cuando el padre es encarcelado tras ser detenido por robar comida con la que poder sustentar a su mujer y sus tres hijos pequeños.
Publicitada como una “entretenida e instructiva película”, como informa John Takis en el cuadernillo que acompaña el compacto, el documental estaba dirigido por Sydney Meyers, considerado profesionalmente como montador a pesar de que ocasionalmente también llegara a ejercer de consultor, escritor y finalmente director, debutando junto a Elia Kazan en una fecha tan temprana como 1937 en el cortometraje “People of the Cumberland”, para el que ya se contó con North en el apartado musical. Perteneciendo pues al círculo íntimo de Kazan, tras el debut cinematográfico de ambos con la innovadora “Un Tranvía Llamado Deseo”, Meyers no dudó en volver a contar con el compositor para este documental rodado en 16 mm., en blanco y negro, del cual fue también el montador, para el que North empleó un tema central sustentado en un robusto desarrollo “a la americana” (como acertadamente señala Takis), dado que el recorrido intentaba ensalzar el “espíritu de empresa” mostrando la armonización de la ubicación del sector químico en la vida de las pequeñas ciudades americanas, contando para ello con ocasionales toques modernos de cinemáticos ritmos jazzísticos. Según Takis, el documental se estructuraba en una serie de viñetas más o menos pintorescas sobre el mundo de la ciencia a partir de una primera secuencia sobre la partida de un tren, en un vagón del cual un niño, al emprender viaje, se entretiene tratando de resolver un rompecabezas científico antes de remontarnos mediante un flashback a la década de los años veinte, al origen de la palabra que el niño trata averiguar (“Main Title/A Boy´s Choice/Places to See/Back in Twenties”). Ese inicial protagonismo infantil obliga a que North se decida por una orquestación dulce (flautas), pero también dinámica y provista de una rítmica ligera, antes que el scherzo de las cuerdas nos introduzca en el pasado para mostrar el modo en que la investigación científica empezó a cobrar impulso.
Acto seguido, el compositor emplea elementos disonantes cuando el documental muestra una escalofriante y espectacular explosión atómica en un atolón de las islas Bikini (“Zero Minus Thirty/Stirring with Life”), provocando en el espectador un efecto a medio camino entre la fascinación y el terror, para a continuación dar paso a una fanfarria teñida de cierto toque festivo con la que motivar el lema de que también “la ciencia puede ser divertida” (“Industrial Skyline”), retornando a la atonalidad inicial, investida ahora de seriedad, en la ilustración de la cotidiana labor investigadora de los científicos con que concluye el bloque (“Research”). El recorrido de unos estudiantes universitarios durante la visita a una planta de fósforo de “Monsanto” (“Phosphorus Plant/Scientfic Supermarket”), es contemplado, a continuación, con un dinamismo sustentado en ritmos jazzísticos mediante una base establecida por el piano (en registro grave), la batería, el viento (saxo y trompeta solista) y el xilófono, que dota de originalidad el tono de un fragmento que North ya había utilizado para su “Wall Street Ballet”, perteneciente al programa de TV “Your Show of Shows”, de 1951, bajo el título de “Ticker Tape” y que el compositor incluyó en su recopilatorio “North of Hollywood”, grabado con su “Orchestra”. Algo que también ocurre con otro fragmento, “Dirty Clothes”, empleado en el mismo espacio televisivo que el anterior y titulado, en este caso, “Trick or Treat” (también incluido en el recopilatorio citado), compuesto de un notable solo de clarinete puntuado con las escobillas que preludia la expresiva irrupción de la trompeta (en el mejor estilo del “Tranvía”), mientras la batería, los saxos y el xilófono (entre otros) ejercen de rítmicos y jazzísticos acompañantes.
A continuación, el espectador es educado en un laboratorio en el descubrimiento de nuevos materiales al mostrársele aplicaciones prácticas como la extracción de la vainilla y su posterior transformación en aromatizante de detergentes (“Wood Pulp Mill/Vanillin”), para lo que North desarrolla una música entre misteriosa y fascinante (ayudándose de las flautas y el clarinete), convirtiendo la cuerda y la percusión en las protagonistas de la secuencia que muestra el proceso de conversión del producto de los gusanos de seda en fibras sintéticas (“The Silkworm/Spin Dope/Synthetic Fibers”). Una exposición principalmente descriptiva que concluye con un fragmento que se convierte en una suerte de suite (“The Soil Demonstration/Decision for Chemistry”) con la que se concluye una obra bastante desconocida del aficionado, pero en absoluto inusual para la época tal como corroboran los trabajos de otros compositores en este terreno de la promoción “industrial” (por ejemplo, la colaboración de Elmer Bernstein con los hermanos Charles y Ray Eames, de características experimentales, pero también su aportación para alguna empresa de electrodomésticos como la Westinghouse).
Para el interesante film de Martin Ritt, “Sounder”, que toma el título del nombre del perro que es la mascota (además de experimentado especialista en la caza de tejones y mapaches) de la sufrida familia protagonista, y que se convirtió en un pequeño hito en aquel inicio de década de los setenta al presentar a unos protagonistas exclusivamente afroamericanos, refrendado, además, con cierto éxito artístico al obtener cuatro importantes nominaciones a los Oscar, incluyendo las de mejor película, guión y protagonistas principales (quedando la labor de Ritt en el olvido, en otra pirueta estrambótica a la que tan aficionada es la Academia), hasta el punto de disfrutar, cuatro años después, en 1976, de una segunda parte (con actores distintos y una roma dirección de William A. Graham), North consideró emplear, según señala una vez más Takis en la carátula, una pequeña formación orquestal de tan solo 22 músicos, entre los que destacaban Tommy Morgan como virtuoso de la armónica, así como Ralph Grierson al frente de los teclados (piano, piano preparado y celesta). El estilo sureño, entre el "bluesy" y el "dixieland", trataba de reducir a su quintaesencia musical el marco contextual de la historia empleando para ello también las maderas (flautas) y la guitarra, así como una formación de cuerda un tanto especial integrada exclusivamente de violas y chelos, al prescindirse de los violines. Todo ello al objeto de extraer el máximo lirismo y gravedad al descarnado costumbrismo con que se mostraba el esfuerzo de los protagonistas, el matrimonio formado por Rebecca y Nathan (Cicely Tyson y Paul Winfield, ambos nominados, respectivamente, como se ha indicado, al Oscar por su labor), y especialmente el de su hijo, el adolescente David Lee (Kevin Hooks), quienes han de ganarse la vida tras el encarcelamiento del desesperado padre por haber robado comida de una tienda del pueblo. North sienta las bases de su trabajo en tan solo minuto y medio (“Main Title”), suficiente para que con la guitarra, la flauta, la armónica y la cuerda, establezca la lírica tonalidad del relato. La armónica adopta un tono dramático para ilustrar la relación entre padre e hijo (“Father and Son”), anticipando la misma idea que John Williams desarrollará dos años más tarde en “Loca Evasión”, la primera colaboración entre el compositor y Steven Spielberg (y para la cual se contó con otro solista de altura, el gran Thoot Thielemans). La acción se centra inicialmente en la descripción de la actividad cotidiana de la familia (“Rebecca/David to School”), y North emplea el piano (en registro grave), así como el saxo (que recuerda antiguas partituras del compositor como “El Ruido y la Furia”), para ilustrar el esforzado trabajo de la mujer (lavando y planchando las coladas de las grandes hacendadas blancas de la comarca), y armonías más rítmicas y dinámicas (pizzicatos incluidos) para acompañar el (gustoso) trayecto a pie de David al colegio, sito a casi diez kilómetros de distancia. Dinamismo al que se une festivamente la pandereta en “To the Ball Game”, un breve fragmento que ofrece algo de normalidad en la vida de esta desfavorecida familia al mostrar al padre como un gran jugador de béisbol durante una tarde campestre de domingo.
Las preocupaciones familiares tras el encarcelamiento del padre y la desaparición del perro herido (al ser disparado brutal y despiadadamente por el ayudante del sheriff) empujan a North hacia un tratamiento de la tonalidad melancólico, casi decadente, en el que la trompeta con sordina y el sonido “Wha, Wha”, junto al saxo y las escobillas, adquieren protagonismo (“Sounder/Goddbye, Mama”). Situación que contrasta con las esperanzas de David por el deseado reencuentro tratadas desde una perspectiva fantasiosa (durante un agradable sueño empleado como metáfora de la añoranza, en lugar de la más manida y recurrente pesadilla), obtenida a partir de las flautas y el xilófono, así como del característico scherzo que identifica al adolescente (“Dream”). Dos escenas musicales complementarias pertenecientes a la misma secuencia (“Odyssey, Version A” y “Odyssey, Version B”), describen la solitaria aventura del joven por visitar a su progenitor condenado a trabajos forzados en la prisión del condado, caracterizada la primera por un solo de trompeta con sordina, al estilo del “Tranvía”, que contrasta rítmicamente con la más sosegada y delicada continuación, protagonizada por la armónica y el clarinete en primera instancia, relevadas acto seguido por la flauta, la guitarra y, de nuevo, la armónica, al objeto de reflejar la bondad de la joven profesora, la Srta. Johnson, que acoge a David en su escuela tras haber sido este maltratado en la entrada de la prisión por un vigilante. Dos son también las versiones ofrecidas por el compositor de la importante secuencia de Nathan, el padre de David, (“Nathan Returns, Version A” y “Nathan Returns, Version B”), ambas provistas de gran dinamismo aunque en la primera predominen la trompeta y el saxo alto, acompañados del piano y del redoble de las escobillas, y en la segunda los juegos entre la armónica y los leves scherzos, a los que la flauta aportará cierta placidez. Variaciones de tonalidad que North imprime en su partitura según la disposición anímica de los protagonistas travistiendo, por ejemplo, algún fragmento casi en un tango al contar con la trompeta y los redobles de la caja (“Work”), en una situación lírica (“Home”), cuando no directamente en un tensional y resolutivamente acogedor bloque (“Search for David”). Un final en el que la cuerda (en el que están presentes los pizzicatos distintivos de David), la celesta, la armónica y el solo de clarinete acompañan el nuevo peregrinar del adolescente, quien a pesar de haber quedada reunida de nuevo la familia ha de partir tras aceptar el ofrecimiento que la Srta. Johnson le propone habiendo observado su buena disposición para los estudios, finalizando North su trabajo con una “alegre” armónica bien secundada por la guitarra, las cuerdas y, de nuevo, la puntuación de los pizzicatos (“Departure”).
Una notable partitura construida desde la esencialidad, en la línea de otras obras que habrían de llegar en la década venidera ("Shanks", “Sangre Sabia”, “Carny”) que, sin embargo, finalmente no contó con el beneplácito del productor, Robert Radnitz, quien se inclinó por las canciones y el score (limitado a una serie de solitarios solos de banjo y flauta) del cantante folk (también afroamericano) Taj Mahal, que aparecía como secundario en el film (su personaje, Ike, interpreta algunas canciones diegéticamente en el devenir de la propia historia, llegando a encargarse también cuatro años después del apartado musical de la segunda parte citada), que desdramatizaba el film hasta convertirlo en una especie de documental en pos de un realismo naturalista que acrecentaba la crudeza del contexto, a priori ya suficientemente intenso. Según cuenta, una vez más, Takis, compositor y director trabajaron bien juntos gozando el uno del apoyo del otro, pero a última hora el criterio del productor doblegó la voluntad de Ritt, quedando ambos (North y Ritt) como “buenos amigos” aunque sin volver a coincidir nunca más. En este sentido, comentar como anécdota que el film, a pesar de la intervención del citado Taj Mahal, contó con una canción principal, “Needed Time”, a cargo de “Lightnin´ Hopkins”, que en los títulos iniciales del film aparece acreditada junto a una mención especial para John Williams. Con él si volvería a trabajar Ritt en muchas más ocasiones. Inmediatamente, además, con su siguiente y nuevamente comprometido film, “Conrack”, que compartía la excepcionalidad social de “Sounder” (además de contar con Paul Winfield en el reparto) al relatar la historia de un concienciado profesor (interpretado por Jon Voight) que impartía clase a unos desfavorecidos niños sureños (también todos ellos afroamericanos) de una abandonada isla sita en un perdido delta de Carolina del Sur. Pero esa, ya es otra historia.
15-octubre-2014
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