Ignacio Garrido
Aunque parecía haberse tomado algo de tiempo de descanso recientemente, la nueva e imparable acumulación de trabajo de Alexandre Desplat vuelve a delatar intermitentes muestras de cansancio o al menos de cierta sensación acomodaticia dentro de su seno, sin dejar de resultar eso sí profesional y convincente en todo momento. Su última asignación hollywoodiense se llama “Godzilla” y eso constata tanto un título como una declaración de intenciones. Y las intenciones del parisino son claras; cuanto más grande mejor. La publicidad viral de la versión americana anterior -bastante cercana en el tiempo, lo cual nos lleva de nuevo a preguntarnos la pertinencia más alla del dinero de una nueva repetición de la misma idea- dirigida por el infame Roland Emmerich ya lo manifestaba con claridad; “el tamaño si importa”.
Gareth Edwards, realizador de esta nueva versión o reboot -término de moda para nombrar estos productos prefabricados- luce cierto clasicismo formal que permite al músico asignado explayarse en su tarea expansiva de abarrotar la sala de grabación con músicos de carne y hueso que aporten todo el énfasis musical que la experiencia destructiva se merece. Y no se puede negar que el músico cumple con ganas este cometido. A medio camino entre la creación comercial y el pastiche homenajeador, el “Godzilla” de Alexandre Desplat entrega todo lo esperable; espectáculo, sentido rítmico, urgencia, orquestación étnica y paréntesis emocionales, sin olvidar las pizcas de Ifukube en ciertas estructuras sonoras o los coros con sabor japones otorgando colorido metareferencial. Todo está bien construido y articulado, todo funciona, pero nada sorprende.
Ni el amenazador y trepidante tema central, "Godzilla!", tan cinético como genérico, ni el manido solo de trompeta llegado el momento en "Missing Spore", ni ninguno de los muchos lugares comunes que el músico convoca acaban de ofrecer algo más grande que la suma de sus partes. El trabajo se articula alternando pasajes de misterio sostenido y acción medianamente dosificada, como el creciente en intensidad "Inside the Mines" de fiera coda o la extensa "The Power Plant" con ostinatos cíclicos marca de la casa que pronto se convierten en un lineal pasaje de acción, basado en el suma y sigue (esquema de más cortes como "Muto Hatch", "In the Jungle" o "The Wave"), para metal y percusión que se cierra con lánguido adagio de cuerda y ominoso apunte intercalado. También hay lugar para los instantes meramente atmosféricos y descriptivos sin demasiada enjundia como "To Q Zone", donde la eficiente electrónica desplatiana hace aparición puntual, aunque sí llaman la atención pistas llamativas como "Back to Janjira" con ecos al inmortal "Jaws" de John Williams.
"Airport Attack" deviene en el perfecto ejemplo del virtuosismo funcional que Desplat maneja mezclando frenetismo sincopado, suspense sostenido luego y coros atonales finales a la Ligeti para cerrar la pieza. Una sucesión de ideas estupendas per se que se ejecutan pulidas e impecables, pero con un tratamiento escasamente original. Lo mismo podríamos decir de la potencia conceptual de pasajes como "Let them fight" cimentada de taikos y percusión variada, "Entering the Nest" de detalles instrumentales llamativos que contrastan con recios metales o la recta final compuesta por "Two Against One" y "Last Shot", de arrollador potencia sonora pero llamativa ausencia de ideas temáticas concretas, aspecto que se ve paliado en parte por el epílogo musical de "Godzilla´s Victory" y "Back to the Ocean", de cierto desarrollo lírico y finalmente épica aportación fanfárrica, cerrando de forma agradable el recorrido.
No obstante en una valoración global Desplat parece aquejado de cierta falta de inspiración en proyectos como este que, quizás por imposiciones de producción constriñen sus márgenes creativos, quizás sencillamente porque tanto trabajo le pesa al músico a la hora de mostrarse brillante en todas y cada una de las numerosas cintas a las que pone música. Sea como fuere su banda sonora para “Godzilla” resulta espectacular, complaciente y cumplidora, pero poco más.
18-junio-2014
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