Dion Baillargeon
Reconozco que la escucha de este extraordinario trabajo puede ser una experiencia incompleta para los que estamos aún a salvo de los ataques de nostalgia. La concepción, concisión temática y rigurosa estructura clásica de "Sky Captain" creo que encaja mejor con algunas entrañables partituras como "Rocketeer" (James Horner) o incluso "Robin Hood" (Michael Kamen) y "The Shadow" (Jerry Goldsmith) antes que con otros referentes algo más cercanos y quizá también más evidentes del cine de aventuras.
Es innegable que otras obras de David Arnold ("Independence Day"), Alan Silvestri ("The Mummy Returns") o John Debney ("Cuthroad Island") comparten con la de Edward Shearmur muchas características: la interpretación de la enorme orquesta y el inevitable coro exagerada a veces hasta lo teatral, el gran alarde de recursos, la variedad incesante de texturas y atmósferas, las melodías por lo general bastante cortas y retentivas... me atrevería a aventurar incluso que, a excepción de Arnold, todos los compositores que he mencionado abordan el género con cierto sentido del humor.
No obstante también hay diferencias importantes. A menudo el objetivo principal de las bandas sonoras más recientes ha sido enfatizar los elementos estrictamente visuales, lo que ha acercado la música de aventuras a la acción pura. Edward Shearmur trata este aspecto con una sensibilidad quizá más cercana a "Stargate" (también de Arnold) y no es tan contundente en "Sky Captain" con las sincronías. Tiende a dar relieve al conjunto de la escena, limitándose a evocar el clásico sabor aventurero de esas apoteósicas catedrales sonoras de los años 80.
Otro vínculo poderoso de "Sky Captain" con el pasado es la organización de los temas principales, que no responde tan sólo a exigencias fílmicas o de variedad temática, sino que satisface al espíritu de la forma sonata; albergado ya en bandas sonoras de Erich W. Korngold y cuya lógica basada en el desarrollo y el contraste está subrepticiamente presente en buena parte de la música del Hollywood dorado. Esta doble naturaleza sitúa la música de "Sky Captain" en un lugar singular dentro de su propio género y hace de ella algo más significativo que un mero derroche crepuscular o una puesta al día bien apañadita.
A los que se tomaron en serio las notables partituras de "The Wings of the Dove", "Laws of Attraction" o "Reign of Fire" no debería sorprenderles tanto esta muestra del buen hacer de Shearmur. El joven teclista y orquestador de Michael Kamen (a cuya memoria está dedicada esta banda sonora, por cierto) ha llegado a ser uno de los nuevos compositores cinematográficos más sólidos y versátiles. Al término de las presentaciones no puedo olvidarme de la habitual London Metropolitan Orchestra, convertida en un mastodóntico instrumento de más de 120 intérpretes del que Shearmur se sirve ayudado de nuevo por su arreglista Robert Elthai.
A la suerte de contar con una estupenda banda sonora hay que sumarle la fortuna de una edición discográfica bastante decente. Los 58 minutos de música se distribuyen en 18 cortes ordenados cronológicamente, lo que significa que la canción comercial está al final. Se trata de todas formas de un espléndido arreglo orquestal realizado por el propio Shearmur de la clásica "Over the Rainbow" que, además de respetuoso con la estética general de la banda sonora, tiene una transición musicalmente coherente con el último corte del score.
El tema del capitán Sky (Jude Law) es noblemente declamado nada más empezar por las trompetas y las trompas en muy clásica sucesión sobre un ritmo obstinado de la cuerda grave, percusión y el tumulto de los trombones. En cambio, el tema de Polly (Gwyneth Paltrow) aparece mucho antes en la película que en el disco, donde se retrasa su exposición hasta "Back to Base", descartándose una divertida versión inicial del clarinete que expresa el carácter cosmopolita e inquieto de la protagonista. Estos son los temas centrales que sirven de sustento al conjunto de la banda sonora.
El tema secundario más importante es la elegante la frase ascendente que escuchamos por primera vez en "The Zeppelin Arrives". Se trata de una especie de "tema de la amplitud", utilizado a menudo para intensificar las sensaciones espaciales. Adquiere especial relevancia en la parte central de la banda sonora, en cortes como "Treacherous Journey" o "Flight to Nepal", donde también recibe algunas variaciones socarronas de la flauta y el clarinete.
El ejército robotizado tiene también sus propios temas: una insinuación de marcha casi expresionista (ese exagerado bajo obstinado de cuatro notas), y la amenazante frase ascendente de "The Robot Army". Todo este material medirá sus fuerzas con el tema del capitán Sky a lo largo de los desbordantes "Calling Sky captain" y "The Flying Wings Attack", una auténtica batalla musical de esas de quitar el hipo.
El útimo tema secundario aparece hacia el final, se trata de la emocionante, épica y a la vez muy británica marcha militar de "Manta Squadron" y "Finding Frankie". La guinda y última gentileza temática que nos ofrece el brillante Shearmur en esta juerga musical que es "Sky Captain".
Sin embargo, creo que si el conjunto de la banda sonora funciona tan estupendamente bien es sobre todo gracias al profuso y orgánico empleo del tema de Polly. El respeto escrupuloso demostrado hacia su personalidad melódica y la gran plenitud del conjunto general identifican a Edward Shearmur como un indudable poseedor de los grandes resortes clásicos.
|