Frederic Torres
El segundo volumen dedicado a la última temporada de esta, por tantos motivos, emblemática serie se centra, como su portada indica, en sus (cuatro) episodios finales completando así el muestreo musical emprendido con la “normalizada” edición discográfica anterior, hasta alcanzar las casi cinco horas en total. El porqué de su edición limitada (a 3000 ejemplares) obedece, seguramente, a criterios de comercialización, siendo la presentación del disco simétrica con el volumen que le precede (excepción hecha de una pequeña nota –un par de obligadas líneas- firmada por el compositor agradeciendo el haber sido miembro integrante del equipo y asegurando que echará de menos en el futuro seguir trabajando en la serie), por lo que su especial singularidad no puede más que provocar molestias al posible interesado (incremento del precio sin razón aparente; premura en la compra para evitar descatalogaciones; consiguiente incremento de la dificultad en su localización, etc.) Tal vez una presentación más extensiva de los cuatro discos en una pequeña caja de precio razonable hubiese sido un broche final con el que dar el punto final a esta interesante e innovadora partitura y mucho más agradecido para el aficionado, ya que el complementario planteamiento de uno y otro compacto (resultaría un tanto estrambótico quedarse sin el presente volumen, centrado en los resolutivos episodios finales, habiendo adquirido los ocho discos previos que conforman los seis volúmenes discográficos editados a lo largo de estos años) casi obliga a su adquisición marginando cualquier opción si se quiere disfrutar de toda la música editada de la serie.
Hechas las precisas salvedades, señalar que, tal como se ha indicado, la edición sigue las mismas exactas pautas de las anteriores, encontrándonos con el mismo buen hacer habitual en la batuta de Tim Simonec al frente de la Hollywood Studio Symphony y la ayuda en la orquestación (adicional) de Andrea Saltzman y Chad Paris, y que si hay alguna novedad a destacar es precisamente aquella que se ha venido comentando a lo largo de las respectivas reseñas de las ediciones de las temporadas anteriores, que no es otra que la de establecer los criterios (de calidad, pero también espaciales y temporales) en la selección y edición de la música de la temporada de una serie televisiva, que en esta ocasión, al centrarse en un (significativamente) reducido grupo de episodios, deja constancia de los sesgados resultados finales que dicha elección puede conllevar. El caso más ilustrativo al respecto es el de los dos fragmentos incluidos en el volumen anterior correspondientes al episodio final, “The Hole Shabang” y “Moving On”, que nuevamente son incluidos en el presente, aunque, ahora sí, debidamente contextualizados al quedar mejor integrados dentro del disco enteramente dedicado a dicho último episodio, de modo que el ejemplo permite inferir que si estuviéramos ante una edición normalizada la selección obligaría a ofrecer casi un mero tráiler musical del trabajo realizado, siendo precisa la extensión discográfica para la necesaria y adecuada exposición del material compuesto. Podrá parecer una perogrullada, pero no lo es tanto si se atiende a las condiciones actuales de distribución digital del mercado, las cuales permiten perfectamente la edición de absolutamente toda (si así se considerara oportuno) la música compuesta para toda una temporada televisiva en, por ejemplo, un formato (DVD) u otro (lápices/tarjetas de memoria o descargas virtuales), sin tener que plegarse a ofrecer forzosamente una especie de retal, más o menos ejemplar, del trabajo realizado en un espacio que podríamos calificar de casi ridículo o, cuando menos, de (para los tiempos que corren) obsoleto, cual es el del disco compacto (por muy entrañable que nos resulte).
Tres episodios, pues, se reparten el protagonismo del primero de los discos con una distribución espacial relativamente equilibrada, siendo el primero de ellos “The Candidate”, con cinco cortes que ofrecen unas características predominantemente dinámicas tal como muestran “Cage Crasheres” (el primer tema del disco), “Sub-Primed” y “SS Lost-Tanic”, combinando percusión, metal (trombones) y cuerda (scherzando) y aportando para la ocasión, además, cierto timbre especial en el caso de los dos últimos temas (campanitas, triángulos) a la férrea estructura de la orquestación habitual (de la que, sin embargo y, contra lo que puede parecer, se le extrae una variedad de registros realmente extraordinaria) centrada siempre en los elementos comentados. El contrapunto lo ofrece el arpa de “Shephard´s Why” y el solo de violín de “Flew the Coop”, que da paso a los trombones protagonistas del siguiente corte y episodio, “Across the Sea”, donde el tema de resonancias místicas creado para la temporada adquiere protagonismo combinado bien con la acción más pura y dura (“Don´t Look at the Light”), bien con la intriga y el misterio (“Make Like a Tree”) o con el suspense (tras el potente pizzicato que abre ”Mother of a Plan”). De nuevo una sonoridad diferente, en este caso de reminiscencias áureas (y con un trabajado registro del piano), cierra el último fragmento del episodio (“Love Is Stronger Than Death”) abordándose a continuación, en “Cereal Experience”, un tono costumbrista apenas escuchado en momento alguno de todo el extenso trabajo musical del compositor en la serie (recordamos algún breve fragmento musical al respecto en la primera temporada como “I´ve Got a Plane to Catch”, perteneciente a la segunda parte del episodio “Exodus”, con el que se cerraba aquella, y poco más). Es el fragmento que abre el penúltimo episodio de la serie, “What They Died For”, en donde también está presente el mencionado tema místico (combinado, como en anteriores ocasiones, con la percusión en “Walk and Talk and Aah!”, pero también arropado por el lirismo del arpa y la cuerda en “Jack´s Cup Runneth Over” o fusionado con temas recuperados de anteriores temporadas, como en “What They Died For” – que da título al episodio-). Se trata de una selección musical de cierta tonalidad densa, oscura, tal como refleja “Hide and Snitch” (con un piano en un registro grave de ecos tenebristas) o “A Better Ben”, que ofrece un cierto juego musical con la digitación interna de las cuerdas del piano. “Get Out of Jail Free Card” finaliza el episodio (y este primer disco) con un tema más dinámico, donde el rítmico balanceo de otro de los motivos creados para la temporada (que recuerda un tanto al de “Basic Instinct” de Jerry Goldsmith) adquiere gran protagonismo, desembocando, tras un breve dúo entre el violín y el piano, en un potente crescendo, alcanzado después del inevitable y siempre presente scherzo.
Con ello llegamos al esperado (doble) episodio final que tanta polémica ha suscitado desde su emisión debida a la esotérico-religiosa resolución del relato y que ocupa todo el segundo disco. El protagonismo de Jack (Matthew Fox) se acentúa (recuperándose del cierto olvido sufrido en anteriores temporadas) y su enfrentamiento final con Locke (un Terry O´Quinn probablemente en el papel de su vida) en los términos de la esquemática toda vez que ejemplar y eterna lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, la justicia y la injusticia, a la que tan obcecadamente están abonados los norteamericanos (que también ha vertebrado otro de los máximos exponentes mitómanos de las últimas décadas cual ha sido la saga de “Star Wars”), centra la trama principal del mismo adquiriendo tintes de duelo legendario que el compositor resuelve ejemplarmente en el fragmento más potente del disco, “Locke V. Jack”, donde en poco menos de minuto y medio Giacchino ofrece un despliegue de energía de una intensidad inusitada, dedicando el resto del minuto del corte a relajar la catártica explosión acaecida (esperada en la serie temporada tras temporada y aplazada hasta este último momento del relato) como la calma que sucede a la tormenta. El compositor centra en ese breve espacio de tiempo toda la proteica carga de potencia musical de la que es capaz de tal modo que su mesura es, precisamente, la que dota de fuerza la brevedad de dicha exposición musical, en el mejor estilo de un clásico como Elmer Bernstein.
No obstante, el disco se estructura siguiendo los vericuetos del relato, primero en torno a la figura del suspense y la intriga (en el que el papel del tema del “balanceo musical” –“Leaver-Age”, “The Stick with Me Speech” o “Down the Hobbit Hole”- de exposición similar al del tema central de “Basic Instinct” de Goldsmith, como ha quedado dicho, tiene un protagonismo evidente), siempre aliñada del sonido selvático tan característico de la partitura de esta serie (y tan deudor, a su vez, de la referencial “The Planet of the Apes” del mismo Goldsmith, pero también de otras más cercanas paisajísticamente como “The Lost World”, de John Williams), y segundo, en torno a las movidas secuencias de acción (el violento scherzo inicial de “If a Tree Falls”, la mencionada “Locke V. Jack”, los juegos entre los silencios musicales y la percusión que preludian el vibrante “The Hole Shabang”, el dinamismo de la cuerda en “Jumping Jack´s Flash” –nueva broma-homenaje en la titulación-). La evocación de temas de temporadas anteriores (“Parallelocam”, “Ultrasonic Flash”, “Our Lady of Perpetual Labor”, “Can´t Keep Locke Down”) se entrecruza con los temas de la presente (con el tema “místico” en “Pulling Out All the Stops” o “Hurley´s Coronation”, con el del “balanceo” en “The Long Kiss Goodbye”), que, a su vez, se desarrollan en toda su extensión (caso de la significativa grandiosidad de “Aloha”) conforme se van desvelando algunos de los misteriosos entresijos de la trama de la serie (a pesar de la gran cantidad de cabos sueltos, hábilmente urdidos por los guionistas Abrams, Lindeloff y Cuse) a lo largo de estos años, antes de llegar a la kubrickiana escena final de la historia, la que remata todo el ser del relato, a través del más intenso y hondo lirismo que requiere la despedida de los seres queridos que preludian tanto “We Can Go Duth” como “Kate Flashes Jack”, y que resuelve magníficamente “Closure”, con sus contenidos solos de violonchelo y piano (también en complicidad con los significativos silencios musicales) y, sobre todo, “Moving On”, con más solos de piano y violín antes de introducir la ralentización (a dos voces) de la característica nota de piano sostenida con que finalizar la partitura y la serie, haciendo coincidir una última nota de este instrumento con el parpadeo final del protagonista, Jack.
Es un final de una elegancia musical exquisita que lastimeramente queda empañado por el último corte del disco, una versión rockera a cargo del ficticio grupo Drive Shaft (se trata del grupo musical liderado por Charlie – el hobbit Dominic Monaghan- y su hermano Liam, creado a propósito para aparecer en la serie) del magnífico fragmento musical titulado “Parting Words”, con el que prácticamente se cerraba la primera temporada, ofrecido en el presente álbum como bonus track para, seguramente, despedir de forma un tanto más festiva el disco y contribuir a aumentar la mitomanía al respecto del presente volumen. Además de innecesario (es un guiño absolutamente freak), rompe el tono musical y el clima conseguido por el compositor y, de alguna manera, destruye la grata evocación del recuerdo de la serie que el melómano ha ido convocando con la connivencia del compositor en los últimos fragmentos del disco, acabando abruptamente con la estela musical que sigue al silencio de la mencionada última nota del piano. Es una lástima, porque la recuperación del mejor lirismo del que es capaz el compositor, así como todo el despliegue de inventiva y creatividad desarrollado en su dinámica música perteneciente a las secuencias de acción, como en las de intriga y suspense (combinando los silencios con las intervenciones orquestales), es más que evidente en los dos discos dobles editados de la presente temporada. Y aunque todo esto no lo empaña, obviamente, un único corte (cuya mejor ubicación –aunque menos “simpática”- hubiera podido darse en el anterior volumen comercial, en lugar de repetir los dos extensos cortes del último episodio), dicho final decepciona un tanto después de tan excelso y logrado bagaje musical. Giacchino, lo hemos mencionado, confiesa que echará de menos trabajar en “Lost” en el futuro. Más o menos como nosotros el que sería su nuevo disco correspondiente de cada nueva temporada. Y es que al igual que ha ocurrido con la misma serie, lo mejor ha sido, sin duda, recorrer el camino.
27-diciembre-2010
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