Ignacio Garrido
Cuando "Perdidos" abría tercera temporada con el episodio "Historia de Dos Ciudades", su prólogo anunciaba una calidad narrativa tan extraordinaria, o más si cabe, que las predecesoras, llena de sorpresas, giros, más misterios y la consumación de una forma de entender el entretenimiento comercial y a la vez inteligente en la televisión pocas veces visto. Así pues, con la sucesión de capítulos el fan acérrimo no pudo sino alcanzar al final de este tercer bloque cotas de emoción y delirio audiovisual realmente excelsas. Para culminar este derroche de imaginación tuvimos a un sobrestimulado Giacchino, poco sabedor probablemente de por donde iba a acabar la serie, pero con un nuevo material entre manos más jugoso todavía que el manejado en los años anteriores.
Nuevos personajes, enrevesadas situaciones, elipsis demenciales pero todavía plausibles y la continua sensación de que todo era posible (hasta un final a la altura de las expectativas y no la cuchufleta "deus ex machina" sacada de la chistera en la quinta temporada que anunciaba a gritos el picado en barrena al que se abalanzaban el vuelo 815 y sus creadores), hicieron posible un acopio de energías que insuflarían al compositor un tour de force compositivo que, acabada la serie, permanece como su mejor aportación a la misma desde nuestro punto de vista. Como apoyo a esta idea se publicaría entonces un agradecidísimo disco doble, frente a los sencillos dos previos y posteriores (no así las desbordantes cuatro entregas para su último bloque) asociados a sendas temporadas.
El generoso muestrario de material incluido en dicho compacto sirve para ubicar de modo bastante apropiado tanto el recorrido de los personajes, como al tiempo ser capaz de realizar su propio comentario y evolución sonora dentro de la saga, ampliando límites previos y sirviendo de perfecto contrapunto tanto al lirismo preponderante de la primera temporada, como al exceso de abigarramiento misterioso de la segunda. Hablando siempre de las experiencias discográficas, por supuesto, no del cómputo sonoro global de cada entrega anual, mucho más equilibradas en sus conjuntos respectivos de lo que pudiera parecer. Con todo, este tercer volumen resulta el mejor por su cuidada selección, por lo ejemplar de su balance entre aportación melódica y atmosférica, por la aparente sencillez con la que Giacchino maneja los conceptos previos y los hace interactuar con los nuevos, deslizándose siempre hacia delante, en esa no confesa sinfonía-río en que se ha acabado convirtiendo la música de "Perdidos", no exenta de citas clásicas de peso (los "Cuatro Interludios Marinos" de Benjamin Britten tienen mucho que decir en la escritura lírica del responsable de "Up" para la saga) por supuesto, así como algunas cinematográficas que se apuntarán más adelante.
Agrupando en el primer disco la música para los veinte episodios que componen el grueso de esta temporada y en el segundo una más que correcta selección del previo a la season finale y el minutaje completo de la misma, la pieza de arranque del compacto inicial, "In with a Kaboom!" no puede ser más contundente, anunciando la carga extra de potencia e inventiva que el compositor va a verter en la acción durante el devenir de la trama. Fraseos cortos para cuerda frenética acompañados de violentas percusiones y agresivos pianos realizando tanto poderosos estallidos orquestales como sugerentes polirritmias abundarán a lo largo del camino con estimulantes y variadas piezas como "Eko of the Past", "Leggo My Eko", "Sweet Exposé" o el terrorífico "Storming Monster", así como los goldsmithianos hasta la médula "Awed and Shocked" (con simios asomando por las costuras) y "Under the Knife", como mejores ejemplos de las citas de buen gusto del compositor.
Las sugerentes variaciones sobre el material temático previo no se hacen esperar, con la aparición del magnífico tema dedicado a Benjamin Linus en "Fool Me Twice" y de modo lastimero, colindante a lo trágico en la soberbia "Dharmicide" (ensamblada al revés de como se escucha con las imágenes, por cierto), así como los delicados y líricos temas de amor para Jin y Sun en "Pagoda of Shame" y para Desmond y Penny en "Distraught Desmond". También para Kate se esboza durante "Romancing the Cage", desde su propio tema, una breve pero romántica pieza de gran calado emocional, al igual que la cita al tema central de la saga aparece hermosa y sentida en "Here Today, Gone to Maui".
Melódicamente las aportaciones son sustanciales, sobresalientes en cuanto a calidad, empezando por uno de los temas estrella de toda la composición, el de Juliet, que se desarrolla plenamente y de modo barryniano (del que escucharemos ecos en "No Place Like Home" de la siguiente temporada) en "Ocean´s Apart", un tema romántico imponente, de estructura en crescendo y aire esperanzador, noble, casi épico, ejecutado por piano, cuerda y percusión. Una melodía sublime de la que se echa en falta una mayor aparición posterior. Pero no es la única, también en "Claire-a Culpa" y "A Touching Moment" se articulan pasajes muy hermosos con intervenciones destacadas de piano y chelos, al igual que en el ajeno al músico pero encantador "Shambala" y su continuación estilística semi-hawaiiana de "Heart of Thawyer", que se integran de modo exquisito en el discurso giacchiniano y en el universo particular de Hurley como anillo al dedo.
La vertiente ambiental (uno de los elementos de la obra más interesantes en conjunto para el que suscribe), consigue elevar el extrañamiento atmosférico hasta cotas de una capacidad de sugerencia casi ilimitadas durante pistas como "The Island", prodigiosa en su conjugación tímbrica y colorido o "Juliette is Lost" por su onírica propuesta de orquestación. Gracias a pasajes como éstos es por los que el trabajo de Giacchino resulta parte indivisible del alcance emocional y sensorial de la serie, pues con tan sólo unos minutos de construcción musical interesante es capaz de transportar al espectador/oyente a la famosa isla con su mera intervención.
A lo largo del segundo compacto y entrando en la recta final de la temporada, se acusa la sensación de inmediatez de la acción con pasajes nerviosos como "She´s Dynamite" o inquietos y lúgubres como "Charlie´s Fate", que marcan a fuego el fatídico destino del personaje en cuestión. La amenaza constante de los otros se deja sentir en "Paddle Jumper" y su "Reprise" con sinuosas variaciones, mientras la vertiente sentimental invade asoladora los cuatro costados de piezas tan emotivas como "Ta-Ta Charlie", la evocadora "Heirloom Holiday" y en especial "Greatest Hits", un recital de sensibilidad, construcción inteligente y empleo magistral de los silencios. Asimismo se recupera el tema de búsqueda con estructura fugada para los ascensos y caminatas por la selva de los personajes en breves pasajes como "The Good Sheperd" o "An Other Dark Agenda", mientras el suspense se acrecienta con inventiva en "The Looking Glass Ceiling", toda una muestra de elaboración polifónica y la tensión se vuelve amenazadora, violenta, en "Hold the Phone".
No obstante al incluir el total de la música de los dos últimos episodios, y pese a las excelencias de la misma en general, también se incurre en el imposible desligamiento incidental de ciertos pasajes como "Ex Marks the Jack", "Jintimidating Bernard", "Weapon of Mass Distraction" o "Sticking to Their Guns", que poco aportan al conjunto sonoro, excepto su quirúrgica aplicación audiovisual. Con todo, es digna de elogio la entrega con la que el músico reelabora una y otra vez las situaciones crípticas a nivel musical, ofreciendo siempre pequeñas pinceladas de creatividad como las que aparecen en "Through the Locke-Ing Glass" o "Early Mourning Mystery", de sugerentes variaciones temáticas.
La frenética carrera paralela de los personajes en pos de una salida de la isla traerá consigo los mejores momentos a lo largo del clímax, tanto a nivel lírico con la desoladora pieza y revelación final que supone "Flash Flashforward Flashback", el incremento exponencial del misterio con soberbia imbricación temática de esperanzador cierre - que recupera con pleno acierto dramático el espléndido "Parting Words" de la temporada primera - en "Naomi Phone Home" o explosión de energía y bellísima elegía conclusiva de uno de los momentos (a todos los niveles) más conmovedores de toda la saga con "Looking Glass Half Full", sin duda la pieza maestra del disco junto al tema de Juliet.
Mientras Giacchino no hizo sino mantener su muy elevado nivel de calidad en la serie desde el comienzo de la misma (quizás con algo de estancamiento en su quinta vuelta), destacando esta tercera y quizás la última también como puntos álgidos, la trama comenzó a denotar un claro deslizamiento hacia el recorrido esperpéntico ya con su siguiente entrega, para caer en el delirio laberíntico sin posibilidad de coherencia alguna con sus siguientes continuaciones, hasta alcanzar lo bochornoso en su cierre. Pero para aquellos que sentimos la estafa generalizada en el devenir de la trama, se puede encontrar en el sólido trabajo del compositor el mejor acicate para recuperar repetidamente el camino de los pasajeros del vuelo 815 de Oceanic y el (innegablemente) sugerente universo "Lost". Su música perdurará como ejemplo de la seriedad y esfuerzo en ella volcados. Se agradece.
2-diciembre-2010
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