Ignacio Garrido
Si a un solo título hubiésemos de circunscribir obligatoriamente la presencia del estupendo y malogrado Michael Small en el panorama hollywoodiense de los setenta y gran parte de (sino toda) su carrera posterior, ese sería sin duda alguna "Marathon Man". La memorable cinta de John Schlesinger, aupó al músico a un puesto de honor dentro de su profesión como colaborador fetiche para largometrajes conspirativos, thrillers y películas de suspense de variada procedencia, véanse si no la ristra de títulos que Small amasaría con bastante fortuna en su apartado musical desde entonces: "Los Jueces de la Ley", "El Caso de la Viuda Negra" o "Dobles Parejas".
Mucho ha tardado en llegar al formato digital esta pieza clave en la obra del autor de "Las Montañas de la Luna", pero como suele decirse, lo bueno se hace esperar y en este caso la espera ha merecido la pena. "Marathon Man" no solo se presenta completa, con perfecto sonido y presentación, amén de algunos extras, sino que se ve acompañada de todo el material superviviente en buen estado de la previa e igualmente destacable "El Último Testigo", casi un preludio fílmico en intenciones del film con Dustin Hoffman. Doble motivo de celebración para el degustador de las auténticas delicatessen del género.
Small aporta a "Marathon Man" elegancia, aplomo sin estridencias, contención y efectividad a partes iguales. Abre la composición con un tema central misterioso, melancólico, cíclico y sostenido; "Main Title", con el que identificar lo que se le viene encima al protagonista involuntario de una historia que se tornará progresivamente en una auténtica pesadilla. Con este sencillo motivo de cuatro notas y alternando como contrapunto inquietante el famoso "parabará" que Horner usará hasta la saciedad años más tarde en casi todas sus obras (originario de Rachmaninov, todo sea dicho), se construyen las bases melódicas del conjunto, apaciguadas algo más adelante por un hermoso tema de amor construido sobre la variación y extensión del motivo central en "Love Scene", que pasará a convertirse con su desarrollo en un mini concierto para piano, siendo la pista inmediatamente posterior a esta, "The Letter" una versión más pausada y delicada del mismo.
El suspense sostenido, construido como un abigarrado desasosiego in crescendo se ejecutará de forma milimétrica en pasajes como "Bellman and Pram", "Resemble Diamonds/Fountain Appointment" o "Bathroom Terror", recordando las figuras al piano que Jerry Fielding ejecutase para "The Mechanic" y años más tarde Howard Shore para "The Game". Mientras, la tensión se acrecienta con chispazos de puro horror en "Scylla Stabbed", con una escalofriante polifonía para metal y cuerda, o "Betrayal/Drilling Horror" con un estallido de violencia percusiva y chirriantes metales. Tampoco el diestro manejo de la acción se le escapa a Small, creando en "False Rescue", "Escape" y "Chase Pt I & II", abruptos y cortantes segmentos rítmicos, de una sequedad y contundencia indiscutibles.
A medida que la trama avanza y la madeja se va desenredando, el compositor alterna lastimosas variaciones del tema central, "House on the Hill/Approaching Showdown", con intensas pistas como "The Recognition" y "Szell Escapes", que ejercen de preludio al estallido de violencia final de "Diamonds of Death", dando paso a una rendición apesadumbrada y trágica del tema central para trompeta solista como conclusión de la cinta, unida a una última versión para piano y cuerdas, liberadora y sosegante en los "End Credits". Se cierra así una partitura exquisita, que pese a su algo áspera audición íntegra, deviene en un manual de composición para el género y en ejemplo de magisterio a la hora de hacer evolucionar el material motívico y la dosificación de la intensidad dramática sonora.
Para la previa "El Último Testigo" (estupenda cinta de Alan J. Pakula, con el que Small aunaría esfuerzos en más de una ocasión; la magnífica "Klute" sin ir más lejos), el ideario básico se mantiene similar en intenciones, pero con un destacable elemento diferenciador, un tema central más robusto y luminoso de evidentes raíces americanas a la Copland y cierta estructura fanfárrica, que el compositor empleará con inteligencia y ciertas dosis de ironía a lo largo de la partitura. "Commission and Main Title" presenta de este modo la base sobre cuerda, metal y percusión (destacando el piano de nuevo), sobre la que se ejecuta dicho tema. "Morgue", "Sheriff´s House" o "Testing Center" mantienen la unidad estilística del misterio con breves y pulsátiles pivotes situacionales en los que destaca un motivo secundario de dos notas de inquietante ejecución al viento.
El tono más dinámico (y algo desenfadado) de la acción lo encontramos pronto en "Car Chase", con un trepidante pasaje percusivo y sincopado, de nuevo ligado a la agilidad estructural de un Fielding en plena forma, al tiempo que el tema americano se desvirtua acertadamente en pasajes como "Out to Sea" y "Austin Sleeps". Aunque es el corte "Parallax Test" el que se lleva la ovación de esta banda sonora, así como se erige en una de las piezas más inspiradas y originales de toda la filmografía de Michael Small. De inicio rítmico pop-setentero y cariz folclórico cuasi-sureño (guitarra y voz solista mediante), el tema principal se convierte en un himno a la belleza americana con nobles metales y conversión a estrambótica marcha lisérgica, que auna ribetes hippies con percusión militar pasando por la guitarra eléctrica, el órgano hammond y una triunfal rendición fanfárrica (Hendrix habría alucinado). Todo ello conjugado a la perfección sin perder estructura, progresión ni sentido durante un solo segundo, acompañando a su vez una secuencia clave en la que el malsano comentario de la música resulta ser la llave del enigma. Una proeza sonora solo por la cual este disco resulta indispensable para los seguidores del compositor.
Con todo, se mantiene un pulso firme tras el evidente highlight del score, ofreciendo prodigiosas piezas de suspense como "Art in Cafeteria/Suitcase Bomb" y un intenso crescendo final en "Joe´s Final Run", para recapitular sardónicamente la trama durante el "End Title", con una marcha a medio camino entre lo castrense y lo deportivo que versiona el tema central con una original orquestación. Una muestra más de la versatilidad y capacidad mutable de un músico poliédrico, capaz de abordar tramas similares desde prismas bien diferentes, sin perder de vista por ello los necesarios patrones básicos auto-impuestos por el género, siendo pese a ellos mismos solvente desde las más diversas facetas.
En resumidas cuentas, encontramos en esta soberbia edición discográfica de Film Score Monthly, lo que antes llamaríamos un "doble feature" de tomo y lomo, la feliz unión de dos trabajos excelentes y absolutamente complementarios que hacen añorar con gran pesar el talento y la profesionalidad de artesanos como Michael Small. Músicos con entidad y personalidad, capaces de sugerir ideas, de acompañar sutilmente sin perder durante un segundo la linealidad del relato y de conseguir con su sola participación dignificar el papel de la música en las películas. Por desgracia, la respuesta unánime que daríamos a día de hoy al cuestionamiento de la supervivencia de cualquier compositor de estas características en la gran pantalla actual no exigiría repetir la pregunta "¿Están a salvo?".
7-julio-2010
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