José-Vidal Rodriguez
Varios años antes del taquillazo de “Piratas del Caribe”, “La Isla de las Cabezas Cortadas” fue un intento fallido de recuperar las viejas películas de piratas de los años 50, dándoles un profundo remozado que pasaba por sustituir al héroe caballeresco tipo Errol Fynn o Burt Lancaster por una aguerrida fémina de armas tomar encarnada por Geena Davis. El argumento era tan sencillo como típico: a finales del siglo XVII, una intrépida pirata, Morgan Adams (Geena Davis), se lanza junto con su esclavo William Shaw (Matthew Modine) a la búsqueda del último de los tres trozos de un mapa que contiene la ruta para encontrar un fabuloso tesoro. El problema es que el poseedor de ese último trozo es su tío Dawg (Frank Langella), otro malvado pirata que busca también los fragmentos perdidos del famoso mapa. Por si esto fuera poco, Morgan debe huir además de la Armada británica, que la busca para colgarla por sus numerosos actos de piratería.
Dirigido en 1995 por Renny Harlin ("Pesadilla en Elm Street 4", "Jungla de Cristal 2"), el filme tuvo una gélida acogida tanto por el público como por la crítica, hasta el punto que terminó por hundir definitivamente a la productora Carolco. La verdad es que nadie vio en Geena Davis (esposa del director por aquel entonces) un vestigio de auténtica heroína con la que identificarse, y desde luego la por momentos estúpida interpretación de su partenaire Matthew Modine (un actor que sabe hacer cosas mucho mejores) no ayudó para nada a mejorar el acabado final del filme.
No obstante, la floja película sirvió para ofrecernos una de las más espectaculares partituras escritas para un filme de aventuras, y miren por dónde, obra de un compositor no excesivamente conocido por aquellos años. John Debney, mundialmente famoso hoy por su (sobrevalorada y oscarizada) música para “La pasión de Cristo”, es en realidad un compositor con una corta carrera en cuanto a producciones cinematográficas se refiere. De hecho, no fue hasta 1993 cuando Debney puso música a su primera película con notoriedad en Hollywood, “Hocus Pocus” (El Retorno de las Brujas), ya que hasta aquel entonces su carrera se había movido casi exclusivamente entre producciones televisivas.
Debney, como ya hiciera con James Horner en “Hocus Pocus”, vino a sustituir en el último momento al compositor inicialmente elegido por los productores, el inglés David Arnold. Esta circunstancia dio pie a que muchos se lanzaran a soltar bulos acerca de si había partes de Arnold en la partitura, si Debney utilizó temas compuestos por él... Al respecto, es evidente que el sinfonismo estridente de Arnold se halla ciertamente presente en "Cutthroat Island", con unas orquestaciones muy similares a las del músico británico y utilizando unas técnicas de grabación que acercan mucho el sonido al estilo Arnold. Pero hay que ser justos y dar al César lo que es del César: rumorología aparte, aquellos que sepan del modo de composición de Debney reconocerán desde el primer momento su impronta en cada tema del disco.
Lo primero que hay que decir acerca de este doble compacto es que contiene absolutamente toda la música que podemos escuchar en la película. No obstante y sin quitarle ni un ápice de mérito a los chicos de Prometheus, los 70 minutos de la anterior edición de Silva Screen eran una muestra más que suficiente de las numerosas virtudes de esta partitura, y excepto por un par de temas que sí trae esta versión completa, casi todas las joyas del score estaban incluidas en aquel disco de Silva. De todas formas, es de agradecer el esfuerzo de la discográfica belga por satisfacer a los oyentes más exigentes y editar este impecable doble CD, de compra obligada para aquellos pocos que aún no conozcan esta espléndida banda sonora.
Entrando en materia, la partitura de Debney tiende a moverse por los cánones típicos del cine de aventuras, con uso abundante del metal y percusión así como de estilo grandilocuente por la profusa aparición de la sección coral. Aun así, el score poco tiene que ver con aquellos trabajos de Korngold, Rozsa y Steiner a los que se refiere el compositor en su apartado de agradecimientos, pues se trata de una partitura de empaque tan contemporáneo que resulta difícil relacionarla con esos grandes nombres.
Un tema principal de corte heroico y espectacular, cimentado en un grandioso acompañamiento coral (“Main Title/Morgan´s Ride”), abre el disco constituyendo una auténtica evocación de la aventura a vivir por los protagonistas. De hecho, la principal virtud de la partitura es el inteligente uso que Debney hace de este tema central: así, pese a que el mismo está presente en la practica totalidad del score, el compositor consigue no abusar de él. Y lo logra a través de “disimular” su uso a base de múltiples variaciones orquestales, a veces en tono emotivo (“The Funeral”), en forma de fanfarria (“Setting Sail”), o incluso en clave aun más heroica (“Morgan Takes The Ship”), recursos todos ellos que consiguen el meritorio efecto de que el leit-motiv, usado realmente hasta la saciedad, en modo alguno acabe fatigando al oyente.
El magnífico tema principal es tan solo un aperitivo de lo que nos espera, pues la riqueza temática del score es palpable en cualquier corte del CD. Sin duda, donde Debney se mueve más a gusto y desborda su creatividad es en el desarrollo de los numerosos temas de acción compuestos. Al respecto, una de los mayores logros del autor es la perfecta sincronización que consigue con las imágenes. Ninguno de estos arrolladores temas de acción parece estar escrito a la ligera. Y en este sentido hay que destacar las espléndidas transiciones rítmicas conseguidas, en las que prácticamente cada persecución, cada pelea, cada cañonazo, parecen tener su respuesta musical con cambios de ritmo y melodía muy estudiados, nada abruptos y que analizando la música tal y como suena en el filme, nos dan una idea del tremendo esfuerzo y planificación que Debney debió realizar para ajustar su partitura a cada escena del filme.
Una muestra de lo anterior es la joya de la corona de esta edición de Prometheus: El “The Battle/To Dawg´s Ship/Morgan Battles Dawg/Dawg´s Demise/The Triumph” es el tema que recoge toda la música que suena en el abordaje y batalla final entre Morgan y Dawg, incluyendo cerca de siete minutos previamente inéditos. La palabra “arrollador” se queda corta para describir la sensación que provoca la audición de este corte, y de hecho resulta difícil concebirlo sin tener en cuenta que hasta cuatro orquestadores intervinieron en la partitura. Es uno de esos temas épicos inolvidables, no apto para cardíacos, en el que tanto la London Symphony como el coro de London Voices demuestran con creces su merecido caché dentro del ámbito de las bandas sonoras, con una interpretación impecable pese a lo tremendamente complicado que debió resultar afrontar este fulgurante tema.
Independientemente del acierto en los temas de acción, John Debney es también un autor que maneja con fortuna las melodías intimistas. Prueba fiel de ello es el tema de amor que describe la relación entre Morgan y Shaw, que suena en el corte“First Kiss/Love Scene”. Pese a que el mismo recuerda a la música escrita por David Arnold para su magnífica “Stargate”, (lo que no hace sino acrecentar la polémica antes comentada), la belleza de la melodía es innegable y cumple a la perfección como contrapunto a la fiereza del resto del score.
Como colofón a la partitura, Debney nos ofrece una maravilla de tema final, el “It´s Only Gold/End Credits”. Con una melodía muy emotiva que luego torna en grandeza, el compositor cierra el filme para dar paso a los créditos finales, que a modo de reprise recogen los principales temas del score. Impagable la percusión étnica que acompaña a la nueva versión del tema central contenida en este corte.
Finalmente, en lo referente al material inédito recogido en esta edición, decir que junto a inevitables temas incidentales, algunos demasiado descriptivos para justificar su escucha aislada de la película (“Ainclee Plots/To Spittelfield”, “Discovery of The Cave”, “The Rope”), nos encontramos con magníficas inclusiones como la ya comentada versión extendida del “The Battle”, el heroísmo contenido del “A Lady Scorned“, un par de versiones sin coro descartadas del montaje final, y la curiosidad de oir la demo original en sintetizadores de los temas “Morgan´s Ride & The Rescue”, versión que a más de un purista escandalizará. Además, la presente edición de Prometheus nos regala dos piezas no originales de John Debney, cuáles son el hermoso “The Wedding Waltz” (no usado en el filme y de autor desconocido) y el “Purcell Snatcher”, tema de época escrito por uno de los orquestadores de la partitura, Brad Dechter.
En definitiva, nos encontramos sin duda con la obra maestra de John Debney y una de las mejores piezas de los años 90, referente para no pocas partituras posteriores y que no defraudará a los aficionados a la buena música de aventuras. Imprescindible.
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