José-Vidal Rodriguez
Alexandre Desplat suma y sigue. El compositor parisino, no sólo se ha erigido en un indudable referente de calidad dentro del sombrío panorama artístico de la música de cine actual, sino que además se ha convertido en un auténtico todo-terreno de la composición, capaz de imprimir solvencia en un amplio abanico de registros y trabajar a destajo (seis partituras tiene firmadas hasta la fecha en este 2009), sin prácticamente perder la personalidad musical que a tantos sigue convenciendo. Si bien es justo señalar que ante tal volumen de trabajo, alguna obra puede descolgarse del sobrio nivel ofrecido por Desplat en los últimos años (la convencional “Largo Winch” podría ser un claro ejemplo de lo antedicho), no es menos cierto que la trayectoria del músico pasa por ser una de las más regulares de la actualidad, careciendo su filmografía reciente de algún título realmente fallido o irremediablemente errático. Con respecto a lo anterior, algo tendrá que ver el hecho de que el francés no parece, hasta el momento, eclipsado por los focos mediáticos de un Hollywood capaz de convertir la calidad en mediocridad. Con una elección muy inteligente de sus proyectos, y la loable predisposición de trabajo en producciones de su país natal, Desplat puede estar labrándose una de las carreras más destacadas de todo el cúmulo de músicos que pululan por el estereotipado mundo sonoro hollywoodiense.
“Coco Avant Chanel” es otra de esas creaciones con las que el parisino deja bien claros sus propósitos de compromiso con el cine francés. Basado en el bestseller biográfico “L´Irreguliere”, este esperado biopic sobre la diseñadora de moda y creadora de perfumes Gabrielle “Coco” Chanel, repasa su vida desde esos miserables inicios en un orfanato, haciendo especial hincapié en su carácter de mujer luchadora y rebelde (de ahí la extensa y horrible traducción del título al castellano), de fémina enfrentada a los clichés de una machista sociedad gala con la que se mostró siempre inconformista y que precisamente acabó por convertirla en el icono.de mujer moderna y símbolo intemporal de estilo. Tras colaborar con Phillipe Rombi en su anterior “La Fille de Monaco” (probablemente junto a su paisano Desplat, el mejor compositor europeo del nuevo milenio), la cineasta Anne Fontaine confía ahora en el músico parisino para dar forma a esta biografía con aires de reivindicación, en la que además el guión se preocupa de ahondar con especial énfasis en la intensa relación surgida entre la diseñadora y su primer gran amor, Boy Capel.
Si un adjetivo define el score de este ”Coco Avant Chanel”, ese es sin duda el de la marcada sutileza con la que Desplat retrata las vivencias de esta mítica mujer adelantada a su época. El autor rehuye en todo momento una música que enfatice en demasía o que dote al filme de mayores fastos sonoros que los imprescindibles en cada secuencia, asumiendo así el tratamiento que Fontaine realiza de Coco, en el que el análisis y la reafirmación de su personalidad rupturista se anteponen a detalles más morbosos de lo que fue su meteórica carrera al éxito. Por todos estos condicionantes, la partitura asume en esta ocasión un expreso nivel secundario, probablemente inédito en el último Desplat (un autor que precisamente viene de abordar varios filmes de gran carga musical). De ahí que el acabado global de esta breve obra (poco más de 30 minutos), se circunscribe a un tono netamente melódico e intimista, instrumentalmente sencillo, mesurado, en el que la grandilocuencia de la London Symphony Orchestra queda esta vez desnuda ante una orquestación basada en el piano, cuerdas, viento-maderas y la constante aparición de la celesta; combinación ésta con la que el galo presenta unos retazos tan etéreos como totalmente adecuados para una aproximación al personaje como la presente.
El track de arranque “L´Abandon”, ya revela con meridiana claridad aquellas premisas estilísticas propugnadas por Desplat, con un corte en el que los recurrentes pizzicatos y la hipnótica sonoridad del piano entonando una insistente frase, descubren un minimalismo orquestal que acabará por convertirse en la tónica general del álbum. Aunque posiblemente sea éste el fragmento más revisitado por Desplat (“Royallieu”, “L´Atelier”), pugna en importancia con otro motivo que quizás presente mayor fuerza melódica, escuchado por primera vez en “Coco & Boy”. Un tema de inicios sentimentales y bucólicos, pero que torna posteriormente en gracilidad tan pronto como los devaneos de las maderas vienen a complementar esa "orquestación base" antes mencionada.
Ante una leve sensación de estatismo tonal, con la aparición de varios fragmentos que parecen destinados a perderse descriptivamente (“Premier baiser”, “Confession de Balsan”), Desplat reacciona con el desarrollo de una sugestiva variedad temática, casi impropia en un score de la brevedad del que nos ocupa. De esta forma, ideas nuevas aparecerán en cortes como el delicado “L´Hippodrome”, la tenue pesadumbre del “Le Chagrin de Coco”, o el comedido dinamismo imprimido por los pizzicatos -muy usados a lo largo del trabajo-, en las escenas de costura a las que acompaña el corte “Couture”. Y dentro de esta diversidad, siempre asentada en la sutileza lírica antedicha, el galo consigue componer lo que no es sino uno de los auténticos highlights del compacto, en el único instante en el que apela a una elegancia expresa, a un preciosismo que rebasa la mesura global del trabajo. La sofisticación y la apología del estilo innatas al entorno de Coco, encuentran en el precioso vals “Chez Chanel” un identificador musical excelente, que logra trasmitir una voluptuosidad tan solo revisitada al final del disco (“Casino de Deauville”), en ese afán del parisino por mantener la música dentro de registros predominantemente intimistas.
Pese a la fugacidad y ligereza -bien entendida- del score, y aunque el mismo no ofrezca quizás los momentos de marcado virtuosismo apreciados en obras inmediatamente anteriores de Desplat, no es menos cierto que una vez más el francés cumple con creces su labor, presentando un trabajo de grata audición en el que demuestra la versatilidad y clase que le han llevado a ocupar actualmente el escalafón que otros han alcanzado con propuestas mucho más convencionales y trilladas. Es un hecho que el galo está viviendo un momento extremadamente dulce, y eso se nota incluso en scores aparentemente menores como pudiera ser este "Coco Avant Chanel".
4-junio-2009
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