Frederic Torres
Las películas de superhéroes se han convertido desde hace unos diez años aproximadamente, con el primer “X-Men”, en todo un subgénero cinematográfico en los Estados Unidos y, por ende, en el resto del mundo. Dicho protagonismo tebeístico venían disputándoselo principalmente dos “sellos” especializados en la materia desde hace más de 50 años, DC y Marvel, y sus “criaturas” han proseguido la lucha por copar las principales recaudaciones de taquilla, hasta el punto de propiciar que la maquinaria industrial hollywoodiense se atreviera a considerar viable ir más allá de ciertos márgenes convencionales y probar con la adaptación de algún cómic más arriesgado.
Es el caso que nos ocupa, pues los emblemáticos “Watchmen”, creados a mitad de la década de los 80 por ese gurú del cómic en que se ha convertido Alan Moore, supusieron una de las mayores innovaciones que el género superheroico acometió en su ya luenga trayectoria dotando a dichos personajes de una mayor complejidad, despojándolos de cualquier superpoder e, incluso, preguntándose acerca de su propia naturaleza y necesidad en una sociedad como la actual. Dicho margen industrial había ya propiciado otras adaptaciones del mismo Moore como “From Hell”, “The League of Extraordinary Gentlemen” y “V for Vendetta”, u otras del no menos icónico y personal Frank Miller como “Sin City” o “300”. O de redefinir al superhéroe convencional (“Batman Begins”, “The Dark Knight”) caracterizándolo de una profundidad existencial y metafísica impensable hace tan sólo unos años. En lo musical esta situación parecía propicia para experimentar otros caminos que los empleados hasta el momento, pues ya no sólo se trataba de crear un tema central pegadizo y “fanfarriero” para identificar al héroe, de otro en clave de amor para la “partenaire-florero” de turno y de unos cuantos más para las hazañas justicieras, sino... de otra cosa, pues la nueva “seriedad” del género merecía estar “a la altura”.
Puestas así las cosas, la propuesta de Tyler Bates, el joven y prolífico compositor encargado de componer la partitura para estos “Watchmen”, podía resultar, cuando menos, intrigante y curiosa después de su anterior colaboración con el mismo director Zack Snyder, responsable final del film que nos ocupa y también de ”300”, al que Bates habría insuflado cierta grandiosidad (alguno preferiría “aparatosidad”) musical rayana en el exceso, dado que, decimos, de los títulos mencionados anteriormente, sólo Dario Marianelli y su música para “V for Vendetta” habría aportado algún punto de interés, pues Trevor Jones simplemente se habría mantenido en los márgenes de lo aceptable en “From Hell”, mejorando notablemente en “The League of Extraordinary Gentlemen”, pese al lastre del convencional y endeble trabajo fílmico, al igual que el dueto formado por esos dos pesos pesados que son Hans Zimmer y James Newton Howard, cuya doble colaboración para los dos últimos “Batman” no pasaría del mero cumplimiento de objetivos.
Pues bien, Bates se plantea, ni más ni menos, que reformular el género. O, mejor dicho, regurgitarlo, puesto que, digámoslo ya, aunque la principal característica del conjunto de su partitura, tras la pertinente audición del CD, es la de encontrarnos ante un trabajo atmosférico y excesivamente ambiental (y eso significa que, sin las imágenes que sirven de referente, sin la propia película, la música puede resultar –resulta, vaya– monótona y demasiado descontextualizada), también se percibe un eco, explícito en demasiadas ocasiones, que nos retrotrae al Danny Elfman del primer “Batman”, el de Tim Burton, al Elliot Goldenthal continuador de dicha saga y, cómo no, al dúo actual encargado de musicar las chanzas del hombre murciélago, todos ellos entremezclados y recombinados como si de una fusión musical se tratara.
Y el problema está en que, de todo ello, no sale nada nuevo. Y es una lástima, porque la película, una buena y esmerada adaptación de aquel cómic referencial, merecía que su música estuviera un paso más allá de lo estrictamente estandarizado. Quién lo diría al escuchar el primer corte del disco, “Rescue Mission”, sin lugar a dudas una buena carta de presentación musical, con ritmo y garra, amén de cierta originalidad. Pero ahí acaba todo. El revestimiento apocalíptico con el que se quiere imbuir a toda la partitura, propiciado por unos coros apoyados mayormente en un aparataje electrónico y sintetizado, destilan una personalidad redundantemente atmosférica (“Just Look Around You” y I’ll Tell You About Rorschach” como cortes más emblemáticos, toda vez que extensos, del disco), semejando en bastantes ocasiones (“The American Dream”, “Edward Blake-The Comedian”, “It Was Me”, “All That Is Good”) remedar el papel ambiental que la partitura de Vangelis tenía para la no menos referencial “Blade Runner”. Incluso parece como si Bates, consciente o inconscientemente, hubiese compuesto al estilo de la época (recordémoslo, mitad de los 80) en cortes como “You Quit!” o en el ya citado “Edward Blake-The Comedian”, auténticos cruces entre “modos” a lo “Blade Runner” y Dire Straits.
No obstante, el compositor es “un hijo de su tiempo” y en “Who Murdered Hollis Mason?” hace algo más que acercarse al dúo Zimmer/Howard, así como en “Prison Fight” se apunta al estilo heavy del Ramin Djawadi de “Iron Man”. Con estas “moderneces”, el contrapunto de “The Last Laugh” y “Requiem” (extraído del “Requiem” de Mozart) puede resultar hasta original, máxime si se insiste en conjugar los aires wagnerianos de “Silk Spectre” con los tonos “indies” del último corte de la función, “I Love You”.
En definitiva, no estamos ante la asepsia y monotonía musical del Klaus Badelt de “Catwoman” (con quien otro Tyler –en este caso Brian– colaboró en “Constantine”, otra adaptación de cómic inusual y maneras apocalípticas) o del Christophe Beck de “Elektra”, pero queda la sensación de ocasión perdida y de olvido rápido en que la partitura caerá, pronosticamos, en un breve transcurrir del tiempo. Está claro que los seguidores del cómic no tararearán, al repasar sus viñetas en esta magnífica ocasión para reinterpretarlas, con melodía o recuerdo musical alguno las andanzas de sus personajes preferidos. Algo que los más afortunados seguidores del Superman de John Byrne, el Batman de Frank Miller o el Conan de John Buscema sí lograron tras la audición de las partituras de John Williams, Danny Elfman y Basil Poledouris. Pero igual no se trataba de eso.
23-abril-2009
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