En una época donde la guerra fría alcanzaba uno de sus puntos álgidos debido a la amenaza latente de un posible conflicto nuclear; en un escenario donde se multiplicaban las intervenciones militares, públicas o secretas, en todo el planeta por parte de las dos superpotencias en liza contra objetivos vitales para su supremacía, y donde el total descontrol de los mecanismos de poder hacia las actividades de espionaje y contraespionaje de sus respectivos servicios secretos provocaban el miedo y la psicosis entre la población; el guionista y productor Bruce Geller encontró el abono perfecto para cultivar y hacer germinar una de las series de televisión que ya forman parte ineludiblemente de la leyenda de este medio. No resulta atrevido afirmar a estas alturas que con semejante reclamo, y por supuesto gracias a su apreciable calidad artística, era obvió que la serie se convertiría rápidamente en un enorme éxito de crítica y público, como así fue, y que estaría nada menos que siete años, entre 1966 y 1973, en antena.
En “Misión: Imposible” se narra la historia de las operaciones encubiertas de un grupo secreto de agentes del gobierno de los Estados Unidos, llamado Impossible Mission Force (IMF), para derrocar a despiadados dictadores, eliminar señores del crimen y desmantelar malvadas organizaciones conjugando las extraordinarias habilidades de todos los miembros elegidos para cada misión. Leyendo entre líneas, y como no podría ser de otra manera, la guerra fría está continuamente presente en la serie, aunque no de forma explicita ya que nunca se hace referencia directa a ella, y así podemos encontrarnos con que muchas de las misiones que transcurren durante sus siete temporadas tienen como destino imaginarios países bálticos y eslavos que utilizan una poderosa iconografía que recuerda a la utilizada por la Unión Soviética y los países bajo su influencia.
A pesar del tremendo éxito cosechado durante sus primeras temporadas, el interés del público hacia la serie decaería lentamente, a partir de su quinto año de emisión, hasta que la cadena CBS decide cancelarla por su baja audiencia al finalizar la séptima temporada. Aunque en 1980 se reúne de nuevo al reparto original, en un fracasado intento de impulsar un nuevo proyecto titulado “Misión: Imposible 81”, no sería hasta 1988, quince años después de su cancelación, cuando la serie volvería otra vez a antena, esta vez a manos de la ABC, con nuevos actores, exceptuando a Peter Graves que volvería a interpretar al líder del IMF Jimmy Phelps, extendiéndose durante tres temporadas hasta su cierre definitivo en 1990.
“Misión: Imposible” se trasladaría al cine a mediados de los noventa gracias al interés de Paramount por proporcionar a Tom Cruise un vehículo de lucimiento que impulsase su carrera con un rumbo diferente, más cercano al clásico héroe de acción, al que llevaba hasta ese momento. A partir de esta primera experiencia, Cruise haría suya la saga convirtiéndose en productor ejecutivo, y principal responsable, de “Misión: Imposible II”, de la recién estrenada “Misión: Imposible III” y seguramente de las entregas venideras.
En este estudio diseccionaremos la heterogénea aportación musical de los diversos compositores que han trabajado para la saga, empezando por el inteligente e innovador uso de la misma por parte del genial Lalo Schifrin y finalizando por la indiscutible variedad estilística insuflada por los músicos implicados en los tres largometrajes realizados hasta la fecha.
MISIÓN: IMPOSIBLE - Serie TV (Lalo Scrifrin)
A las 9 de la noche de un 17 de Septiembre de 1966, la CBS ponía en antena el episodio piloto de “Misión: Imposible”, donde un grupo de cinco espías del Gobierno llevaban a cabo misiones arriesgadas y de incierto resultado (a priori, por supuesto). Era el comienzo de una serie mítica que se mantuvo en el aire durante siete temporadas y 171 episodios. El jefe de operaciones Daniel Briggs (Steven Hill), sustituido a partir de la segunda temporada por Jim Phelps (Peter Graves), el maestro del disfraz Rollin Hand (Martin Landau, durante tres temporadas), la femme fatale Cinnamon Carter (Barbara Bain, presente el mismo tiempo que Landau), el mago de la tecnología Barney Collier (Greg Morris) y el duro Willy Armitage (Peter Lupus), eran las figuras llamadas a salvar al país de peligros de todo tipo, sin recompensa, auténticos héroes anónimos velando en una era dominada por la tensión de bloques.
Pero parte de la mítica que rodea a la serie descansa, sin duda, en el inmortal tema principal compuesto por Lalo Schifrin. Con serios problemas para cumplir con los tiempos acordados con la CBS, el productor Bruce Geller recurrió a Schifrin para que en dos semanas realizara la música del episodio piloto de la serie. Una llamada a su agente y el traslado al set por parte del maestro argentino, fueron suficientes para que éste capturara la esencia del trabajo que se le pedía. Algo nuevo, duro, militarista, tenso y lo más salvaje posible como acompañamiento a las actividades al borde de la legalidad de los miembros del grupo especial.
El tema que surge de la imaginación del compositor bascula entre el suspense y lo paramilitar. “The Plot” es la melodía base sobre la que Schifrin conjuga el resto del universo del episodio: percusiones, trompetas, trompas, guitarras….una sucesión de trepidantes registros al metal en un tema absolutamente audaz y dinámico, auténtico espíritu de la serie. Pero a Geller le faltaba el diseño de los créditos y el pánico se apodera de los responsables de la serie. “Misión: Imposible”, es un tema que surge por los azares del destino. Geller propone que Schifrin, a seis días del arranque televisivo, componga un tema pegadizo y vivaz, punzante y tenso para construir a partir de éste los títulos de cabecera. La mítica melodía que acompañará a la serie durante sus siete años de existencia surge sin reglas de ajuste a la imagen, sino al contrario. Quizás sea ese el mayor secreto de su éxito e incluso de su sincronía al explosivo arranque de cada episodio. Dos temas que, junto al divertido y festivo “Mission: Accomplished”, forman el nexo de unión presente a lo largo de la serie, pero no los únicos ejemplos de la gran fuerza e inventiva aplicada por Schifrin al conjunto de su contribución.
Presente durante las dos primeras temporadas, junto al maestro argentino desfilaron por “Misión: Imposible”, compositores del talento de Jerry Fielding o Gerald Fried y músicos tan intuitivos como Robert Drasnin, John E.Davis, Beny Golson y Richard Markowitz.
Muchas han sido las ediciones discográficas que han recogido el legado musical de Schifrin para la serie pero, de todas ellas, las del sello Dot Records han sido las mas aclamadas: “Music from Mission: Impossible” en 1967 y “More Mission: Impossible” en el 68 (recogido el catálogo mas tarde por la MCA). En 1994, One Way Records, en unión con la MCA, reeditaba “Mission: Anthology”, la unión de ambos discos (incluyendo el corte inédito “Secret Code”), siguiendo los parámetros de la descatalogada edición que MCA había realizado en formato CD años atrás.
Ambos discos presentaban diferencias estilísticas de peso. Mientras “Music from Mission: Impossible” entraba de lleno en la estética de los sesenta con un ligero toque kistch, “More Mission: Imposible” anticipaba el sonido funky que Schifrin potenció en los setenta de la mano de la franquicia “Harry el Sucio”.
Mientras el primero se centraba en la música que rodea a los protagonistas de la serie, la segunda hace hincapié en los escenarios, permitiendo el conjunto a Schifrin mostrar su versatilidad, eclecticismo y aquellos patrones armónicos que forman su propio e inimitable estilo: los estudios clásicos y su pasión por el jazz, llevada a límites insospechados bajo la protección de Dizzy Gillespie.
Jim Phelps obtiene su representación en “Jim On The Move”: Una serpenteante melodía llena de encanto que fluye deliciosamente hasta la aparición de las percusiones y el metal para otorgarle dinamismo y fuerza, logrando los contrapuntos al piano del gran Mike Melvoin momentos de una improvisación jazzística espeluznante. Sin duda, uno de mis temas favoritos de toda la carrera de Schifrin.
“Rollin Hand” es glamour con su inicio para piano y cuerdas. Pero la Big Band nos reserva la elegancia del maestro en disfraces, en una poderosa performance de los metales acentuando su vis cómica y su arrebatadora presencia.
“Wide Willy” refleja la dureza del personaje de Willy Armitage, con un inicio de tema para bajo y percusiones que rápidamente recoge la Big Band para generar un tour-de-force en unos metales que juegan con un vivaz contrapunto.
“Cinnamon” (compuesta por Jack Urbont y el propio Bruce Geller) es todo encanto y romanticismo; una melodía para cuerdas y flauta que expande de sensualidad el saxo de Bud Sank, muy en la línea del lírico y nostálgico “Operation Charming”, aquí gracias al buen hacer del propio Schifrin al piano.
Barney Collier es sofisticación, falta de fuerza, cerebro. Lo suyo es la tecnología y en “Barney Does It All”, Schifrin es menos explícito que con el resto, al construir una melodía a medio tiempo que se muestra tan exquisita como incierta en las subidas y bajadas continuas de tono por parte de su grupo de músicos.
El bellísimo “Danger” tiene más de sexual que de comprometido, apelando a texturas sinuosas no exentas de cariz étnico. Ritmos hindúes que se manifiestan claramente en la tensa e improvisada “The Sniper”, ejercicio jazzístico sorprendente gracias al disfrazado uso que Schifrin otorga a instrumentos como el harpsichord (interpretado por el propio compositor) y el sitar de Bill Plummer.
“More Mission: Impossible” se abre con “Mission Blues” un corte a caballo entre el blues, expuesto por metales, y el funky, presente en los inconfundibles punteados del bajo. Un disco en el que Schifrin se mueve entre ritmos más tensos y nerviosos, manifestado por la ausencia casi por completo de cuerdas.
Mas innovador y buscando caminos nuevos de exploración en la vertiente mas jazzística, “Self-Destruct” es un provocativo y extraño tema sustentado sobre singulares percusiones, ejerciendo de contrapunto el saxo.
Cierta falta de sutilidad podemos apreciar en cortes como “Affair in Madrid”, con empleo de las consabidas guitarras flamencas, el beat “The Chelsea Memorandum”, compuesto por Shorty Rogers donde sobresale el magnífico uso del órgano, y “Foul Play”, una pieza de puro divertimento compuesta por Dick Hazard demasiado deudora de los sonidos sesenteros.
Frente a la astuta fragilidad de “Midnight Courier”, con el agridulce empleo del piano y el saxo sobre un rudo manejo de los bongos, cortes mucho mas interesantes como “Danube Incident” (con una construcción emparentada a los filmes policíacos de Roy Budd y un uso exquisito del cymbalon), “The Getaway” (con sus dinámicas figuras humorísticas y su cierre capturando el tema principal de la serie), “More Mission” (que toma la melodía de “The Plot” ajustándola a patrones mas latinos) y “Secret Code” (pieza jazzística con gran empleo de órgano, tabla hindú y flautas) capturan todo el dinamismo y sabor musical de la primera temporada de la serie.
Una obra plena de aciertos que muestran el margen de maniobrabilidad de Schifrin ante texturas cercanas al jazz. Una salvaje mirada a la intriga y el espionaje que descansa sobre un dinamismo contagioso y sumamente eficaz, perdurable mucho más allá de los cinco fatídicos segundos que bastan para separar el talento del oficio.
Valoración: * * * *
Mission: Anthology
1994
One Way Records-MCA 22122
59.55
1. Mission : Impossible
2. Jim On The Move
3. Operation Charm
4. The Sniper
5. Rollin Hand
6. The Plot
7. Wide Willy
8. Cinnamon (The Lady Was Made To Be Loved)
9. Barney Does It All
10. Danger
11. Mission Blues
12. Self - Destruct
13. Affair In Madrid
14. Midnight Courier
15. The Chelsea Memorandum
16. More Mission
17. Intrigue
18. Danube Incident
19. Foul Play
20. The Getaway
21. Secret Code
22. Mission : Accomplished
Autor: Miguel Ángel Ordóñez
MISIÓN: IMPOSIBLE (Danny Elfman)
Si hay una característica que resulta imposible negarle a la personalidad compositiva de Danny Elfman, y que le ha ayudado sobremanera a distinguirse de sus coetáneos, esa no es otra que la de su eclecticismo a la hora de abarcar multitud de estilos sabiendo tamizarlos convenientemente a través de su original forma de concebir la música.
En su particular manera de ambientar una escena, Elfman se sirve de la música a gran escala para subrayar exageradamente la narración, haciendo evidente, y llamativo, a ojos y oídos del espectador el contraste entre ambas.
Despojado en ocasiones de ésta característica, tan difícil de acoplar fuera del universo burtoniano, el compositor se ha mostrado, las más de las veces, dubitativo e irregular dejando en evidencia por momentos la lucha contenida que ha mantenido siempre por dominar su lado más salvaje o, dicho de otro modo, su Mr. Hyde particular.
Buena prueba de ello, de la cara y la cruz del compositor estadounidense, está reflejado en su trabajo para la película que serviría de trasvase a la gran pantalla de la mítica serie de televisión “Misión: Imposible” .
Elfman exhibe positivamente, en cortes como “Red Handed” o “The Disc”, por un lado un gran sentido del tempo narrativo y de la atmósfera al emplear rítmicamente la dinámica propia de una marcha militar junto a unos angulosos metales y una sección de cuerdas que refuercen el suspense; y negativamente por otro un desmesurado subrayado de la tensión propia de la escena al hacer uso de una especie de “Scherzo para cuco y carillón”, por denominarlo de alguna manera, que desactiva automáticamente cualquier esfuerzo realizado con anterioridad por dotar de verosimilitud a la construcción musical.
Al igual que ya sucediera en uno de los anteriores proyectos de De Palma, como era “Los Intocables de Elliot Ness”, y con la salvedad del abismo de calidad compositiva que dista entre una obra y otra, el gran pecado cometido por Elfman en esta partitura, y por Morricone en la anterior, es la dirección contrapuesta que, para sorpresa de propios y extraños, en ocasiones parece tomar la música respecto a la narración visual y viceversa.
Ya sea por la tardía, y repentina, sustitución de Alan Silvestri a cargo de la banda sonora, o por el encorsetamiento impuesto hacia el compositor por parte del director Brian De Palma, da la sensación que los esfuerzos de Danny Elfman por dotar de cierta entidad a su desestructurado, y temáticamente hablando poco variado, ejercicio musical se focalizaron principalmente en las tres escenas más importantes de la película, que curiosamente abren sendos actos, y de manera más brillante en el dramático nudo de acción, denominado técnicamente como anagnórisis, en el que se nos da a conocer, al mismo tiempo que al protagonista, el verdadero propósito e identidad del personaje interpretado por John Voight.
“Betrayal” es con mucho el mejor tema de la obra que nos ocupa. Una poderosa y sobresaliente pieza de exacerbado lirismo, que va de menos a más, y en la que el compositor emplea con astucia la evocadora esencia de las cuerdas, y de los elementos vocales, para reforzar el revelador flashback que vertebra la escena.
De menor valía, pero no exentos de cierto interés, podemos encontrar cortes como “Ménais à Trois” y “Zoom B” que, en cierta manera, ayudan a sobrellevar el tedio general que domina toda la partitura y son más identificables, y familiares, a la figura musical que representa Danny Elfman. En el segundo de ellos resulta especialmente llamativo la utilización de la distintiva composición en 5/4 compuesta por Lalo Scrifrin para la serie de televisión y su perfecta integración con los diversos elementos elfmanianos que culminan la pieza.
Para terminar, y enlazando con lo anteriormente dicho, no quería dejar pasar la oportunidad de dedicarle unas palabras a la adaptación realizada por el compositor del clásico tema de “Misión: Imposible”. En opinión de quien esto suscribe, dicha versión resulta ser la más satisfactoria, y la que más fielmente hace evolucionar el concepto original, de las tres versiones realizadas hasta la fecha para la gran pantalla. Lejos del paroxismo instrumental de la propuesta de Giacchino, y de los escarceos rockeros de Zimmer, Elfman sabe conservar la esencia juguetona del funky y de la dinámica jazzística que posee el tema original.
Valoración: * * ½
Mission: Impossible
1996
Point Music 454 525-2
52.30
1. Sleeping Beauty
2. Mission: Impossible Theme
3. Red Handed
4. Big Trouble
5. Love Theme?
6. Mole Hunt
7. The Disc
8. Max Found
9. Looking for “Job”
10. Betrayal
11. The Heist
12. Uh-Oh!
13. Biblical Revelation
14. Phone Home
15. Train Time
16. Ménage à Trois
17. Zoom A
18. Zoom B
Autor: David Rubiales
MISIÓN: IMPOSIBLE Rechazado (Alan Silvestri)
La primera de las tres adaptaciones cinematográficas de la famosa serie de los 60 cayó en manos de uno de los directores más sobrios del panorama hollywoodiense. Brian De Palma, tras rodar su fascinante “Atrapado por su Pasado”, volvía a la primera línea con un filme sumamente entretenido que adaptaba con cierta clase narrativa las ideas originales del serial televisivo.
Como ya es sabido por los incondicionales del cineasta, De Palma es un autor ligado musicalmente en sus filmes al nombre de Pino Donaggio, con el que ha trabajado en numerosas ocasiones, siempre que la productora de turno le ha permitido elegir a este artista tan poco notorio como a la postre eficaz. Fuera de estas colaboraciones con el veneciano, el de New Jersey no ha tenido tal continuidad con ningún otro compositor de su filmografía: Ni con Ennio Morricone, ni con Dave Grusin, ni con Ryuichi Sakamoto…
Para esta ”Misión: Imposible”, con la maquinaria yanqui funcionado a todo gas en el proyecto más caro rodado por De Palma hasta la fecha, es obvio que la figura de Donaggio estaba de entrada descartada, dada su escasa trascendencia comercial allá en los EE.UU., amén de sus limitaciones para abordar cine de acción. Tampoco Patrick Doyle, quién había regalado a De Palma una brillante partitura para su inmediatamente anterior “Atrapado por su Pasado” , parecía en principio el músico adecuado para poner acordes a una cinta pletórica de acción y de trepidantes secuencias.
Las imposiciones de estudio provocaron entonces que surgiera el nombre de Alan Silvestri, sinónimo de garantía en este tipo de filmes y el cuál necesitaba por aquella época un espaldarazo comercial en su carrera después de una sucesión de proyectos insulsos tipo “El Padre de la Novia 2” o “Sargento Bilko”.
Un caramelo que se le atragantó al compositor neoyorquino, puesto que desagraciadamente para él, vería como su partitura, grabada ya casi en su totalidad y preparada para ser montada, sería finalmente rechazada semanas antes del estreno (de hecho, algún que otro trailer de la película llevaba todavía su música), siendo sustituida por el score posteriormente comercializado de Danny Elfman.
Silvestri, para lo bueno y para lo malo, escribió ni más ni menos que lo que muchos esperábamos de él. Sin entrar a valorar lo acertado o no de su impetuosa salida del proyecto, la verdad es que su reconocible estilo sinfónico, apabullante y pleno de orquestaciones agresivas constituye la marca de la casa que ofrece sin lugar a las sorpresas para este “Misión: Imposible”.
Teniendo en cuenta lo anterior, es innegable que Silvestri, aun fiel a su impronta, no captó con demasiada fortuna los matices de una historia que iba más allá de los típicos largometrajes de acción barata en los que tantas veces ha trabajado. Aquí el autor cae en la rutina musical de la que adolecía por aquél entonces; así, pese a lo espectacular de su resolución, la partitura carece en todo momento de la chispa necesaria, perdiéndose en artificios orquestales que no ocultan sino una falta evidente de inspiración. De hecho, es una de las bandas sonoras más sosas de un autor que en esos años presentaba un preocupante encasillamiento en sus formas del que, actualmente, parece haberse recuperado para satisfacción de todos.
Un hecho que inmediatamente sorprende de su aproximación, es la circunstancia de que, contra todo pronóstico, Silvestri evita utilizar el tema original de Lalo Schifrin (o al menos en estos ocho cortes disponibles). Mientras que Elfman y los posteriores músicos de la saga presentaron sus particulares versiones de aquellos soberbios acordes del argentino -siendo Giacchino el que mejores resultados obtiene en este sentido-, Silvestri trata de imponer un tema central propio que, en esta ocasión, no parece ni demasiado retentivo ni lo suficientemente fresco como para calar en el aficionado.
Otro defecto del score es la excesiva presencia de la electrónica, abuso que a la postre resulta inusual en el Silvestri de los últimos tiempos. No en vano, los sintetizadores llegan a copar en demasía determinados cortes del álbum (pistas 1, 3 y 8), creando una sensación de frialdad que no parece comulgar demasiado bien con el dinamismo de la trama. Y ello a pesar de que el autor se esfuerza por crear un tema introspectivo (algo así como el presunto motivo de amor contenido en la pista 2) que sirva de contrate melódico, pero que acaba por quedarse a medio camino entre lo funcional y lo francamente desangelado.
Así las cosas, los seguidores de Silvestri tendrán al menos un momento de reivindicación con la pieza más destacada del compacto, el trepidante tour-de-force incluido en la pista 7 (probablemente compuesto para la secuencia final del tren, visto su peculiar ritmo “express”). Cuatro minutos y medio de incisiva música crispada, en la que las cadencias típicamente silvestrianas se conjugan con alusiones afortunadas al tema central, de gran peso en los metales e incluso con curiosas distorsiones a guitarra.
Precisamente tanto en la utilización de la guitarra eléctrica, como en lo concerniente a la estructura de ciertos fragmentos de acción escuchados, este rejected score presenta innegables paralelismos con la siguiente obra en el tiempo del autor: ”Eraser”. Algo que plantea la duda acerca de si reutilizó Silvestri parte del material preexistente en aquélla cinta a la mayor gloria de Schwarzenneger. Rumorología aparte, lo cierto es que ambos trabajos tienen un acabado sospechosamente similar, más allá de tratarse de scores coetáneos.
Vistos los desiguales resultados del músico sustituto y del sustituido, la pregunta es inevitable: ¿Mejoró Elfman los tibios resultados de Silvestri? ¿Resultó acertado su despido a última hora? Que juzgue el lector; lo que si podemos afirmar a ciencia cierta es que Silvestri se muestra en términos generales más coherente con su estilo, escribiendo un material mucho más predecible dentro su filmografía de lo que lo fue la composición elfmaniana, respecto de la peculiar impronta del eterno partenaire de Tim Burton.
Señalar, por último, que esta partitura rechazada tan sólo se haya disponible en forma de bootleg de sonido bastante decente, que dada su brevedad -menos de 30 minutos- fue publicada conjuntamente con el score original del “Delta Force” de 1986.
Valoración: * *
Tracklist:
1. Mission:Impossible Theme 1 (4:48)
2. Mission:Impossible Theme 2 (2:31)
3. Mission:Impossible Theme 3 (3:48)
4. Mission:Impossible Theme 4 (1:54)
5. Mission:Impossible Theme 5 (2:00)
6. Mission:Impossible Theme 6 (2:52)
7. Mission:Impossible Theme 7 (4:18)
8. Mission:Impossible Theme 8 (6:24)
9-16. The Delta Force Soundtrack
Autor: José-Vidal Rodríguez
MISIÓN: IMPOSIBLE II (Hans Zimmer)
Si hay un score por el que Hans Zimmer ha sido criticado hasta la saciedad, ese no es otro que ”Misión: Imposible II”. Una “misión” que Zimmer se planteó desde un primer momento como un trabajo para banda de rock, donde la improvisación y el virtuosismo solista primaba sobre el valor orquestal. El triunfo de la anarquía de Woo, tras años sometido a las dictaduras de Malick ("La Delgada Línea Roja") y Scott ("Gladiator"). Una fusión “imposible” de estilos y sonoridades supuestamente incompatibles, que el alemán despacha con sorprendente facilidad.
Este score o engancha o se aborrece. No hay término medio, cómo suele ser habitual en la filmografía del compositor, amigo de los extremos para lo bueno y lo malo.
El problema es que la polémica que siempre acompaña a sus trabajos impide ver las virtudes de una de sus propuestas técnicamente más arriesgadas y visualmente más atractivas.
Nada que decir sobre el film en si. Vehículo de lucimiento para un Cruise macarra, un Woo atronador, y la siempre hermosa Thandie Newton. El argumento vulgar, llega incluso a pesar más que las espectaculares imágenes que tratan de justificarlo. Y de nuevo, una vez más, la música a años luz del cine.
Muchos dicen que a Lalo Schifrin no le gustó nada las versiones de su famoso tema. La gente habla mucho, y sobre todo olvida que Schifrin fue también un rompedor en su tiempo, un rebelde sin causa. Es más, conociendo su sentido del humor, seguro que si Zimmer se lo hubiera ofrecido éste se habría integrado sin problemas en la “Misión: Imposible II Band”, en la que aparte del alemán a los teclados, nos encontramos a Klaus Badelt, Michael Brook, Lisa Gerrard, Nick Glennie-Smith, Jeff Rona o Heitor Pereira (dicen los rumores que hasta el propio Tom Cruise).
La marcha empieza con las guitarras, bajos y reverberaciones del impactante “Hijack”, un intenso corte de acción, donde además nos encontramos el tema antagonista. Un motivo oscuro y agobiante, con guitarras disonantes, coros graves, y las cuerdas desarrollando una insana melodía. Tema que tendrá su completo desarrollo en el corte “Ambrose”.
Pasando de puntillas por la infumable versión de “Iko-Iko” a cargo de Zap Mama (en 1988, Zimmer también era responsable de la inclusión de esta mítica canción en la banda sonora de “Rain Man”), llegamos al virtuosismo flamenco de “Seville”. Un corte donde se presenta el tema de amor de Nyan y Ethan por medio de guitarreo, palmas y caja. Sin embargo la música está al servicio del film, y Zimmer decide dar continuidad a la fiesta sevillana en la peligrosa persecución, a lo James Bond, en la carretera. Del flamenco pasamos al flamenco-techno, con Lisa Gerrard haciendo sus gorgoritos por aquí, y las guitarras eléctricas encrespando el ambiente en dura pugna con el virtuosismo de la guitarra española.
Seguimos hablando de guitarras y ahora le toca el turno a la acústica (con Heitor Pereira a los mandos) presentando dos motivos diferentes: por un lado el vitalista asociado al triunfo de los protagonistas, tanto en la misión como en el amor (véase el film), y por otro el unido al tema de amor a través de un genial arreglo.
Es turno para que los puristas se tapen los oídos: el tema hard-rockero de "Misión: Imposible II" ya está aquí (“Misson: Imposible Theme”). Apenas un minuto, pero suficiente para servir como transición en el film y de aperitivo para lo que vendrá.
“The Heist” es una especie de lounge music con algún que otro toque de blues. Un corte intrascendente y que sólo sirve para seguir proclamando la anarquía musical del score. Algo parecido le ocurre al extraño “Bio-Techno”. Su propio nombre indica el contenido del mismo.
Cuando parece que la partitura comienza a decaer, de repente todo vuelve a resurgir con los dos momentos más logrados y recordados de este score. Comenzamos por “Injection”: un increíble adagio reconvertido para guitarras con la voz de Gerrard recordando sus momentos solistas más brillantes de “Gladiator” y con la orquesta en continua evolución siguiendo los pasos del “Journey to the Line”. Sin duda un clásico en el repertorio del alemán.
Todavía afectados por la emoción de la música, nos adentramos en los terrenos de “Bare Island”; un corte absolutamente indescriptible donde ópera y rock duro se dan la mano. Es la hora de ajustar cuentas y el contraste musical no podría ser más apropiado. Nunca antes en la música de cine se había escuchado algo así.
Por supuesto, ni que decir tiene que el tema clásico de "Misión: Imposible" alcanza sus cotas más degeneradas en este corte acompañando a la mítica escena de acción de las motocicletas, con sus frenazos y piruetas imposibles (casi lo mismo que hace Zimmer con la música).
Con “Chimera”, la música se contrae volviéndose fría y atonal antes de volver a arrancar con el tema de Schifrin en “The Bait”, donde tras una presentación similar a “Hijack” entra de nuevo en juego la clásica melodía con el toque hard-rockero de Zimmer y sus chicos.
El film culmina con el enfrentamiento entre Ethan Hunt y Ambrose en la arena de la playa (“Mano a Mano”). Una pelea cuerpo a cuerpo, de las que le gusta filmar a John Woo, resuelta por Zimmer gracias a los tambores taiko y apuntes del tema de “Injection”. De nuevo, tremendo acierto el de Zimmer al usar la percusión “desnuda” de la orquesta, al igual que los protagonistas por primera vez tienen que recurrir a su físico para luchar por su vida, dejando la tecnología y las armas a un lado.
Sin duda, escuchando “Mission: Accomplished” muchos sabrán para donde se decantó finalmente la balanza de “Mano a Mano”. El tema del triunfo (con unas sospechosas reminiscencias a un tema de “La Roca”, curiosamente también con Nick Glennie-Smith de por medio…) es aquí presentado en su versión integra. Un motivo emocional y vitalista que precede a un oportuno recordatorio del tema de amor en el inolvidable “Nyah and Ethan”, interpretado con gran pasión por el inimitable Heitor Pereira.
Valoración: * * * ½
Mission: Impossible 2
2000
Hollywood Records HR-62277-2
45.56
1. Hijack
2. Iko-Iko Performed by Zap Mama
3. Seville
4. Nyah (Film Version)
5. Mission: Impossible Theme
6. The Heist
7. Ambrose
8. Bio-Techno
9. Injection
10. Bare Island
11. Chimera
12. The Bait
13. Mano A Mano
14. Mission: Accomplished
15. Nyah And Ethan
Autor: Pablo Nieto
MISIÓN: IMPOSIBLE III (Michael Giacchino)
Con gran impaciencia, y por qué no decirlo, con cierta dosis de fe, era esperado el nuevo trabajo de Michael Giacchino para una de las sagas de ficción más famosas de las últimas décadas, en lo que representaba quizá la mejor oportunidad de la que había dispuesto hasta el momento el joven compositor para demostrar, de una vez por todas, las tremendas cualidades como músico que algunos creen intuir en él, más allá de los esporádicos destellos de calidad que ha dejado asomar en alguna que otra ocasión, enterrando definitivamente los juicios de valor que han apuntado una y otra vez a que en su haber no hay nada más allá que una probada habilidad mimética para con otros compositores.
Pues bien, en su particular juego del despiste, Giacchino se ha quedado de nuevo en tierra de nadie, no contentando ni a los más incansables optimistas ni a los más agoreros pesimistas.
Con un gran despliegue de recursos a su disposición, entre los que se incluye los 112 instrumentos reunidos por la Hollywood Studio Symphony, y con la inestimable colaboración de profesionales de la talla del reputado, y veterano, Jack Hayes (orquestador de obras tan importantes como, por ejemplo, “El Nadador” de Marvin Hamlisch), Giacchino da nuevamente una de cal y otra de arena. Mostrando un gran respeto por el material original de Schifrin, Giacchino provee de poca variedad sonora a su composición, defecto que en parte está condicionado por la unidimensionalidad de la propia película.
De rutinaria y poco sobresaliente podríamos calificar la propuesta musical del compositor durante la primera mitad de la obra.
Salvo excepciones como el tema “Evacuation”, donde se evidencia un interesante y complejo trabajo en la armonía gracias a un ostinato para cuerdas y a unas pulsantes trompetas que amenizan la escucha, la gran mayoría de los cortes que componen esta parte de la obra trasmiten la sensación de ser, mayormente, una simple extensión del modesto trabajo de Giacchino para la serie de televisión “Alias” o, en menor medida, de su reciente “Lost” (como se puede observar en los emotivos elementos utilizados en “Special Agent Lindsey Farris”, el tema de amor de “Ethan and Julia” y la suave cadencia del piano en “Reparations”).
Sensaciones muy diferentes trasmiten temas como “The Chutist”, donde el suspense deja paso a una secuencia de acción que monopoliza la pantalla.
Con un tenso motivo rítmico, y la presencia mediante las trompas y la percusión del tema asociado al IMF (Impossible Mission Force), que ya oiríamos en “Factory Rescue” y “Evacuation”, Giacchino da paso a un disonante piano que ejecuta una escueta variación del tema clásico de “Misión: Imposible”. El electrizante staccato desarrollado por la percusión toma el relevo hasta el abrupto final que cierra el corte.
A continuación de “The Chutist” encontramos sin duda el mejor tema de la obra, y posiblemente uno de los mejores de toda la carrera del compositor estadounidense. “Hunting for Jules” apabulla desde su inicio principalmente por su elaborada complejidad y, en menor medida, por el atrevimiento que destilan algunos de sus pasajes sonoros.
Utilizando elementos polirítmicos y politonales, fíjense en el enfrentamiento entre las trompetas y las tubas, Giacchino abre el corte con unos graves y disonantes metales que dan paso a un rápido y pulsante efecto para cuerdas y piano. A partir de ese momento un motivo de cuatro notas, para viento y madera, hace acto de presencia con el acompañamiento de los metales al que se suma una juguetona flauta. Inmersos ya en el clímax de la pieza, las trompas ejecutan dramáticas florituras que desembocan en un ostinato para viento, acompañado por la interpretación disonante de las cuerdas y el arpa, como colofón a tanta excelencia.
Para finalizar la edición se incluye un corte que en si mismo resulta una pequeña curiosidad y no tiene presencia en la película. "Schifrin and Variations" es en realidad una demo escrita originalmente por Giacchino, a finales del 2005, que iba a utilizarse para los títulos de crédito finales.
Habiendo dejado pasar una oportunidad única. Sólo nos queda esperar, nuevamente, a que en futuros proyectos el compositor estadounidense pueda despejar la incógnita que continuamente se proyecta sobre él y, definitivamente, muestre signos, positivos o negativos, de si estamos ante un músico a tener en cuenta en el futuro.
Valoración: * * *
Mission: Impossible III
2006
Varèse Sarabande 302 066 733 2
65.00
1. Mission : Impossible Theme
2. Factory Rescue
3. Evacuation
4. Helluvacopter Chase
5. Special Agent Lindsey Farris
6. Ethan and Julia
7. “Humpty Dumpty Sat On A Wall”
8. Masking Agent
9. Voice Capture
10. “See You In The Sewer”
11. Davian´s Brought In
12. Bridge Battle
13. Davian Gets the Girl
14. IMF Escape
15. Disguise The Limit
16. Shang Way High
17. The Chutist
18. Hunting For Jules
19. World´s Worst Last 4 Minutes To Live
20. Reparations
21. Schifrin And Variations
Autor: David Rubiales
15-junio-2006
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